El ataque se produce en represalia por el atentado del sábado contra una base militar en Kirkuk, Irak, que provocó la muerte de un contratista estadounidense

Estados Unidos bombardea posiciones de Hizbulá en Irak y Siria

photo_camera PHOTO/REUTERS - Cuarteles generales destruidos del grupo de milicia Kata’ib Hizbulá se ven después en un ataque aéreo en Qaim, Irak, el 30 de diciembre de 2019

El Ejército de Estados Unidos confirmó el ataque aéreo materializado esta jornada contra cinco instalaciones armadas del grupo chií Hizbulá en Irak y Siria como respuesta al atentado sufrido el sábado por una base militar en el enclave iraquí de Kirkuk en el que falleció un contratista norteamericano. 

Las Fuerzas Armadas norteamericanas calificaron la ofensiva como “ataques defensivos” contra la milicia Kata’ib Hizbulá (KH) para defenderse del atentado perpetrado contra la instalación castrense de Kirkuk, según confirmó el propio Pentágono. 

"En respuesta a los ataques repetidos de Kata'ib Hizbulá sobre bases iraquíes que albergan a fuerzas de la coalición, Estados Unidos ha realizado ataques defensivos de precisión que degradarán su capacidad para futuros ataques a la coalición", señaló Jonathan Hoffman, portavoz del Pentágono, en una nota oficial. 

Los cuarteles generales destruidos del grupo de milicia Kata’ib Hizbulá se ven después en un ataque aéreo en Qaim, Irak, el 30 de diciembre de 2019

El propio Pentágono confirmó que las infraestructuras atacadas de esta milicia chií han sido tres en Irak y dos en Siria, las cuales estaban destinadas a albergar “armas y centros de comando y control utilizados por KH”.

Se responsabiliza a este grupo chií de la ofensiva lanzada con unos 30 cohetes contra la base de Kirkuk que acabó con una víctima mortal civil y que también dejó varios militares estadounidenses e iraquíes heridos, miembros todos ellos de la coalición internacional que actúa en territorio iraquí contra el terrorismo yihadista. 

Una combinación de imágenes que muestra lo que las fuerzas armadas estadounidenses dicen que son bases del grupo de milicias Kata’ib Hizbulá que fueron atacadas por las fuerzas estadounidenses, en la ciudad de Al-Qa'im, Irak, el 29 de diciembre de 2019

Por su parte, Irak confirmó la muerte de cuatro milicianos chiíes en el ataque norteamericano dispuesto. La Comandancia de las Operaciones Conjuntas de Irak ratificó el fallecimiento de hasta cuatro combatientes de las milicias progubernamentales Multitud Popular, integradas sobre todo por chiíes, en el ataque estadounidense llevado a cabo en la provincia de Al-Anbar, en el oeste del territorio iraquí y fronteriza con Siria. 

"La sede de la Brigada 45 de la Multitud Popular en las zonas de Al-Salum y Al-Harach fue blanco de tres ataques aéreos estadounidenses, que causaron la muerte de cuatro combatientes e hirieron a 30 miembros" de la Brigada, detalló en un comunicado la Comandancia que integra a los cuerpos de seguridad de Irak.

Mapa de Irak y Siria localizando los ataques de los Estados Unidos

Entre los muertos por la ofensiva de EEUU se encuentra Abu Ali Khazali, líder de las Brigadas iraquíes de Hizbulá, muy próximo a Qassem Soleimani, comandante de las Fuerzas Quds (cuerpo de élite del Ejército de Irán).

El ataque ocurre después de que a principios de diciembre cinco misiles cayeran dentro de la base militar estadounidense de Ain al-Asad, en la provincia de Al-Anbar (oeste de Irak), sin que se produjesen víctimas. Días antes, el secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, había visitado la base con motivo de Acción de Gracias.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark Esper, habla sobre los ataques aéreos de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Irak y Siria, el 29 de diciembre de 2019. Con él están el general del Ejército de los Estados Unidos Mark Milley y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo

Irak sigue padeciendo un momento bastante convulso por la situación sociopolítica del país; inmerso en numerosas protestas ciudadanas provocadas por el escenario de corrupción institucional instalado desde hace ya años y por la falta de oportunidades y ausencia de servicios básicos que sufre la población. Desde el 1 de octubre la ciudadanía se lanzó a las calles para exigir un cambio de rumbo y una renovación de la clase política. 

Protestas que han dejado ya en torno a 1.000 muertos y hasta 20.000 heridos y que se vinculan también con el rechazo ciudadano a la injerencia de Estados Unidos e Irán en las cuestiones nacionales. Viene siendo denunciada desde hace tiempo la sumisión de las autoridades iraquíes al régimen de los ayatolás, que estaría utilizando Irak en beneficio de sus intereses en Oriente Medio, apoyándose en los grupos afines a la rama chií del islam de la que es uno de los estandartes; rival en este caso de la versión suní del islam, de la que Arabia Saudí, enemigo manifiesto de Irán, es el principal representante en la región. 

Esta foto aérea tomada desde un helicóptero muestra la base aérea de Ain al-Asad en el desierto occidental de Anbar, Irak, el domingo 29 de diciembre de 2019. Un general iraquí dijo el domingo que se ha reforzado la seguridad alrededor de la base aérea de Ain al-Asad, un complejo en expansión que alberga a las fuerzas estadounidenses, tras una serie de ataques

A esto se suma que Irak sigue sufriendo una situación de desgobierno total tras las pasadas renuncias a sus cargos del ex primer ministro Adel Abdul-Mahdi y del presidente Barham Saleh. Este último se vio obligado a dejar el sillón presidencial al negarse a nombrar candidato a primer ministro a Asaad al-Eidani, representante del bloque proiraní denominado Binaa, integrado por la Alianza Fatah de Hadi al-Amrir y la Coalición del Estado de Derecho del ex primer ministro Nouri al-Maliki. Saleh alegó para su negativa el obvio argumento de que un elemento próximo a Irán no sería reconocido por toda la población que reniega de la intromisión persa en Irak. 

Este contencioso llega en un momento en el que Mark T. Esper, secretario de Defensa de Estados Unidos, anunció la retirada de tropas de África y de Oriente Medio. Movimiento encaminado a centrar los esfuerzos en grandes potencias rivales de EEUU como China y Rusia, reduciendo así la participación en misiones internacionales contra grupos terroristas que no suponen una amenaza directa para el territorio estadounidense. En concreto, en Irak se prevé una reducción a la mitad de los 5.000 efectivos militares destinados allí. 

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