Un político exastronauta, un ingeniero de minas y un doctor en ciencias naturales pilotan tres de las principales agencias espaciales del mundo

Estos son los nuevos capitanes que mandan más allá de la Tierra

photo_camera PHOTO/NASA Aubrey Gemignani - De 78 años, abogado, político del Partido Demócrata y amigo personal de Joe Biden, Bill Nelson jura su cargo como nuevo administrador de la NASA ante la vicepresidenta Kamala Harris

Tres de las seis agencias espaciales más importantes del mundo han relevado en las últimas semanas a sus jefes de filas. En los tres casos se trata de hombres que han demostrado sus capacidades y ahora han sido seleccionados para dirigir la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos ‒la NASA‒, la Agencia Espacial de Francia ‒el CNES‒ o la Agencia Espacial Europea, la ESA.

El que ha asumido en fecha más reciente su importante papel es el nuevo administrador de la NASA, el abogado y político demócrata Bill Nelson, que fue nominado por el presidente de Estados Unidos Joel Bien el 19 de marzo. Sin embargo, hasta el 29 de abril no ha obtenido el visto bueno del Senado ‒por unanimidad‒ y acaba de tomar posesión de su cargo ante la vicepresidenta Kamala Harris, ceremonia que ha tenido lugar el 3 de mayo.

De 78 años y amigo personal del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Bill Nelson va a tener como mano derecha en calidad de administradora asociada a Pamela Melroy, que todavía no ha obtenido el placet del Senado, pero lo obtendrá sin contratiempos. Melroy fue piloto de pruebas de la Fuerza Aérea, astronauta de la NASA y ha sido una de las dos únicas mujeres que han ejercido el mando de una misión del transbordador espacial.

La astronauta norteamericana Shannon Walker vela por el crecimiento de plantas en el interior de la Estación Espacial Internacional. Son experimentos que buscan desarrollar técnicas de cultivo para poder disponer de alimentos en las futuras colonias lunares

Nelson entra en la NASA con un pan bajo el brazo. El presidente Biden ha solicitado un aumento del 6,3% para el año fiscal 2022, lo que supone 24.700 millones de dólares, 1.500 millones más que en el ejercicio de 2021. Tal suma de dinero se va a concentrar en cuatro grandes ejes, de manera preferente en proyectos cercanos a la Tierra pero también más allá para explorar el sistema solar.

El acento se mantiene en el programa Artemis de retorno de astronautas a la Luna, que llevaría a la primera mujer y al primer astronauta de color hasta nuestro satélite natural, aunque ya no se habla de poner los pies en 2024. De forma paralela, la NASA reforzará sus misiones robóticas a Marte, que deberían culminar a finales de 2030 o principios de 2040 con la llegada de seres humanos al Planeta Rojo.

PHOTO/NASA-Bill Ingalls - El ya jefe de la NASA, Bill Nelson, sonríe el 29 de abril tras recibir el placet del Senado y obtener vía libre para pilotar la Agencia. Cuenta con la experiencia que le aporta haber dedicado gran parte de su vida política a los asuntos espaciales
Impulsar el sector espacial comercial norteamericano

Un segundo escenario en el que el Joe Biden y Bill Nelson quieren centrar el interés de la NASA es en desarrollar nuevas tecnologías que aporten mayor calidad a los beneficios derivados de las actividades espaciales. En este ámbito se busca ayudar al crecimiento de la industria espacial comercial y a impulsar el desarrollo de las energías limpias.

También existe una línea estratégica para mejorar la comprensión de la Tierra mediante un aumento sustancial de las inversiones en satélites de observación que puedan afrontar el cambio climático. Nelson será el encargado de poner en marcha una nueva generación de plataformas espaciales dedicadas a estudiar cuestiones urgentes para la salvaguarda de la salud y la vida en la Tierra.

Una cuarta línea de acción es continuar prestando atención a la Estación Espacial Internacional como laboratorio de investigación en órbita. Exige continuar con la financiación de los vuelos espaciales tripulados de ida y vuelta, seguir con los experimentos a bordo y asumir los enormes costos que requiere el envío de abastecimientos de oxígeno, alimentos, combustibles y repuestos. Todo lo anterior está orientado a mantener el complejo orbital en pleno funcionamiento al menos hasta el año 2024, con una tripulación de siete personas que gocen de plenas garantías de supervivencia.

El astronauta de la NASA Mike Hopkings muestra su alegría recién llegado a Tierra y finalizada su estancia en la ISS, misión de la que regresó el 2 de mayo pasado en la capsula Dragón

Bill Nelson toma el timón de la NASA con la experiencia de haber sido astronauta, estar presente en una misión espacial y haber dedicado gran parte de su vida política en el Senado a los asuntos espaciales. Por el contrario, el presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, se ha inclinado por proponer a un neófito en el sector para ocupar el puesto de presidente de su importante Agencia espacial.

La persona nominada por el Palacio del Eliseo es Philippe Baptiste, un ingeniero de Minas por la Universidad de Nancy que ronda los 50 años, exjefe de gabinete (2017-2019) de la ministra de Enseñanza Superior, Investigación e Innovación, Frédérique Vidal. Su siguiente cargo fue asesor de Educación Superior, Juventud y Deporte del entonces primer ministro Édouard Philippe. Antes de ser nombrado el 14 de abril por el Consejo de Ministros del Gobierno de Francia, Baptiste también ha tenido que superar una evaluación de sus méritos, en este caso por parte de la Asamblea Nacional y el Senado, que finalmente dieron su aprobación. 

El nuevo presidente de la Agencia espacial francesa (CNES), Philippe Baptiste (izquierda), junto al jefe del Estado Mayor del Ejército de Aire, general Philippe Lavigne, tras firmar un acuerdo para reforzar la protección contra drones en la base espacial de la Guayana francesa
Para reorientar a la industria espacial francesa

Con la elección de Philippe Baptiste, Emmanuel Macron ha cambiado el esquema seguido hasta ahora por la Administración francesa de entregar las riendas del CNES ‒acrónimo de Centre National d’Études Spatiales‒ a un veterano de su poderoso sector industrial. Pero el nuevo mandamás del CNES no es un enchufado. Es un acreditado especialista en el campo digital, en algoritmos e inteligencia artificial, que ha trabajado como alto directivo científico en la petrolera Total, en IBM y en instituciones oficiales de investigación.

Para pilotar la que está considerada como la principal agencia espacial de los países de la Europa occidental, Macron y su actual primer ministro Jean Castex han puesto el énfasis en la capacidad del recién llegado para reorientar a la industria espacial gala hacia aplicaciones derivadas de las tecnologías espaciales de gran impacto en su sociedad y su industria, y han descartado sus escaso experiencia y conocimiento en el ámbito espacial.

El nuevo director general de la ESA es el austríaco Josef Aschbacher. El 7 de abril presentó la Agenda 2025, la hoja de ruta en la que apuesta por estrechar las relaciones con la Unión Europea, generar misiones espaciales más ambiciosas, facilitar el acceso del capital privado a nuevos proyectos y aportar su experiencia técnica a terceros países

Philippe Baptiste sustituye a Jean-Yves Le Gall, todo un veterano y buen conocedor de la astronáutica mundial en todas sus vertientes. Le Gall ha estado ocho años al frente del CNES ‒desde 2013 a 2021‒, y con anterioridad fue durante 12 años presidente de Arianespace, la principal compañía europea de servicios de lanzamiento, todo lo cual le ha llevado a recorrer el mundo entero suscribiendo contratos y acuerdos de cooperación. 

Con 2.335 millones de euros de presupuesto para 2021, el nuevo responsable de los asuntos espaciales de Francia ya ha definido sus cinco grandes prioridades. Son un compendio de las directrices que le han formulado los ministros de Economía, Enseñanza Superior y Fuerzas Armadas, Bruno Le Maire, Frédérique Vidal y Florence Parly, respectivamente. Se resumen en revertir el tejido industrial hacia el campo digital, potenciar el acceso independiente al espacio, reforzar la innovación fomentando las startups, cooperar con la estrategia espacial militar y fortalecer la influencia científica del CNES. 

La ESA y el CNES buscan mantener sus actuales capacidades de acceso al espacio. Por el momento solo Rusia, China y Estados Unidos tienen la posibilidad de llevar astronautas a la órbita terrestre. En la imagen, la cápsula tripulada Dragón amerizada el 2 de mayo en aguas del golfo de México tras un viaje de ida y vuelta a la Estación Espacial Internacional

En la Agencia Espacial Europea (ESA), el nuevo hombre fuerte es el austriaco Josef Aschbacher de 60 años, quien dinamitó las aspiraciones del ministro y astronauta español Pedro Duque. Doctor en Ciencias Naturales por la Universidad de Innsbruk, debía ocupar el cargo de director general de la ESA el primero del mes de julio, pero la espantada de su antecesor, el alemán Jan Woerner, le catapultó al puesto el 1 de marzo. 

Gestiona un presupuesto de 6.490 millones de euros y el 7 de abril ya presentó la Agenda 2025, la nueva hoja de ruta de la Agencia. El nuevo camino trazado consiste en apostar por misiones espaciales más ambiciosas, extender los programas vinculados con la seguridad, impulsar la faceta comercial, equilibrar la plantilla de personal y estrechar las relaciones con Bruselas ahora que se ha creado la EUSPA. Además, quiere facilitar el acceso del capital privado a nuevos proyectos, aportar la alta experiencia técnica a terceros países y duplicar las inversiones en nuevas tecnologías.

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