El mariscal rebelde advierte de una nueva campaña de ataques aéreos en las próximas horas con el objetivo de recuperar el terreno perdido en las últimas semanas

Haftar anuncia un contraataque inminente en Libia

AFP/DIVISIÓN DE INFORMACIÓN DE GUERRA LNA - Jalifa Haftar pronuncia un discurso diciendo que tenía “un mandato popular” para gobernar el país

“Están ustedes a punto de presenciar la mayor campaña aérea en la historia de Libia”; una sentencia lapidaria con la que el Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) envía todo un aviso a navegantes. Las palabras las ha pronunciado Saqr al-Jaroushi, máximo dirigente de la Aviación de Jalifa Haftar, según ha recogido el portal Bloomberg. El mariscal rebelde se dispone así a recuperar el territorio que los combatientes del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), terroristas yihadistas en su mayoría desplegados en el norte de África por Ankara, han arrebatado a sus filas.

Al-Jaroushi ha advertido de que sus aviones no darán cuartel: “Todas las posiciones e intereses de Turquía en todas las ciudades son blancos legítimos para los cazas de nuestra fuerza aérea; hacemos un llamamiento a los civiles a que permanezcan alejados de ellos”.

En abril del pasado 2019, el mariscal Haftar inició una campaña con el objetivo de conquistar todo el territorio del país. Hasta entonces, la soberanía había sido compartida con la administración del GNA de Fayez Sarraj, afincado en Trípoli, en virtud de los acuerdos de Skhirat. A lo largo de este último año, el LNA ha avanzado poco a poco desde el este del país y controla importantes núcleos urbanos costeros, como Bengasi o Sirte. 

Hace un par de meses, parecía que el GNA se encontraba en una situación crítica, sitiado en la capital y con la ciudad independiente de Misrata -afín a Sarraj- también bajo asedio. No obstante, la situación ha mejorado ostensiblemente gracias, en buena medida, a la llegada de mercenarios sirios facilitada por Turquía. Los frentes en Trípoli y Misrata han permanecido estables. La ofensiva del LNA no solo se ha estancado, sino que se ha revertido.

Fotografía de archivo. Trípoli, durante el bombardeo por las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar, el 9 de mayo de 2020

En el extremo occidental del país, a lo largo del litoral que se extiende desde Trípoli hasta la frontera con Túnez, una ofensiva aeroterrestre apoyada por los drones turcos ha permitido a Sarraj extender su dominio notablemente. Además, hacia el interior del país, al suroeste de la capital, sus combatientes han conseguido tomar bajo control un punto logístico y estratégico muy destacado: la base aérea de Al-Wattiya. La conquista de este aeródromo ha permitido al GNA lanzar bombardeos constantes sobre las posiciones del LNA que quedan en la zona.

Así pues, el bando de Haftar precisaba un golpe de efecto que le permitiese recuperar la iniciativa bélica en el oeste del país. Es posible que los ataques se centren en este sector, aunque no se puede descartar que se intensifique le bombardeo sobre Trípoli. 

La campaña anunciada por sus portavoces está ideada, además, con un segundo propósito. Los recientes reveses militares habían sembrado la duda en algunos de los aliados más importantes del mariscal. Entre ellos, se encuentran Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Hasta la fecha, los dos países, integrantes del denominado cuarteto árabe que también incluye a Bahréin y a Arabia Saudí, habían dado su respaldo a Haftar porque lo consideraban una opción fiable para frenar la expansión en Libia -y, por extensión, en la orilla sur del Mediterráneo- de los Hermanos Musulmanes. 

Miembros del Ejército Nacional Libio (LNA), comandados por Jalifa Haftar

Sin embargo, esas alianzas están cada vez menos claras, según ha informado recientemente el diario egipcio Mada Masr. El citado periódico apunta, igualmente, que el Elíseo, que también se ha situado junto al LNA, empieza a no ver claro su compromiso. Es probable, por tanto, que Haftar esté tratando de realizar una demostración de fuerza que pueda convencer a sus socios de que es necesario que sigan apostando por él.

A la espera de que la ofensiva se recrudezca, lo cierto es que las tropas del GNA siguen reforzándose a buen ritmo. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés), el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan ya ha proporcionado entrenamiento en su propio territorio a más de 11.000 mercenarios procedentes de la guerra de Siria. Más de 8000 ya han sido trasladados al conflicto norteafricano y se prevé que la cifra continúe creciendo paulatinamente.

De este modo, nada asegura a Haftar que una escalada en los ataques aéreos por sí sola vaya a generar resultados óptimos, al menos, no de forma inmediata. La lucha en los grandes núcleos urbanos, además, puede configurarse al estilo de una guerra de guerrillas, de modo que, si el LNA quiere conquistar ciudades importantes, podría verse en la tesitura de tener que batallar por cada casa.

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