Francia anuncia importantes operaciones anti-yihadistas en el Sahel
En la noche del lunes 2 de noviembre, la ministra francesa de las Fuerzas Armadas, Florence Parly convocó una conferencia de prensa para anunciar, en el marco de la Operación “Barkhane” y “Sabre”, que alrededor de unos 50 yihadistas afiliados a Al-Qaeda resultaron muertos durante una operación llevada a cabo en Mali, cerca de la frontera con Burkina Faso, por el Ejército francés el viernes 30 de octubre
Poco a poco, las autoridades francesas intentan definir sus relaciones con el poder de transición en Bamako. Para salir del estancamiento militar en el Sahel, París cuenta con un cambio en la situación política y una nueva participación de los actores locales.
Después de la visita del ministro de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, la semana pasada, la ministra de las Fuerzas Armadas estuvo en Mali el lunes y el martes para establecer relaciones con el nuevo poder de transición. Se reunió con su homólogo, el coronel Sadio Camara, el jefe de Estado Mayor de Mali, el general Oumar Diarra, el presidente de transición Bah N’Daou, pero también con el vicepresidente, el coronel Assimi Goïta, el hombre fuerte de la junta que tomó el poder este verano derrocando al expresidente Ibrahim Boubacar Keita el 18 de agosto.
"El 30 de octubre, las fuerzas especiales conocidas como Barkhane llevaron a cabo una operación para inutilizar a más de 50 yihadistas, el equivalente a una “katiba” (unidad de combate), confiscando su equipo y armas", dijo después de su reunión con el presidente de transición Bah N’Daou. Cuatro terroristas fueron capturados durante esta operación estrictamente francesa que tenía como objetivo el grupo de fundado por el burkinés Ibrahim Malam Dicko, grupo islamista Ansaroul Islam, que ha reivindicado la responsabilidad de numerosos ataques contra el Ejército burkinés. Estados Unidos lo había puesto en su lista negra de organizaciones terroristas a principios de 2018. Grupo afiliado a Al-Qaeda conocido bajo el nombre de “Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes” (GSIM, por sus siglas en francés).
"El objetivo es asegurar la determinación de las autoridades de continuar el compromiso de las Fuerzas Armadas de Mali en las diversas operaciones que estamos llevando a cabo juntos", dijo Florence Parly a la agencia AFP. Desde 2013, Francia ha estado operando militarmente en Mali contra "grupos terroristas armados" en el norte y el este del país. La Operación Barkhane, desde 2014, se ha fijado como objetivo permitir a las Fuerzas Armadas del Sahel, y en primer lugar de Mali, hacer frente a la amenaza yihadista. "Esta determinación no ha vacilado desde el 18 de agosto, pero es importante tener un intercambio con las autoridades para asegurar que este objetivo tiene un largo plazo, porque tenemos que planificar nuevas operaciones", añadió Parly.
Esta operación supone un "duro golpe" para los yihadistas que proliferan en el Sahel, según declaraciones del Estado Mayor del Ejército, sin revelar muchos detalles a Le Monde. Tuvo lugar en la región de Boulikessi 280 kilómetros al norte de la capital burkinabé, no lejos de la frontera con Burkina Faso en una zona de fricción entre el “Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes” (GSIM) vinculado a Al-Qaeda, por una parte, y el Estado Islámico del Gran Sáhara (EIGS), por otra, al anochecer del viernes pasado. La lucha continuó durante la noche hasta la mañana en una zona ligeramente boscosa y semiárida. Se trataba de cazas Mirage 2000, drones, helicópteros y docenas de comandos de tierra. Se incautaron unas 50 armas y se destruyeron unas 30 motocicletas. La operación se llevó a cabo con la participación de las fuerzas especiales de la Operación Sable.
Sin embargo, Ansar-ul-Islam adscrito al GSIM del Emir Tuareg Iyad Ag-Ghali no era el objetivo de la operación, se dijo el lunes en París. "Para mí, como soldado, sigue siendo el enemigo número uno", dijo recientemente un alto oficial militar a Le Monde cuando las negociaciones dirigidas por Bamako bajo la atenta mirada de París acababan de dar lugar, a principios de octubre, a la liberación de 200 combatientes islamistas a cambio de varios rehenes.
Después de la ofensiva lanzada en enero tras la cumbre de Pau para recuperar la ventaja en el terreno, y que había dado lugar al envío de 600 hombres adicionales, Barkhane llegó a un punto de inflexión. "Nos acercamos al final del año. Es un momento crucial para hacer un balance de los compromisos adquiridos", dijo Parly.
Tácticamente, el Ejército francés está logrando un éxito incuestionable. El Estado Islámico del Gran Sáhara, designado como el principal enemigo en la cumbre de Pau, sufrió graves pérdidas en la primera mitad del año en la región conocida como las Tres Fronteras, donde está operando. Pero la amenaza es endémica, vinculada a la fragilidad política y social de Mali, a las tensiones intracomunitarias y a la retirada del Estado. Todos estos son males que Barkhane no puede superar.
Dentro de las Fuerzas Armadas, se da ahora prioridad a la "secularización" del conflicto y a la "internacionalización" de su acompañamiento. Francia ya no quiere estar sola en la lucha en el Sahel. Se prepara para una "transición" que anuncia, una reducción gradual de los recursos desplegados. Los militares insisten: cada operación se lleva a cabo ahora juntamente con los Ejércitos locales, en el marco de la Fuerza Conjunta del Sahel del G5. El nivel de coordinación ha alcanzado un nivel sin precedentes, según la AFP.
París también apuesta por la cooperación europea con la llegada lenta pero gradual de los elementos del Grupo de Tareas de Takuba. Compuesto por fuerzas especiales europeas, Takuba debe acompañar y asesorar a las fuerzas locales. El personal militar estonio ha estado en el terreno desde julio. Se espera que los checos, suecos e italianos estén listos a principios del año que viene. Takuba participó en una primera operación sobre el terreno: "Borrasca"; esta operación movilizó unos 3.000 soldados en total.
