El neerlandés se hace con la victoria en una temporada para el recuerdo y se convierte en el 34º campeón del mundo

Gracias, Max. Gracias, Lewis

AP/AMR NABIL - El piloto de Red Bull, el holandés Max Verstappen, a la izquierda, y el piloto de Mercedes, el británico Lewis Hamilton, en el circuito de Fórmula Uno, en Jiddah, Arabia Saudí, el domingo 5 de diciembre de 2021

Max Verstappen y Lewis Hamilton llegaban al circuito de Yas Marina con el objetivo de hacer historia. El joven neerlandés se podía convertir en el primer piloto de su país en ganar un Mundial de Fórmula 1 y el inglés tenía entre sus manos el convertirse en el piloto más laureado de este deporte. La historia les esperaba, los aficionados, ansiosos de ver el desenlace, miraban atrás para recapitular lo que ha sido una de las mejores temporadas de la historia de la Fórmula 1 – la campaña del 2008 impide decir la mejor –. Sólo uno podía alzarse con la victoria y todo parecía indicar que sería de nuevo el hombre a los mandos del Mercedes, al menos hasta la vuelta 53.

“Sólo podemos esperar un milagro”, decía Christian Horner en el muro de Red Bull. Y vaya que si llegó. Nicholas Latifi se ha ganado un pequeño hueco en el corazón de los aficionados neerlandeses al provocar un safety car que cambió el devenir de la historia. A falta de cinco vueltas, el piloto canadiense perdió el control de su Williams y acabó contra el muro, provocando la salida del coche de seguridad. En ese momento la idea del equipo austríaco era clara: hacer la estrategia contraria a la de Hamilton. Si el inglés entraba a cambiar neumáticos, Max se quedaba fuera, si lo hacía Lewis, Verstappen pondría gomas a nuevas y jugarse todo el trabajo a una única carta, como finalmente fue.

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Los ingenieros de Red Bull pararon a “Mad Max” para ponerle un neumático blando e intentar adelantar al que en ese momento iba a ser campeón del mundo por octava vez. El miedo – que provocó que Mercedes no parase a Hamilton – era que la carrera no se reanudase debido al poco margen con el que debían retirar el coche y los restos de fibra de carbono que quedaron en pista tras el choque de Latifi. Mientras Mercedes rezaba por la no reanudación de la carrera, Red Bull hacía lo propio para tener una mínima opción de llevar a cabo un último ataque.

En medio de la polémica por el desdoblamiento de los doblados, el posible adelantamiento de Verstappen bajo safety car – todo recurrido por Mercedes y rechazado por la FIA, aunque el equipo británico ya ha anunciado que presentará apelaciones –, el coche de seguridad abandonaba el circuito para dejar una última vuelta épica. Una carrera a una sola vuelta que decidiría el Mundial más emocionante que se recuerda desde que diese comienzo el incontestable reinado de Mercedes durante la era híbrida. Max contra Lewis, pero el primero, con gomas blandas recién puestas, partía con mucha ventaja.

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La FIA indicaba a Lando Norris, Fernando Alonso – que acabó 8º –, Esteban Ocon, Charles Leclerc y Sebastian Vettel que adelantasen al coche de seguridad para no obstaculizar la batalla final que este apasionante campeonato merecía. Cuando los cinco pilotos dejaron atrás a los protagonistas, Verstappen comenzó a enseñarle el morro a Hamilton, que ralentizó su ritmo hasta el tirón final que comenzó dos curvas antes de la recta principal. No había DRS, sólo una vuelta en la que estaba en juego un título Mundial y en la que se esperaba una disputa que, para sorpresa de todos y a diferencia de lo que nos han acostumbrado durante toda la temporada, fue limpia y preciosa.

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Adelantamiento para la historia

Cuando comenzaron los poco menos de 6 kilómetros finales se sabía que Yas Marina no daba muchas opciones para adelantar, pero, si existía una pequeña opción, era la curva cinco. Y ahí culminó el milagro del que hablaba Christian Horner. Max Verstappen se lanzó al interior ganándole por completo la posición a un Hamilton que veía desvanecerse el título, no sin antes intentar devolverle el movimiento al neerlandés. Lewis se emparejó con Max, pero su neumático duro con 44 vueltas no era competitivo contra los blandos del Red Bull. Verstappen aguantó con una defensa impecable y trazó las últimas tres curvas sabiendo que iba a ser campeón, el primer campeón de Fórmula 1 de toda la historia de Países Bajos.

Max llegó a la máxima competición automovilística con apenas 17 años. Compartió asiento con Carlos Sainz – quien ha terminado una fantástica primera temporada en Ferrari, quedando primero de los “mortales” y batiendo a Charles Leclerc – en Toro Rosso, y ahora, es campeón del mundo. Red Bull apostó por él porque era un talento especial, un tipo de piloto agresivo – a veces en exceso –, valiente y luchador. Esta temporada deja muchos recuerdos imborrables. La carrera a tres vueltas de Bahréin, la vuelta de Verstappen en la clasificación de Yeda que, a pesar de acabar en el muro, dejó una conducción como pocas se han visto, el podio de Qatar con los que posiblemente sean los tres mejores pilotos de este siglo – Max, Lewis y Fernando Alonso. Una temporada que costará olvidar y que nos deja huérfanos hasta el 20 de marzo de 2022, cuando dé comienzo El Plan.
 

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