La junta militar de Bamako fuerza la retirada de la única misión militar perteneciente a la Unión Europea

Francia anuncia el final de Takuba en Mali, la fuerza antiterrorista europea en el Sahel

PHOTO/AFP - Logo de las operaciones militares de Barkhane, íntegramente francesa, y Takuba, de iniciativa francesa pero de participación europea, en la base de Gao, Mali

La arquitectura de seguridad occidental instalada en Mali hace más de una década en respuesta al violento desafío secesionista de los tuaregs del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad (MNLA, por sus siglas en francés), en connivencia con la insurgencia yihadista, contra el frágil Gobierno de Amadou Toumani Touré continúa su vertiginoso proceso de desmontaje como consecuencia de las fricciones entre Francia y la nueva junta militar maliense, dirigida por el coronel Assimi Goita.

Esta vez ha sido el turno de la fuerza militar europea Takuba Task Force, encabezada por las fuerzas francesas, protagonistas en la lucha contra el terrorismo yihadista en Mali desde que fuera instaurada en marzo de 2020. El portavoz del Estado Mayor del Ejército galo, el general Pascal Ianni, ha anunciado este viernes el final de la operación en el país: “La reorganización del aparato militar francés en el Sahel (...) ha conducido al fin de las operaciones de (...) Takuba en Mali a partir del 30 de junio”.

El Ministerio de Defensa francés agradeció a la decena de Estados que han acompañado hasta el final a Francia en Takuba por su grado de implicación, entre los que se encuentran países como Bélgica, Hungría, Italia o Portugal, pero no España. Entre los nueve aportaron al menos 400 efectivos a la operación; Francia, por su parte, destino la otra mitad de las fuerzas, 400 soldados, cuyo cometido era colaborar con las Fuerzas Armadas malienses (FAMa) en su cruzada contra la insurgencia islamista.

Establecida no sin dificultades por la exministra de las Fuerzas Armadas francesas, Florence Parly, Takuba nació como un nexo militar entre los distintos Estados europeos para aplacar el avispero de inseguridad en Mali, considerado como el corazón del Sahel. La fuerza europea puso en la diana al Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS), la filial regional de Daesh, tratando de impedir su implantación en la triple frontera compartida por Mali, Níger y Burkina Faso.

La organización salafista-yihadista tiene hoy, quizá, más fuerza que nunca, y los problemas estructurales relacionados con la seguridad siguen inmutables. Eso no eximió al portavoz del Estado Mayor francés, Pascal Ianni, de ensalzar no solo Takuba, sino también el resto de las operaciones de iniciativa francesa desplegadas en la región, como la moribunda Operación Barkhane: “Los europeos son capaces de lograr avances juntos en entornos de seguridad complejos”.

Assimi Goita

El general Hervé Pierre, supervisor de la colaboración entre el Ejército francés y sus homólogos sahelianos, declaró a AFP que la “transformación hacia un modelo de asociación fue encarnada en Mali por Takuba, pero la operación ha sido golpeada en medio de su desarrollo”. Pierre no tiene dudas de que “el espíritu de Takuba perdurará en la asociación de combate con los nigerinos, en una relación aún más equilibrada”.

Takuba, de la misma forma que Barkhane, no cae por la falta de resultados, sino por la ruptura total entre las autoridades de París y Bamako. Desde el primer golpe de Estado de agosto de 2020 contra el Gobierno de Ibrahim Boubacar Keïta a manos de la junta militar, los vínculos se empezaron a resentir, pero no sería hasta la segunda asonada –“un golpe dentro de un golpe”, según los analistas– contra el gabinete de transición apenas nueve meses después cuando el presidente francés, Emmanuel Macron, se mostró inflexible.

Dos meses después, el inquilino del Elíseo anunció una reducción y posterior reorganización de fuerzas de Barkhane. Bamako dejaba definitivamente de ser su socio preferencial. A partir de ese momento, la junta militar maliense endureció aún más si cabe su retórica contra Francia, azuzando el sentimiento antifrancés, y exigió su inmediata retirada del país junto con sus socios europeos. En su lugar aterrizan decenas de mercenarios rusos del grupo Wagner, vinculados a los intereses del Kremlin.

El final de Barkhane, sumado al final de Takuba, marca un antes y un después en la geopolítica de Mali y del Sahel. Significa la retirada no solo de Francia, sino de la Unión Europea en su conjunto, de una plaza crucial en la región que ahora es ocupada por Moscú en un contexto en que la OTAN –colaboradora de Takuba– define en el nuevo Concepto Estratégico de Madrid al régimen de Vladímir Putin como “la principal amenaza” y subraya la fragilidad del Sahel en su estrategia en el Flanco Sur.

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