El Pentágono ha lanzado una contraofensiva contra las posiciones de las milicias pro-iraníes en respuesta a la muerte de dos estadounidenses y un británico en el ataque del miércoles

Estados Unidos mata a un comandante iraní en Irak

photo_camera AP/SUSANNAH GEORGE - Soldados del Ejército de Estados Unidos realizan una patrulla de reconocimiento en una aldea rural cerca de un puesto de avanzada de la coalición en el oeste de Irak

Uno de los comandantes de las Fuerzas Quds -el cuerpo de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica iraní (IRGC, por sus siglas en inglés)- el general Siamand Mashhadani, ha muerto este jueves en un bombardeo estadounidense dirigido contra el centro de control de las milicias pro-iraníes en la ciudad de Jurf al-Sakhr, al sur de la capital, Bagdad. Así lo ha desvelado Al-Ain, publicación que también ha informado de la muerte de un líder de la organización libanesa Hizbulá, Wissan Tufayli, y de altos mandos de la IRGC, aunque sin especificar las identidades.

La contraofensiva lanzada por el Pentágono en Irak se ha producido en respuesta a la muerte de dos nacionales del gigante norteamericano y un británico en el ataque de este miércoles contra la base militar de Taji, ubicada al norte de Bagdad. También resultaron heridas otras 10 personas. Aunque todavía se desconoce la autoría, todo apunta, por el tipo de proyectiles empleados, que se trata de una ofensiva lanzada por las milicias iraquíes pro-iraníes, las denominadas Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés) o Hashd al-Shaabi. La propia organización no lo ha confirmado, pero tampoco lo ha desmentido: “Dios envía bendiciones a quienes emprendieron la operación yihadista exacta que atacó a las fuerzas estadounidenses de ocupación en la base de Taji […]  Es hora de obligar a los agresores a irse”, han publicado en su página web. 

“El Ejército estadounidense no dudará por un momento en atacar a cualquier objetivo que ataque a las fuerzas de la coalición internacional en Irak”, ha asegurado el secretario de Defensa de la Casa Blanca, Mark T. Esper. El campamento militar, que fue alcanzado por 18 cohetes Katyusha, alberga a los miembros de la Operación ‘Inherent Resolve’ -entre ellos soldados españoles- una misión internacional liderada por EEUU que se dedica a luchar contra el grupo yihadista Daesh, también conocida como Coalición Global. 

En el día de ayer, el secretario de Estado, Mike Pompeo, en una conversación telefónica con su homólogo británico Dominic Raab, ya aseguró que los responsables de los ataques deberían “rendir cuentas”. En la misma jornada, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), informó de que al menos 26 combatientes habían perecido como consecuencia de un bombardeo estadounidense en la ciudad fronteriza de Albukamal, localizada entre Siria e Irak. En total, el Pentágono ha dado la orden de atacar tres posiciones concretas: dicha localidad, el centro de control y un último objetivo emplazado también al sur de la capital, Karbala, donde se encontraban un aeropuerto en construcción y una fábrica de misiles y drones iraníes, que han quedado totalmente destruidos. 

Miembros de las Fuerzas de Movilización Popular iraquíes (PMF) en un desfile militar en la ciudad de Taza

“Estos ataques fueron defensivos, proporcionales y en respuesta directa a la amenaza planteada por los grupos de milicias chiíes respaldados por Irán que continúan atacando bases que albergan las fuerzas de la Coalición”, ha subrayado el Departamento de Defensa estadounidense en un comunicado. 

“No toleraremos los ataques contra los estadounidenses. Todas las opciones de respuesta están disponibles y estamos trabajando con nuestros socios para responsabilizar a los autores de este ataque terrorista”, ha recalcado Esper. Desde el pasado mes de octubre, se han contabilizado al menos 22 ataques contra los intereses estadounidenses en el país de Oriente Medio.

Hace tan solo una semana, dos cohetes Katyusha impactaron contra la denominada Zona Verde de Bagdad, que alberga a las principales misiones diplomáticas extranjeras, entre ellas la del gigante norteamericano. Uno de ellos aterrizó cerca de la entrada al recinto y otro en las inmediaciones del edifico turco. Tres días antes, otros proyectiles cayeron en la misma área. En ninguno de los dos casos se produjeron víctimas mortales.

Además, cabe recordar, en este punto, que hace justo un mes, varios cohetes impactaron contra la base militar K1 de Kirkuk, al norte de Irak. Esa instalación fue objetivo el pasado 27 de diciembre de otro ataque en el que perdió la vida un contratista estadounidense, incidente que provocó el estallido de la tensión entre las dos superpotencias. El ataque que lanzaron las milicias el pasado 8 de enero contra la base iraquí de Al-Asad, como respuesta a la muerte del comandante de las Fuerzas Quds, el general Qassem Soleimani, y del vicepresidente de las milicias iraquíes pro-iraníes Fuerzas de Movilización Popular (PMF, por sus siglas en inglés), Abu Mahdi al-Muhandis, cinco días antes, provocó lesiones a cerca de un centenar de soldados estadounidenses.

Chiíes iraquíes marchan durante un desfile que marca el Día de Al-Quds (Día de Jerusalén), en Bagdad, Irak
Repunte de la tensión entre Washington y Teherán

La muerte del general Siamand Mashhadani recuerda, indudablemente, a la de Soleimani. Por ello, los expertos auguran un nuevo pico de tensión entre EEUU e Irán, que podría traer, de nuevo, una escalada de violencia sin precedentes como la que ha tenido lugar estos dos últimos meses. 

Los paralelismos son significativos: Soleimani ha sido siempre considerado como un “héroe nacional”, por su rol estratégico en la política exterior iraní. Bajo su mandato, las Fuerzas Quds contribuyeron de manera muy notable a la derrota territorial de Daesh en Irak. El pueblo iraní lo despidió en un multitudinario funeral y fue agasajado con los honores militares de más alto rango de la República Islámica. Mashhadani, por su parte, también estaba considerado como una pieza clave en la estrategia exterior de Irán. Su misión era supervisar el comando y el control de las PMF, cuya vicepresidencia ostentaba, como ya se ha mencionado, Al-Muhandis. Aunque no existen referencias al general ni en árabe ni en farsi, como explican desde Jerusalem Post, se cree que también era un alto mando, aunque si bien es cierto no al nivel de Soleimani.

En cualquier caso, que Estados Unidos haya acabado con la vida de un general iraní implica que Irán, o sus milicias en Irak, puedan lanzar nuevas represalias contra los intereses estadounidenses, como ya sucedió en la base de Al-Asad. A este respecto, el general de brigada Hossein Dehghan, uno de los principales asesores militares del líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, declaró hace un mes a Financial Times que, con el tiempo, se producirían “ataques complementarios” con el objetivo de expulsar a las fuerzas estadounidenses de la región. El militar iraní aseguró, no obstante, que no organizarían ataques directos contra el gigante norteamericano, “a menos que EEUU lo hiciese contra Irán”, pero, también, que “no evitarían” que otros agentes actuaran contra lo que han denominado “la ocupación norteamericana”.
 

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