El grupo yihadista podría verse afectado por el reciente acercamiento entre Ankara y Jerusalén

Hamás, expectante ante el deshielo en las relaciones turco-israelíes

photo_camera SERVICIO DE PRENSA PRESIDENCIAL TURCO/MUSTAFA KAMACI - Esta imagen publicada el 9 de marzo de 2022 por el Servicio de Prensa Presidencial de Turquía muestra al presidente israelí Isaac Herzog (izq.) y a su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan dándose la mano tras una rueda de prensa conjunta en Ankara

La milicia islamista Hamás afronta un escenario incierto con el reciente deshielo en las relaciones turco-israelíes.

El presidente de Israel, Isaac Herzog, se convirtió el pasado 9 de marzo en el primer jefe del Estado judío en visitar Turquía en 14 años, tomando el relevo del laborista Simón Peres, quien lo hizo por última vez en 2007. Invitado y recibido en esta ocasión por el presidente Recep Tayyip Erdoğan, Herzog aprovechó el desplazamiento para escenificar el inicio de una nueva etapa en las relaciones entre Jerusalén y Ankara, en un contexto marcado por la invasión rusa sobre Ucrania y la crisis energética desatada como resultado de las sanciones occidentales contra Moscú.

El acercamiento con Israel, enmarcado en la modificación estratégica impulsada por el Gobierno turco que le ha llevado en los últimos meses a limar asperezas con países como Egipto, Arabia Saudí o Emiratos, sus rivales regionales, ha sido visto con suspicacia desde la Franja de Gaza. El denominado Movimiento de Resistencia Islámico, Hamás, interpreta esta aproximación como una más que probable amenaza para sus intereses, ya que el líder islamista turco se había erigido como firme defensor de la cuestión palestina, una postura difícilmente compatible con su recién estrenada hoja de ruta.

El desplazamiento del presidente hebreo hasta Ankara, calificado como un “punto de inflexión” en sus relaciones bilaterales por el propio Erdoğan, sirvió para calibrar las agendas turco-israelíes por primera vez desde el año 2009. Entonces se produjo el accidente del Mavi Mármara, una embarcación en que murieron nueve activistas turcos a manos de los comandos navales israelíes cuando estos trataban de sortear el bloqueo naval al que estaba siendo sometida la Franja de Gaza para trasladar ayuda humanitaria. Aquel suceso provocó una ruptura diplomática aún latente.

REUTERS/MOHAMMED SALEM - Excavadoras retiran los escombros de la torre Al-Jawharah que fue alcanzada por los ataques aéreos israelíes durante los combates entre Israel y Palestina el pasado mes de mayo, en la ciudad de Gaza, el 21 de diciembre de 2021

Erdoğan mostró su perfil más beligerante con Israel y estableció vínculos políticos con Hamás, unidos por el fermento ideológico islamista, nutriendo al grupo de apoyo financiero y logístico. La facción palestina, que gobierna en Gaza desde 2006, adoptó entonces al presidente turco como uno de sus principales valedores en el exterior y a Turquía como uno de sus aliados estratégicos, una lista de la que también forman parte países como Qatar, Siria o Irán. Pero esa posición queda ahora en entredicho.

La visita del presidente israelí se explica por la creciente demanda energética de Europa. Reducidas al mínimo las importaciones de gas ruso, el Viejo Continente busca nuevos proveedores y vías de abastecimiento, e Israel, potencia gasística, podría ser una solución fiable en el medio largo plazo. Existe la posibilidad de transportar gas extraído del Mediterráneo oriental hasta el continente europeo a través de Turquía, e integrar a Ankara en el Foro del Gas del Mediterráneo Oriental (EMGF, por sus siglas en inglés). Un plan embrionario.

El primer ministro israelí, Naftali Bennett, durante una conferencia de prensa con el ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid

Los intereses estratégicos de Turquía en este escenario, aún lastrado por la estrepitosa devaluación de la lira y la galopante inflación, quedarían desvinculados de las reclamaciones históricas palestinas. El proyecto conjunto obligaría al Gobierno turco a priorizar sus relaciones con el Ejecutivo hebreo o, como mínimo, a mantener una postura moderada y contenida al respecto. Una atmósfera que preocupa a Hamás, cuyo apoyo externo se ha visto diluido desde la firma de los Acuerdos de Abraham en septiembre de 2020.

Este motivo llevó a la organización islamista a emitir un comunicado en forma de condena. “Seguimos con profunda preocupación las visitas de altos cargos de la entidad sionista a países de la región. Estos países son la profundidad estratégica del pueblo palestino. No hay que dar una oportunidad a la entidad sionista para que penetre en la región y juegue con los intereses de nuestros pueblos”, trasladó Hamás en una carta donde no hubo ninguna mención directa a Turquía o al presidente Erdoğan.

La escisión de los Hermanos Musulmanes radicada en Gaza omitió de forma intencionada las referencias al líder turco en un intento por preservar las relaciones fluidas con Ankara. Desde la cúpula de la organización yihadista aseguraron a la agencia AFP que sus intenciones pasan por mantener vínculos “buenos y equilibrados con todos los países árabes y musulmanes, en particular con Turquía”. Ello explica el tono contenido de la misiva, poco habitual en declaraciones previas de la organización, especialmente en comparación con la emitida después del acuerdo de normalización entre Israel y Emiratos.

Hamás apuesta por la moderación en una situación poco favorable para sus intereses. Una ruptura con Ankara se traduciría en la pérdida uno de sus últimos puntos de apoyo, pero permitir que Israel consiga estabilizar una vía de contacto directo con Turquía tendría igualmente consecuencias negativas para la milicia islamista. El manso lenguaje utilizado por un grupo otrora combativo tiene otra explicación, y es que el respaldo turco ha cogido peso en los últimos años en detrimento de sus aliados tradicionales.

Estambul como residencia
Fotografía de archivo, el jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, estrecha la mano del jefe adjunto de Hamás, Saleh al-Arouri, en la ciudad de Gaza el 2 de agosto de 2018

Es sabido que la cúpula política de Hamás, conocida como el politburó, opera desde el exterior por motivos de seguridad. Sus miembros apenas tienen presencia física en la Franja de Gaza pese a trazar la acción política del Gobierno. El primer destino de algunos de los 15 integrantes que componen la cabeza visible del grupo fue la Siria de Bachar al-Asad, un país que se vieron obligados a abandonar en 2011 después del infructuoso estallido revolucionario en el marco de las Primaveras Árabes, levantamientos en los que participaron refugiados palestinos.

El segundo destino mayoritario fue Qatar, promotor del islamismo en la región, donde los miembros del politburó establecieron una base de operaciones vigente en la actualidad. El jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, sucesor de Jaled Meshal, reside en Doha. Mientras que otros volaron hasta Arabia Saudí, un incómodo anfitrión que, presionado por Washington, se vio obligado a expulsar a los miembros de una organización catalogada como “terrorista” por actores como Estados Unidos y la Unión Europea.

AFP/LOUAI BESHARA - Una foto de archivo del 10 de junio de 2001 muestra, de izquierda a derecha: Abu Musa (Mussa), jefe del movimiento disidente Fatah al-Intifada, Mussa Abu Marzuk del movimiento Hamás, Abu Khaled al-Amleh, jefe del ala militar de Fatah al-Intifada, Khaled Meshal, miembro del buró político de Hamás, asisten a una ceremonia para conmemorar el primer aniversario de la muerte del antiguo gobernante sirio Hafez al-Asad

Turquía se convirtió en ese momento en un destino propicio para los altos mandos de Hamás. Según los servicios de Inteligencia occidentales, el grueso del politburó se encuentra hoy en Estambul, donde la organización habría sido capaz de tejer un robusto entramado económico, suficiente como para financiar sus actividades. Los dos líderes del grupo, Haniyeh y Meshal, visitan con frecuencia la nación euroasiática, un dato clave que revela la importancia logística de Turquía. Además, perfiles como el de Saleh al-Arouri, vicepresidente de Hamás, ha residido en Estambul durante los últimos 10 años.

Pero la inteligencia israelí sostiene que la organización no solo realiza actividades de carácter económico desde allí, sino que también desempeña funciones político-militares en la Franja de Gaza. Y han sido las continuas actividades ofensivas del grupo yihadista contra Israel esbozadas desde Turquía, cuyo fin simbólico pasa por la destrucción del Estado hebreo, las que han llevado al Gobierno israelí a intensificar las labores diplomáticas con el Ejecutivo turco. El ministro de Exteriores judío, Yair Lapid, hizo un llamado a Erdoğan para detener las actividades de la organización y cerrar las sedes turcas de Hamás.

REUTERS/CAGLA GURDO - Manifestantes pro-palestinos gritan consignas durante una protesta contra la visita del presidente de Israel, Isaac Herzog, en Ankara, Turquía, el 9 de marzo de 2022. El lema de la pancarta dice que: "¡Salud a la Palestina libre!"

Algunos de los últimos atentados en Jerusalén habrían sido provocados por personas vinculadas a la milicia islamista que visitaron Turquía semanas previas a la ejecución del ataque, según han denunciado las autoridades hebreas. La colaboración en materia de seguridad por parte del presidente Erdoğan parece factible, tal y como demuestra la liberación de dos ciudadanos israelíes detenidos por las fuerzas turcas en noviembre, sospechosos de espiar para Israel después de tomar imágenes de la residencia presidencial. De producirse, ciudades como Beirut o Teherán podrían relevar a Estambul como nueva base de operaciones.

Hamás vigilará de cerca los pasos de Ankara. Desde la milicia islamista se muestran optimistas con respecto del líder turco, una figura que ha emprendido una agenda islamizadora en un país gobernado en las últimas décadas por unas élites profundamente seculares. La República laica y democrática ha ido replegándose bajo la presidencia de Erdoğan, un proceso que ha contentado a sus socios islamistas de la región e insufla ánimos a los dirigentes de Hamás, que le consideran como uno de los suyos. Se antoja complicado que este abandone o se ponga de perfil en la cuestión palestina.

AFP/YASIN AKGUL - Los manifestantes sostienen pancartas en las que se lee "Fin de la ocupación en Palestina" y "Rusia en Ucrania, Israel en Palestina, fin de la ocupación" mientras corean consignas durante una manifestación contra la visita del presidente de Israel, en el parque Sarachane de Estambul el 9 de marzo de 2022

Existe, sin embargo, una perspectiva distinta. Una perspectiva que podría beneficiar las condiciones actuales de Hamás en la Franja de Gaza, y es que el acercamiento entre Israel y Turquía podría hacer que este último actor sustituyera a Egipto en el rol de mediador entre las partes, que nunca negocian cara a cara, sino que lo hacen de forma indirecta. Más aún en un contexto en que El Cairo ha perdido credibilidad, a pesar de gestionar el alto el fuego definitivo que puso fin al conflicto de 11 días en mayo de 2021.

El régimen de Al-Sisi comparte con Estados Unidos e Israel la visión de Hamás como organización terrorista, y se sitúa en las antípodas de su predecesor Mohamed Morsi, líder de la Hermandad Musulmana para el que ejerció como ministro de Defensa y sobre el que ejecutó un golpe de Estado. La postura de Egipto está más alejada del tradicional papel de intermediario, y la adoptada por Turquía podría ganar peso. Si finalmente se asientan las nuevas relaciones turco-israelíes, la mediación de Erdoğan en esta materia podría aliviar el duro bloqueo al que está siendo sometida Gaza, sumida en una crisis crónica.

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