Estados Unidos se decide al fin por incluir el supremacismo blanco como amenaza terrorista
Desde el 11-S, la amenaza terrorista es percibida como una de las mayores preocupaciones por parte de la sociedad estadounidense. Lo que sí ha cambiado desde entonces es la naturaleza del mismo, un terrorismo cada vez más complejo y en evolución, especialmente, dada la creciente amenaza de actores nacionales inspirados en ideologías violentas extremistas.
Entre ellos se encuentran por primera vez el supremacismo blanco extremista violento, catalogado como amenaza terrorista doméstica en la última estrategia antiterrorista de Estados Unidos presentada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés). El director del FBI, Christopher Wray, llegó a decir al Congreso en julio que la mayoría de las investigaciones de terrorismo interno de la agencia desde octubre estaban relacionadas con la supremacía blanca. Así, el creciente y preocupante fenómeno se sitúa como una de las grandes amenazas en materia de seguridad nacional.
La percepción de que los terroristas son fundamentalistas yihadistas es cada vez menor, pese a que Daesh y Al Qaeda sigan siendo las dos amenazas radicales terroristas islamistas más apremiantes a la seguridad nacional de EEUU, y la sociedad estadounidense exigía que se recogiera a nivel nacional. Así, la decisión de incluir al supremacismo blanco como amenaza terrorista se produce tras una serie de ataques violentos que se han producido en el país en los últimos años y en un clima nacional en el que la lucha contra el supremacismo blanco se ha convertido en una prioridad.
El atentado supremacista perpetrado el 3 de agosto, supuestamente por un joven blanco de 21 años y residente en Dallas, contra un centro comercial en El Paso (Texas), que dejó al menos 22 muertos, fue uno de los actos determinantes para que se tomaran cartas en el asunto: el Departamento de Seguridad Nacional tiene a casi 4.000 empleados basados en El Paso.
Este atentado estuvo precedido de otros ataques supremacistas en el país, un fenómeno que se ha convertido en un reto de seguridad nacional. Por ello, la decisión del DHS de incluirlo por primera vez desde que se creó, en noviembre de 2002, supone un paso al frente en la lucha contra el fenómeno que cada año deja más muertos.
Además, llega después de que el presidente, Donald Trump, haya sido criticado en varias ocasiones por no condenar lo suficiente los casos de supremacismo blanco que se han producido en el país. De todas formas, para algunos la nueva estrategia antiterrorista choca frontalmente con algunas de las políticas que Trump ha avanzado y que colocan a musulmanes o latinos en el punto de mira.
Las palabras 'supremacismo blanco extremista violento' aparecen mencionadas en hasta nueve ocasiones en la nueva estrategia nacional presentada en septiembre, un nuevo marco estratégico para contrarrestar el terrorismo internacional y nacional en Estados Unidos.
"El supremacismo blanco extremista violento, un tipo de extremismo violento de motivación racial y étnica, es una de las fuerzas más potentes que impulsan el terrorismo doméstico. Atacantes solitarios, a diferencia de las células u organizaciones, generalmente perpetran este tipo de ataques. Pero también son parte de un movimiento más amplio. La perspectiva del supremacismo blanco extremista violento generalmente se caracteriza por el odio hacia los inmigrantes y las minorías étnicas, a menudo combinando estos prejuicios con antisemitismo virulento o puntos de vista islamófobos", describe con claridad la nueva estrategia nacional antiterrorista de EEUU.
Desde 2009 hasta 2018, la extrema derecha ha sido responsable del 73% de las muertes relacionadas con el extremismo a nivel nacional, según un estudio de 2019 de la Liga Anti-Difamación (ADL, por sus siglas en inglés), recoge la revista Time. "Desde el 11 de septiembre, los supremacistas blancos y otros extremistas de extrema derecha han sido responsables de casi el triple de ataques en suelo estadounidense que los terroristas islámicos", informaba el mismo medio de comunicación hace unas semanas. De esta manera se constata que la naturaleza de las amenazas terroristas en el país norteamericano ha cambiado considerablemente en dicho tiempo e ilustra la urgencia que tenía Washington en abordarlo a nivel federal.
La nueva estrategia antiterrorista destaca la similitud entre los dos grupos de amenazas terroristas, las del islamismo radical y las del supremacismo blanco, utilizan las redes sociales e internet para conectar con personas de ideas afines en línea. "Además de las principales plataformas de redes sociales el supremacismo blanco extremista violento usan sitios menos conocidos como Gab, 8chan y EndChan, así como canales encriptados. Celebran las teorías de violencia y conspiración sobre 'el reemplazo étnico' de los blancos como la etnia mayoritaria en varios países occidentales son prominentes en sus círculos en línea", recoge la estrategia nacional.
El departamento de seguridad nacional se refiere a Renaud Camus el ideólogo detrás de los terroristas supremacistas blancos. Camus es conocido por popularizar la teoría de 'el gran reemplazo' que inspiró a terroristas supremacistas blancos en EEUU, como el de El Paso o el ataque en San Diego que dejó un muerto) o al de Christchurch (Nueva Zelanda) que dejó 51 muertos.
"La supremacía blanca es una ideología fundamentalmente violenta que ha estado creciendo a un ritmo alarmante, llevando a un tiroteo masivo tras otro. Ya es hora de que reconozcamos el nacionalismo blanco por la mayor amenaza terrorista que es", escribía la congresista Alexandria Ocasio-Cortez en su perfil de Twitter ayer celebrando la decisión del Departamento de Seguridad Nacional.
La designación del supremacismo blanco como una forma de terrorismo en EEUU supondrá que el país vigilará mucho más de cerca este fenómeno. Así, el Gobierno aspira a identificar de mejor manera las amenazas domésticas provenientes del movimiento de supremacismo blanco para evitar ataques como el de El Paso.
Queda por ver si la designación del supremacismo blanco como amenaza terrorista doméstica se traduzca en más recursos en la investigación del nacionalismo blanco, tanto para medidas preventivas como correctivas.
