La nación estadounidense ha alertado además sobre el expansionismo de Rusia en Libia tras haberse posicionado en Siria

Estados Unidos denuncia el acoso ruso a un avión de reconocimiento en el Mediterráneo

PHOTO/TWITTER - Captura de video muestra avión ruso Sukhoi próximo a aeronave de reconocimiento P-8A de la Marina de Estados Unidos

La Marina de Estados Unidos adscrita al área de Europa y África en el Mediterráneo alertó el martes por la noche que dos aviones rusos volaron de manera insegura y no profesional para interceptar una aeronave de reconocimiento norteamericana, concretamente un modelo P-8A de la patrulla marítima de reconocimiento, en el espacio aéreo circunscrito al mar Mediterráneo.

La Marina estadounidense indicó en un comunicado oficial que "dos aviones Sukhoi 35 rusos interceptaron de manera insegura un avión de vigilancia perteneciente a la sexta flota estadounidense sobre el Mediterráneo". "Se determinó que la intervención era insegura y no profesional, y que duró 64 minutos", agregó el comunicado. El Ejército norteamericano reseñó en la red social Twitter que solamente esperan nada más que “acciones seguras y profesionales” en este ámbito frente a la agresiva postura rusa. 

La Marina añadió que "las medidas innecesarias tomadas por los pilotos rusos de los Sukhoi 35 son inconsistentes respecto a las buenas maniobras y las reglas de vuelo internacionales, y ponen en peligro la seguridad de vuelo de los aviones".

Momento en que los aviones rusos vuelan cerca del avión de la Marina de Estados Unidos P-8A Poseidón

Según el medio americano CNN, los funcionarios estadounidenses creen que Rusia es muy sensible a los aviones de vigilancia que operan en el Mediterráneo oriental, debido a las operaciones militares rusas en Siria, país de Oriente Medio donde la nación rusa apoya militarmente al régimen de Bachar al-Asad en su lucha contra los insurgentes atrincherados en el reducto de la provincia de Idlib. El Gobierno sirio argumenta que en esa región se refugian elementos del terrorismo yihadista que deben ser eliminados para poder pacificar y unificar el país. 

Un avión de patrulla marítima Boeing P-8A Poseidón de la Marina de Estados Unidos

EEUU volvió a retomar su interés en Siria después de haber abandonado el territorio en octubre de 2019 tras el acuerdo suscrito con Turquía para establecer una zona de seguridad, de la que debían salir los kurdo-sirios por exigencia del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, cuyo objetivo es hostigar a la etnia kurda bajo la excusa de que llevan a cabo actos terroristas en el sur del territorio otomano. Mientras, la nación turca es acusada de injerencia en el conflicto bélico sirio mediante el emplazamiento de puestos de control en el norte del país árabe y el aporte de fuerzas militares e incluso mercenarios a sueldo provenientes de ex filiales de grupos terroristas como Al-Qaeda. Un posicionamiento turco que choca con la postura de la coalición formada por el presidente ruso Vladimir Putin y el régimen de Al-Asad. 

Captura de video muestra avión ruso Sukhoi próximo a aeronave de reconocimiento P-8A de la Marina de Estados Unidos

Estados Unidos fue criticado por esa marcha de Siria al abandonar a las facciones kurdas de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG, por sus siglas en turco), que ayudaron a las fuerzas norteamericanas a derrotar a Daesh sobre el terreno hace un año, cuando cayó el núcleo resistente de Al-Baghouz. El retorno del interés del Ejecutivo de Donald Trump tiene que ver ahora con la intención de posicionarse sobre los grandes centros sirios de producción petrolera, muy atractivos para diferentes participantes en la guerra siria. 

La Rusia de Vladimir Putin ha sido un firme aliado de Al-Asad en el marco de la guerra civil siria, que se inició en 2011; y esta fuerte presencia en el mar Mediterráneo se acrecienta con las últimas informaciones que apuntan a la expansión rusa a Libia, país norteafricano del arco mediterráneo donde se desarrollar otra guerra civil desde 2014 entre el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés) del primer ministro Fayez Sarraj y el Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés) del mariscal Jalifa Haftar, quien pretende acabar con el último bastión del GNA en la capital Trípoli, bajo la excusa de que esta zona acoge elementos yihadistas y de la necesidad de reconquistar todo el país al completo para llevar a cabo un nuevo proceso democrático. Por su parte, Fayez Sarraj, cuyo Ejecutivo es reconocido por la Organización de Naciones Unidas (ONU) desde 2016, aduce que la ofensiva de las huestes de Haftar es un auténtico golpe de Estado contra el poder establecido. 

El presidente de Rusia, Vladimir Putin

Precisamente, el último encontronazo aéreo entre EEUU y Rusia con la intercepción del avión de reconocimiento estadounidense por parte de cazas rusos se produce justo cuando el gigante norteamericano ha denunciado que Rusia se está expandiendo en Libia como hizo en Siria. 

El Ejército de Estados Unidos para África (AFRICOM) denunció que Rusia está extendiendo su influencia militar en el país norteafricano al igual que hizo en la nación de Oriente Medio, trasladando al país del norte de África aviones de combate y facilitando la llegada de Empresas de Seguridad Militar Privada (PSMC, por sus siglas en inglés) como el Grupo Wagner, propiedad del oligarca ruso Yevgeny Prigozhin, amigo íntimo del presidente, Vladímir Putin. Un empresario del que ya se habló en Atalayar por el apoyo que brinda al máximo dirigente ruso. 

Aunque al Grupo Wagner se le considera una más de tantas compañías militares privadas, tiene sus peculiaridades. A diferencia de otras formaciones, como la estadounidense Blackwater u otras compañías de mercenarios, a esta entidad se le debería considerar como un actor casi estatal del entorno de la seguridad, y no tanto como una compañía de seguridad privada con un interés exclusivamente económico. Solo actúa allí donde existen intereses rusos en juego y siempre siguiendo las directrices de la política exterior del Kremlin.

En un comunicado difundido a los medios, el máximo responsable de AFRICOM, el general Stephen Townsend, apoyó su denuncia con fotografías en las que se podía observar lo que parecían ser aparatos MiG-29 y un Sukhoi en vuelo hacia Libia desde una base rusa en territorio bajo control del presidente sirio Bachar al-Asad.

Avión de combate ruso MiG-29

"Rusia claramente está tratando de inclinar la balanza a su favor en Libia. Tal como vimos que hizo en Siria, están expandiendo su presencia militar en África utilizando a grupos mercenarios apoyados por el Gobierno, como Wagner", afirmó.

La denuncia norteamericana se produce días después de que el ministro de Interior del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), sostenido por la ONU en Trípoli, Fathi Bashagha, denunciara el aterrizaje en Libia de seis aviones de combate rusos -cuatro MiG-29 y dos Sukhoi Su-24, que según su versión habían llegado escoltados desde Siria en apoyo a las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, líder del LNA y representante del Gobierno oriental de Tobruk. 

Precisamente, la guerra en Libia se ha convertido en una pugna en la que intervienen varios actores internacionales. Por un lado, el GNA de Fayez Sarraj está apoyado por Turquía (que ha desplazado a territorio libio incluso mercenarios sirios a sueldo procedentes de antiguas facciones de organizaciones yihadistas), Qatar e Italia; mientras, el LNA de Jalifa Haftar recibe el soporte de Rusia, Francia, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Egipto. 
 

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