Europa, mestiza y plural

Eloísa Cózar Navarrete/Noor Ammar Lamarty

Pie de foto: Europa, mestiza y plural.

La construcción de la Europa actual es fruto de un largo recorrido en el que han convergido numerosas identidades, comunidades y culturas que, de una forma u otra, han aportado su propio grano de arena para levantar y definir la colectividad europea tal y como la conocemos en la actualidad. Europa es, aún a día de hoy, mestiza y plural.

En este punto ha querido profundizar Casa Árabe que, con motivo del Día de Europa celebrado el pasado 9 de mayo, ha organizado un seminario de dos mesas redondas cuyo objetivo principal era tratar y analizar los mestizajes culturales que han generado los flujos migratorios en la Europa contemporánea. Más concretamente, las notables aportaciones de la civilización arabo-islámica que durante siglos ha convivido en el espacio europeo y las diásporas árabes que han propiciado la creación de espacios de libertad más inclusivos.

La primera de las mesas redondas versaba sobre: “La aportación de la civilización arabo-islámica a Europa y ayer y hoy”. La finalidad principal de este primer debate era analizar la medida en que la aportación de la civilización islámica a Europa puede ayudar a configurar y enriquecer la visión y la construcción de la propia comunidad europea en la actualidad. En este sentido, juega un papel especialmente relevante la Recomendación 1162, aprobada en 1991 por la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa y titulada “La Contribución de la Civilización Islámica a la Cultura Europea”.

En primer lugar, la moderadora Encarna Gutiérrez, secretaria general del FUNCI, quiso introducir la Resolución 1162 y recalcar la importancia que tiene para el reconocimiento de la aportación de la cultura árabe en nuestro país: “Nos dimos cuenta de que era necesario hacer esta resolución de nivel europeo, que fueran los propios europeos los que reivindicaran el pasado y la herencia árabe común. No fue fácil obtener la recomendación”. También quiso resaltar la posibilidad de inclusión del legado musulmán como inherente a la cultura europea como la forma más viable de desactivar ciertos conflictos: “No estamos pidiendo que se diga lo que no es, Al Ándalus fue un periodo de luces y sombras. Hubo muchísimas luces y no podemos apelar siempre a las sombras”. 

Pie de foto: Primera mesa redonda el seminario “Europa mestiza y plural”, celebrado el pasado 9 de mayo en Casa Árabe con motivo del Día de Europa. ATALAYAR©

La primera intervención estuvo a cargo del profesor e investigador del CCHS y del CSIC Eduardo Manzano, quien centró su discurso en la construcción de identidades comunitarias que acaban afectando a otros actores pues son las que pueden transmitir en última instancia una visión del pasado.

De este modo, hay varias visiones sobre la diversidad: por un lado, la presencia de elementos externos como una mera amenaza para la diversidad, nutriéndose de esta postura los principales discursos xenófobos. Por otro lado, la afirmación de que la diversidad da riqueza, asentándose sobre la certeza de que la multiculturalidad ha existido a lo largo de todas las fases de la Historia: “Es cierto que por la existencia de diversidad se ha generado siempre algún tipo de violencia. Y ha ocurrido en todas las sociedades. Tenemos que tratar de buscar salidas que permitan redireccionar esta violencia”. La clave, prestando atención a estas premisas, reside en establecer actuaciones que estén marcados por cómo se quiere que sea el futuro de la comunidad, no por las actuaciones y los valores que marcaron el pasado.

En segundo lugar, Fernando Rodríguez Mediano, investigador científico, ILC-CCHS y del CSIC se preocupó especialmente por recalcar los hitos de la aportación de la cultura islámica a Europa y la construcción de una identidad a través de esta. Para él, el islam ha sido un pilar fundamental para entender la concepción actual de Europa: “No podemos pensar en Europa sin tener en cuenta el islam. El islam es una fuente permanente de conocimiento creativo. Una herramienta del pensamiento.” Es más, llegó a ser el protagonista de un gran proceso cultural gracias a los enormes hitos que aportó a la cultura que después se definiría en la Europa medieval.

Por último, para concluir la primera mesa redonda de la jornada, el diplomático y autor de España: una historia global, Luis Francisco Martínez Montes, reforzó las teorías anteriores mediante experiencias propias sobre el terreno. Gracias a sus movimientos en el campo de la diplomacia, pudo comprobar de cerca los devenires del islam en zonas de Asia Central o América. Estos movimientos permiten observar la Historia mundial desde otra perspectiva, desde continuidades y flujos de creación de identidades que no son meros espectadores estáticos: “Hablando de continuidades, tenemos una visión de España muy cerrada en compartimentos estanco. Terminan los visigodos, musulmanes, cristianos, Al Ándalus, Reyes Católicos… pero creo que a veces por corrientes subterráneas sigue habiendo continuidades”. 

Estas continuidades permiten un mejor entendimiento de la influencia del islam en la cultura europea en general: “Creo que a veces conviene tener en cuenta esos vasos comunicantes que dan a entender que si existe una civilización no hispánica está compuesta por vasos comunicantes, no departamentos estancos. En nuestra heterogeneidad hemos podido permitir ese caudal para el entendimiento de civilizaciones”.  

Pie de foto: Segunda mesa redonda el seminario “Europa mestiza y plural”, celebrado el pasado 9 de mayo en Casa Árabe con motivo del Día de Europa. ATALAYAR©

En la segunda parte del seminario llamada “Europa como melting-pot y laboratorio de pensamiento”, se ha profundizado en torno a la llegada de ciudadanos árabes al continente europeo por cuestiones de discriminación racial, sexual o política, sobre todo como consecuencia de los levantamientos populares del año 2011 en países de Oriente Medio y el Norte de África. Estas diásporas, especialmente importantes en ciudades como Berlín, Londres, París, Estocolmo o Madrid, han desencadenado una consecuencia doble: la formación de nuevos espacios de libertad que conviven con el vacío ideológico creado por las situaciones personales de los individuos y el espacio de convivencia fragmentario postmoderno.

“Lo que debemos analizar realmente es el efecto que tiene sobre las sociedades europeas la población musulmana, así es como potenciaremos la integración. Yo fui testigo en Bruselas de cómo tras los atentados el concepto arabo-musulmán se convirtió en una amenaza, se empezó a visualizar como el germen de algo que puede ser contrario a Europa y a sus valores, sin embargo nadie hace referencia a la realidad de que la cultura árabe y musulmana es también europea. Entramos al museo de Europa que ha abierto no hace mucho sus puertas y sólo vemos cultura judeo-cristiana. Se omite la cultura musulmana que hay en Europa, como quien no quiere asumir algún factor de su identidad.” Así abre el coloquio de la segunda sesión del seminario Luis Miguel Bueno Padilla, dedicado al Servicio Europeo de Acción Exterior. Hace referencia también a los múltiples países musulmanes en los que ha vivido y donde su percepción del mundo árabe también se ha transformado.

La segunda intervención de la profesora Virtudes Téllez Delgado sin embargo centra el tema del extranjero en el colectivo de “los inmigrantes marroquíes” y cuenta el proceso a través del cual estos han querido legitimar su posición de ciudadanos: “Después del 11M pocos años después de la década de los noventa que tanto inmigrantes de origen marroquí había recibido España, se empiezan a crear asociaciones para combatir la amalgama de la relación islam-terrorismo que sembraría el miedo y el rechazo. Por ello, la mayor parte, la mayoría jóvenes de entre 18 y 35 deciden ubicarse desde su ciudadanía y piden que se reconozcan sus derechos sociales y políticos, que tienen ellos independientemente de su religión, pero, sobre todo, quieren desvincularse totalmente de los actos violentos, y evitar que se expandan ideas de que son una minoría con un riesgo de radicalización.”

La última intervención por parte del profesor de la Universidad Americana de “El Cairo”, Amro Ali, estuvo especialmente orientada a la falta de información que tienen los propios núcleos de diásporas a los cuales emigran los árabes sobre todo en el aspecto político-social. “Parece que hay una barrera en la que Europa no quiere entender, solo hacer como que sobreentiende, por eso mientras ocurría la primavera árabe y dejaba a países en la ruina, Europa se alegraba de la supuesta “liberación árabe”, de sus mujeres, de la opresión, de las dictaduras, pero lo que no hay ni hubo son buenos ojos para sentarse a comprender realidades distintas pero paralelas. Y sobre todo dejar el utilitarismo religioso y hablar más de personas ante todo son ciudadanos de pleno Derecho”.

Así concluyó una jornada que ha intentado tender puentes, y explicar qué tan complicado para ambos lados de la sociedad es sentar un colectivo, una religión, una comunidad inmigrante de una procedencia en banco del acusado. Genera odio, genera rechazo, genera intolerancia, y con esos sentimientos ninguna de las dos partes puede no sólo ya convivir en paz sino sentir como suyo el patrimonio y el legado de otros por muy diferentes a ellos que puedas parecer.

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