El mando operativo del llamado Ejército Nacional Libio (LNA) anunció que “cumplirá con el alto el fuego mientras el otro bando haga lo mismo”

Haftar acepta la tregua humanitaria en Libia para luchar contra el coronavirus

REUTERS/PHILIPPE WOJAZER - Fotografía de archivo de Jalifa Haftar, en el Palacio del Elíseo en París, Francia, el 29 de mayo de 2018

Las fuerzas bajo el mando del mariscal Jalifa Haftar, tutor del Gobierno no reconocido en la ciudad oriental de Tobruk y hombre fuerte del país, aceptó este sábado la “tregua humanitaria” propuesta por las potencias internacionales, requerida por la ONU y aceptada por el Gobierno rival sostenido por Naciones Unidas en Trípoli (GNA) para frenar la amenaza del coronavirus. En un comunicado enviado a los medios, el mando operativo del llamado Ejército Nacional Libio (LNA) anunció que “cumplirá con el alto el fuego mientras el otro bando haga lo mismo”. El anuncio se produce tras cinco días de intensos bombardeos y combates en el sur de Trípoli que han causado la muerte de más de medio centenar de personas, entre ellas varios civiles. Y en medio de recriminaciones cruzadas entre ambos contendientes, que se acusan mutuamente de haber introducido el virus en Libia a través de los mercenarios extranjeros que luchan en sus filas.

El GNA, respaldado política y militarmente por Turquía, Qatar e Italia, tiene entre sus efectivos milicianos sirios llegados de la guerra en Siria donde luchaban junto a las tropas turcas, mientras que Haftar ha contratado soldados de fortuna sudaneses (Janjaweed) y rusos, principalmente miembros del Wagner Group, un grupo armado privado propiedad de Yevgeny Prigozhin, un oligarca del círculo íntimo del presidente Vladimir Putin.

La guerra civil que ensangrienta Libia desde el fallido proceso de paz impuesto por la ONU en 2015, se intensificó el pasado 4 de abril, fecha en la que Haftar, quien domina la mayor parte del territorio y controla los recursos energéticos, ordenó levantar un cerco a la capital con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, de visita oficial en la ciudad, en un claro mensaje a la comunidad internacional.

Desde entonces han muerto alrededor de 1.500 personas -más de 300 civiles-, 15.000 más han resultado heridas y más de 130.000 ciudadanos se han visto obligados a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos. El jueves, la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en Libia ya anunció un cierre temporal de algunos de sus servicios en Trípoli, incluida la oficina de registro de inmigrantes ilegales en el distrito de Al-Sarraj y el centro de día comunitario en Gurji.

Y el gobierno en el este y ciudades del oeste como Tajoura ya han decretado un toque de queda. En Trípoli, el GNA ha pedido a los ciudadanos que se queden en casa, una opción que espanta a muchos ante el temor de los bombardeos.
 

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