El Elíseo centra el nuevo operativo en prevenir el avance de los grupos yihadistas por el lago Chad y en el golfo de Guinea

Francia perfila su nueva estrategia en el Sahel tras la retirada de Mali

photo_camera AFP / ETAT MAJOR DES ARMEES - Esta fotografía tomada el 11 de agosto de 2022 y publicada por el Estado Mayor de las Armas muestra a los soldados de la misión militar francesa en el Sahel conocida como "Barkhane" doblando una bandera francesa en una instalación militar no revelada, en medio de la retirada militar francesa con tropas que abandonan las últimas bases en Mali

El mayor general Chris Donahue, comandante de la 82ª división aérea del Ejército de Estados Unidos, fue el último soldado norteamericano en abandonar Afganistán en agosto de 2021. Su imagen en color verde, tomada a través de un visor nocturno mientras subía con paso decidido en la aeronave C-17 que le devolvería a casa, quedó grabada en la retina de una generación. Simbolizaba el final de una época. El último soldado francés en abandonar Mali fue el capitán Yann, encargado de echar la llave en la base militar de Gao, de donde salió el último contingente de la Operación Barkhane de Mali.

“Hoy, a las 13:00 horas, el último destacamento de la fuerza Barkhane presente en suelo maliense ha cruzado la frontera entre Mali y Níger. Procede de la plataforma operativa del desierto de Gao, que ha sido transferida a las Fuerzas Armadas de Malí esta mañana”. Así arrancaba el comunicado emitido el lunes por el Estado Mayor del Ejército francés. Era oficial. París abandonaba de forma definitiva el corazón del Sahel, el enclave más importante para la seguridad de la región, “en menos de seis meses y tras nueve años de presencia”. Tan solo una semana después de las fuerzas alemanas.

Estaba previsto que la retirada, emprendida en febrero, concluyera para finales de agosto. Las tropas galas han ido cediendo las bases militares de Tessalit, Kidal, Tombuctú y Gossi, utilizadas por Francia desde su llegada en 2013. Entonces, la Operación Serval desplegada por el expresidente francés François Hollande evitó que el Estado maliense cayera en manos de los insurgentes. Los yihadistas impusieron una estricta interpretación de la sharía en las regiones conquistadas. Por eso, entre otras cuestiones, los soldados franceses enviados fueron recibidos como héroes. Nada que ver con el clima actual.

Francia Mali

La retirada de Mali certifica el final de la Operación Barkhane o, al menos, el final del operativo tal y como es conocido. En su comunicado, el Estado Mayor francés lo define como “transformación profunda”. Puesta en marcha en 2014, la misión militar sucesora de Serval se enfocó en reducir la amenaza yihadista a nivel regional. En su clímax, Barkhane contó con un contingente superior a los 5.000 efectivos, repartidos entre los cinco aliados de París en el Sahel: Mali, Burkina Faso, Chad, Níger y Mauritania. Todos ellos habían sido colonias francesas.

La concatenación de errores precipitó que los grupos terroristas se dispersaran por toda la región, poniendo en peligro a varios Estados. A pesar de asociarse con otros países europeos para, en efecto, “europeizar” la seguridad en el Sahel, frontera sur de Europa, y de contar con el respaldo de operativos occidentales e internacionales, como la misión de Naciones Unidas en Mali (MINUSMA), Francia se mostró incapaz de mitigar la proliferación yihadista. Su presencia no se traducía en mejoras generalizadas, y pronto pasó a ser interpretado por una parte de la opinión pública como un elemento de ocupación con reminiscencias colonialistas.

Operación Barkhane

El inquilino del Elíseo, Emmanuel Macron, consciente de las limitaciones de Barkhane y enemistado con la junta militar golpista de Bamako —protagonista de dos asonadas consecutivas en un lapso de nueve meses—, apostó por una reorganización de fuerzas en la región. Redujo el número de soldados a la mitad. El Consejo Militar de Transición de Mali (CMT), comandado por el coronel Assimi Goita, aprovechó la ocasión para expulsar todo vestigio francés del país, contrario a la consolidación de la nueva autoridad castrense en el poder, utilizando para sí el fuerte sentimiento antifrancés en ebullición.

Cruce de acusaciones

Los miembros de Yerewolo, una plataforma civil maliense próxima a los postulados de la junta militar en el poder, celebraron en Bamako la salida de las tropas galas. “Es muy lógico que el pueblo maliense se movilice para exigir la salida de esta fuerza de ocupación. Pero no hay odio, ni sentimientos antifranceses, nada de eso”, declaró el líder de la organización, Adama Ben Diarra. La capital maliense de más de 2,5 millones de habitantes es testigo del recrudecimiento de la situación de seguridad. En los meses de junio y julio se han sucedido hasta 15 atentados perpetrados por los grupos yihadistas. El más cercano ocurrió a poco más de 9 kilómetros de distancia.

Macron Benin

Como cortina de humo, el ministro de Exteriores maliense, Abdoulaye Diop, trasladó al Consejo de Seguridad de la ONU que Mali “se reserva el derecho a la autodefensa” ante el hostigamiento de las tropas francesas. El diplomático denunció múltiples violaciones del espacio aéreo, y acusó a las tropas francesas de llevar a cabo actividades de espionaje. “Se han producido más de 50 violaciones flagrantes del espacio aéreo en lo que va de año”, sentenció. La junta militar señala a Francia de colaborar con los yihadistas mediante la provisión de armas, municiones e información. Una grave acusación ante la que se pronunció Estado Mayor galo: “Obviamente, Francia nunca ha apoyado, directa o indirectamente, a estos grupos terroristas, que siguen siendo sus enemigos designados en todo el mundo”, respondió el Ministerio francés.

“Francia liberó muchas ciudades malienses que habían caído en manos de los terroristas, que impusieron su reino del terror —prohibición de la educación, asesinatos, castigos corporales— especialmente en Tombuctú y Gao”, se defendió la institución gala en Twitter, donde hizo una encendida defensa de su operación. No hubo trazas de autocrítica, si no que culpan del fracaso del operativo a los militares malienses, que han contratado los servicios del grupo Wagner.

Las tropas alemanas atestiguaron el lunes cómo decenas de mercenarios rusos aterrizaban en el aeropuerto de Gao, situado en el norte de Mali, el último enclave dejado atrás por las autoridades francesas. Ese mismo día, los franceses habían finalizado de forma oficial sus operaciones. Ahora, Francia perfila su nueva estrategia antiterrorista en el lago Chad y golfo de Guinea, apoyándose en sus socios principales: Chad y Níger. El objetivo es evitar caer en los mismos errores que provocaron el fracaso de Barkhane.

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