Francia dificulta la emisión de visados para los marroquíes y agrava la situación con Rabat
Las relaciones diplomáticas entre Francia y Marruecos dependen en buena medida de los visados emitidos por París a ciudadanos marroquíes. De hecho, la decisión tomada por París en 2021 de reducir en un 50% el volumen de visados para marroquíes y argelinos, y en un 30% a los tunecinos, no sentó nada bien en Rabat. El país presidido por Emmanuel Macron justificó esta decisión como una consecuencia de “la negativa de estos países a recuperar a sus ciudadanos contra los que se emitieron órdenes de deportación”.
No obstante, parecía que la situación entre Marruecos y Francia se había reconducido con la visita de la ministra de Asuntos Exteriores francesa, Catherine Colonna a Rabat el pasado diciembre cuando la ministra aseguró que la relación entre ambos países es “excepcional”. Y la realidad es que, aunque los vínculos entre estos representan una de las asociaciones más importantes para los franceses en la región del Magreb, en Marruecos se muestran cada vez más descontentos con las trabas impuestas por el Ejecutivo de Macron en relación con los visados.
Numerosas organizaciones y asociaciones del reino alauí califican la gestión del proceso de emisión de visados de “vergonzoso” debido a la complejidad de los procesos. A esto hay que añadir que, a pesar de las palabras de Colonna quien aseguraba que “las decisiones políticas que se tomaron a mediados de diciembre, es decir, la vuelta a la normalidad en cuanto a la emisión de visados para los ciudadanos marroquíes, están bien implementadas”, en el Reino creen que “los resultados fueron decepcionantes” y que la situación respecto a la obtención de los visados “no ha cambiado”.
Estas organizaciones se han quejado por diversos motivos, siendo uno de los principales el pago de tarifas administrativas al presentar una solicitud, independientemente de que sea aprobada o no más tarde. Estas asociaciones piden que los pagos se realicen únicamente en caso de que se obtenga el visado. Además, cargan contra “la complejidad de los procedimientos y la multiplicidad de categorías y subcategorías que organizan el proceso”, alegando que todo esto hace el proceso obsoleto, opaco y susceptible de fraude.
Mientras Marruecos muestra su descontento por las dificultades del proceso, la Embajada de Francia en Rabat hace caso omiso a las peticiones. De hecho, emitió un comunicado el pasado mes de enero en el que se indicaba que la actividad consular había “vuelto a la normalidad”. Incluso decían que “el objetivo es volver a la actividad normal que precedió a la crisis sanitaria en 2020”. Sin embargo, lejos de la “flexibilización” que dice estar llevando a cabo el consulado francés, las organizaciones marroquíes acusan un endurecimiento de los procedimientos para las citas.
Las últimas cifras publicadas el 26 de enero por el Ministerio del Interior francés indican que, durante el pasado año, se concedieron 142.921 visados a ciudadanos marroquíes. Esta cifra es la segunda más alta superada únicamente por la India, y la más alta en el continente africano.
Los observadores consideran que este problema puede lastrar de forma importante las relaciones entre Francia y Marruecos. Consideran que estas dificultades para obtener los visados refuerzan la postura del reino alauí, que acusa a París de poner trabas a estos procesos. Las organizaciones explican que desde Europa defienden “la soberanía de los países sobre sus fronteras y el control sobre estas”, pero, dicen, “aquí no hay soberanía en cuestión, hay un derecho que los Estados deben respetar, especialmente cuando se trata de casos urgentes”.
