Más de dos meses después de la muerte de Mahsa Amini, los iraníes siguen exigiendo cambios, libertad y justicia

“Estas protestas son semillas que en algún momento brotarán”

photo_camera AFP/UGC - Una mujer sin velo se dirige al cementerio de Saqqez, la ciudad natal de Mahsa Amini

Con el objetivo de analizar la actual situación de las protestas en Irán y sus posibles consecuencias, la Fundación Alternativas ha organizado un coloquio en el que han participado Ángeles Espinosa, periodista, escritora y excorresponsal de El País en Teherán; Luciano Zaccara, profesor en el Gulf Studies Center, University of Qatar; Anahita Nassir, politóloga experta en Irán de la Fundación IBO; y Maryam Eftekharian, hispanista, traductora y profesora de español, inglés y persa.

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En primer lugar, es necesario definir qué es lo qué esta ocurriendo en Irán. Muchos analistas y medios de comunicación lo han descrito como una ‘revolución’, pero, de acuerdo con Espinosa, este término se aplica a procesos que ya han concluido. “Es difícil definir en medio de un proceso la forma en que va a acabar”, admite la periodista. No obstante, sí señala que, después de varias semanas de protestas, podemos hablar de “movimiento revolucionario”.

Esta oleada de protestas comenzó después de la muerte de la joven kurda Mahsa Amini de 22 años a manos de la policía de la moral por llevar mal colocado el velo islámico. Como respuesta y para expresar el rechazo contra su asesinato, cientos de mujeres comenzaron a salir a las calles sin hiyab y, en muchas ocasiones, lo quemaron en forma de protesta. Sin embargo, las manifestaciones actuales son “algo más”. “Desborda al ámbito del feminismo y aspira realmente a un cambio de régimen”, declara Espinosa, quien destaca también el importante apoyo de los hombres, especialmente jóvenes.

Para entender la actualidad y las protestas que se están llevando a cabo en Irán es necesario contextualizar y conocer el papel que han tenido las mujeres en movimientos políticos y sociales.

“La mujer siempre ha sido una parte activa de todos estos movimientos”, afirma Zaccara, quien recuerda que el papel de la mujer en la revolución islámica es “innegable”. Igualmente, afirma que la sociedad iraní siempre ha protagonizado numerosas protestas, mencionando las más recientes, la de 2009 y la de 2017-2019.

Por este motivo, Zaccara subraya que “no es sorprendente que la mujer haya tenido esta participación” en las protestas actuales, aunque coincide con Espinosa y remarca que esto “ya va más allá”, ya que las manifestaciones están involucrando a personas de distintos grupos sociales, edades, así como un gran número de hombres.

“El régimen va a reprimir, no va a ceder”

Como era de esperar, el régimen iraní ha respondido con violencia a las protestas. De acuerdo con los últimos datos de Iran Human Rights, al menos 448 personas -incluidos 60 niños- han sido asesinadas por las fuerzas de seguridad. No obstante, es probable que este número sea mucho mayor. También cabe destacar la situación de los heridos, ya que muchos de ellos optan por no acudir a centros de salud por miedo a ser detenidos.

Analistas y periodistas se preguntan ahora si el Gobierno estaría dispuesto a ceder en ciertas demandas con el fin de que las protestas concluyan. “El régimen va a reprimir, no va a ceder”, asegura Nassir. La politóloga especializada en Irán cree que las autoridades no van a ceder respecto al velo islámico “porque es un símbolo”. “Van a venir tiempo duros, pero hay mucha esperanza”, apunta.

Desde que comenzaron las protestas se le ha dado mucha importancia al hiyab, ya que fue el motivo de la muerte de Amini. Sin embargo, los iraníes destacan que las protestas no son solo por el velo. “El mundo cree que el problema es el hiyab. Lo que estamos exigiendo las mujeres es volver a tener los derechos fundamentales que teníamos antes de la Revolución. Teníamos un país más liberal, no había segregación en las aulas, ya había empezado la modernización”, explica Eftekharian. Entonces, las mujeres iraníes disfrutaban de más libertades y derechos. Existía el derecho al aborto y tenían más responsabilidades respecto a los hijos. Asimismo, aumentó la edad mínima para el matrimonio de las chicas, de 13 a 18 años. “Después de la Revolución nos miran como una herramienta sexual”, lamenta la profesora y traductora. “Con este Gobierno hemos retrocedido 100 años. Solo queremos volver a conseguir nuestros derechos fundamentales”, recalca.

Después de varias semanas de intensas protestas y sin señales de que estás lleguen a su fin pronto, cabe preguntarnos que van a provocar en el país. ¿Habrá reformas políticas? ¿Se producirá un cambio de régimen? ¿El régimen se tornará aún más represivo?

Espinosa, al igual que Nassir, opina que el Gobierno iraní “no está dispuesto a ceder ámbitos de poder”. La periodista y excorresponsal en el país indica que el régimen tiene como experiencia las Primaveras Árabes o la Revolución de 1979. “Han visto que cuando una dictadura cede, termina cayendo”, señala.

Respecto al futuro del país, Espinosa admite que su temor es que se produzca un cambio de régimen que convierta a Irán en una dictadura militar. “Irán ya no es un país de ayatolás, el verdadero poder está en la Guardia Revolucionaria”, remarca. Las fuerzas armadas tienen el monopolio de las armas, de lo relacionado con el programa nuclear y se han hecho con el control de la economía. Por estos motivos, esta élite político-militar “no está dispuesta a ceder”.

En este sentido, Espinosa indica que este riesgo hace que mucha gente que sí está a favor de las protestas no salga a las calles por miedo a que la situación empeore. Zaccara coincide, destacando la importancia del “factor de miedo” entre la población. Si el régimen cae, también lo harían las empresas controladas por el Gobierno, por eso, que “familias de clase media-baja que dependen de estas compañías salgan a la calle es difícil”.

“Las sanciones han ayudado a que el Gobierno reprima más al pueblo”

A medida que las protestas avanzan, los iraníes -tanto en el país como en la diáspora- piden a la comunidad internacional medidas y apoyo. “Teniendo en cuenta que la diáspora iraní en el extranjero es muy variada primero hay que ponerse de acuerdo. Todos estos movimientos tienen tanta repercusión mediática en el extranjero porque apelan a un derecho universal”, declara Nassir. Además de la igualdad de género, los iraníes piden poner fin a la discriminación étnica, religiosa y también económica. “Estas protestas son semillas que en algún momento brotarán”, añade la politóloga.

Nassir hace un llamamiento para que sigamos siendo “el altavoz de la población iraní”. Por otro lado, pide a los Gobiernos que abandonen la “hipocresía occidental” -la politóloga ha denunciado que los perdigones y balas que usan las fuerzas de seguridad provienen de Francia e Italia-, tomen medidas más firmes y soliciten investigaciones independientes como ha hecho recientemente Naciones Unidas.

En este sentido, Nassir también plantea que se estudie si las sanciones económicas impuestas a Irán realmente afectan a la élite. “Las sanciones, en general, acaban impactando en la sociedad porque los gobernantes terminan encontrando medidas alternativas”, explica.

El dinero iraní sigue fluyendo hacia grupos afines en Oriente Medio como Hezbolá, lo que demuestra que las sanciones no han debilitado al régimen. “Las sanciones solo afectan a la gente, gente que quizá ahora no puede permitirse salir a las calles porque necesitan dinero y trabajo”, apunta Nassir. “Las sanciones han ayudado a que el Gobierno reprima más al pueblo”, añade.

Respecto a las sanciones, Espinosa apunta que “sirven de excusa” a la hora de justificar los problemas económicos del régimen. Para la periodista, el principal problema es la corrupción.

Eftekharian también habla sobre el papel que deben tener los gobiernos occidentales, en concreto el español, con el que se sienten decepcionados. “A nivel institucional, de España no estamos recibiendo el apoyo que esperábamos”, revela. Eftekharian destaca, por ejemplo, falta de apoyo por parte de la ministra de Igualdad, Irene Montero. “Estamos exigiendo y suplicando al Gobierno de España que nos apoye, que no sean hipócritas, que hablen de la realidad de Irán”, declara.

“Las mujeres siempre hemos luchado de una u otra forma, pero esta lucha es diferente”, afirma la profesora, que recuerda que no podía hablar a los alumnos de temas como drogas o homosexualidad debido a la falta de libertad de expresión. “¿De qué me sirve formarme si no puedo expresar mi opinión?”, se pregunta Eftekharian.

El régimen incrementa su poder a través de las redes sociales

Uno de los grandes desafíos de estas protestas es verificar los datos y los vídeos. Tal y como afirma Espinosa, “la falta de acceso de medios de comunicación independientes es el mayor problema que nos hemos encontrado a la hora de informar sobre Irán”. Desde que comenzaron las manifestaciones, las autoridades no están aceptando visados.

En 2010, muchos periodistas -Espinosa incluida- fueron expulsados del país. A partir de ese momento, muchos medios comenzaron a trabajar con reporteros iraníes, expuestos a una gran presión.

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La información que nos llega de Irán son los vídeos que publican los ciudadanos en redes sociales. Grabaciones de escasos minutos que pueden tardar toda una noche en subirse a la red debido a las limitaciones impuestas por Teherán.

“Las autoridades controlan el internet porque conocen su repercusión. Para ellos, las redes sociales son una forma de incrementar su poder”, agrega la periodista, quien advierte que llamar por teléfono a iraníes que residen en el país para conseguir información no es una buena idea ya que pueden enfrentarse a graves problemas.

El Gobierno iraní “es una gran amenaza para otros países”

La mayoría de los gobiernos occidentales se han pronunciado acerca de las protestas, pero ¿cómo han actuado los países de la región al respecto?

En el Golfo, tal y como señala Zaccara “no ha habido pronunciamientos oficiales”. “Aquí se ha tomado con mucha cautela teniendo en cuenta el momento actual”, explica. Zaccara alude a la Copa Mundial de fútbol que se celebra actualmente en Qatar. El torneo, a pesar de ser un evento deportivo, está teniendo importantes connotaciones políticas. En todos los partidos de la selección iraní muchos aficionados han mostrado pancartas en favor de las protestas y recordando a Mahsa Amini, de hecho, en el debut del equipo nacional, los jugadores no cantaron el himno.

La FIFA no ha querido relacionar el deporte con la política, por ello, en el reciente partido de Irán contra Estados Unidos, la seguridad del estadio no permitió que los aficionados iraníes entrasen con banderas no oficiales o pancartas.

Respecto a otros países vecinos de Irán, Nassir asegura que un cambio podría hacer que otras naciones como Afganistán “puedan encontrar esperanza”. No obstante, recuerda que este tipo de procesos “son lentos”. Igualmente, Eftekharian asegura que el Gobierno iraní “es una gran amenaza para otros países”.

Para finalizar, los ponentes han hecho referencia a la “justicia” y la “libertad”, subrayando que son los propios iraníes los que deben provocar el cambio en el país. “Los iranies tenemos que marcar el camino. La gente lo que desea es derrocar a un Gobierno totalitario, sangriento y opresor”, concluye Eftekharian. 

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