Hisdesat imprime velocidad de crucero a la carrera para hacer realidad su segundo ojo electrónico
La compañía que proporciona comunicaciones e imágenes seguras vía satélite al Gobierno, al Ministerio de Defensa, a las Fuerzas Armadas y a los servicios de inteligencia españoles y de otros países acaba de arrancar en la carrera que protagoniza por sumar a su catálogo una segunda plataforma espacial de observación de la Tierra.
Cuando se cumple el tercer aniversario del lanzamiento el 22 de febrero de 2018 de Paz, el primer ojo electrónico radar español, el operador nacional de servicios estratégicos Hisdesat se ha sumergido de lleno en un arduo proceso para dar vida al sustituto de su primogénito.
Se trata de una astronave de doble uso, cuyas imágenes tridimensionales de alta calidad facilitan la toma de decisiones a los altos cargos del Gobierno y aporta inteligencia y vigilancia al Mando de Operaciones, que revierten en directrices operativas a las unidades militares españolas en el exterior. Pero también es de gran utilidad, por ejemplo, para el control de fronteras, la evaluación de catástrofes naturales, la supervisión del medio ambiente y para verificar el cumplimiento de los objetivos de sostenibilidad de Naciones Unidas.
En fechas recientes, Hisdesat ha presentado ante el departamento de Industria, Comercio y Turismo un Manifiesto de Interés, documento que recoge la importancia de su proyecto Paz 2, con el que confía obtener el respaldo de la Secretaría General de Industria y de las pymes. Una de las bazas para lograrlo es que su nuevo ojo electrónico radar podrá fusionarse con los datos del sistema satelital de información (AIS) de exactEarth ‒empresa canadiense participada por Hisdesat‒, que permite conocer en tiempo real la situación del tráfico marítimo mundial, una ventaja que diferenciará a Paz 2 de otros satélites semejantes.
El Ministerio de Defensa que encabeza Margarita Robles y el de Industria y Comercio que dirige Reyes Maroto parecen inclinarse a poner en marcha Paz 2, ya sea dentro o al margen de un Plan Nacional de Observación de la Tierra por Satélite (PNOTS-2) que todavía no existe. Sin embargo, desde el Ministerio de Ciencia e Innovación que pilota el astronauta Pedro Duque confirman que todavía “están estudiando diferentes opciones, pero aún no hay tomada ninguna decisión”.
Desde el punto de vista del director general de Hisdesat, Miguel Ángel García Primo, lo deseable es tener culminados “a principios de 2022” todos los pasos encaminados a materializar Paz 2. Esa es la fecha que considera “limite” para suscribir el contrato de fabricación con la compañía que asuma la función de contratista principal.
Pero, aunque quedan diez meses para que concluya 2021, todavía restan algunos importantes hitos por alcanzar. El primero de ellos sería ultimar la definición de las especificaciones operativas que debe cumplir Paz 2, algo que corresponde al Estado Mayor Conjunto (EMACON). Es un documento que, una vez ratificado por el jefe del Estado Mayor de la Defensa, el almirante Teodoro Lopez Calderón, será elevado al Ministerio de Defensa que encabeza Margarita Robles.
La organización competente en la materia es la Secretaría de Estado de Defensa, donde los equipos de su titular, Esperanza Casteleiro, y de la Dirección General de Armamento y Material que dirige el almirante Santiago Ramón González Gómez, desarrollarán su contenido y redactarán el Documento de Viabilidad. En él se recogerán las distintas opciones de para obtener las capacidades que definen los requisitos operativos establecidos por el EMACON.
En el caso de que todo lo anterior se lleve a efecto, será factible concluir la producción en 2025 y lograr su puesta en órbita “a finales de 2025 o principios de 2026”. A la vista de los hitos que quedan por conseguir, el momento idóneo para comenzar a hacer frente al desarrollo de Paz “es ahora”, afirma García Primo, cuando ya se vislumbra el momento de su reemplazo y Bruselas ha activado el Fondo de Recuperación Next Generation que da soporte al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Paz está posicionado a 514 kilómetros de altura, en la misma órbita que los satélites alemanes TerraSAR-X y TanDEM-X. Los tres poseen capacidades y modos equivalentes de adquisición de imágenes, por lo que conforman una constelación que permite su explotación conjunta por parte de Hisdesat, la Agencia Aeroespacial Alemana (DLR) y Airbus.
Pero el tiempo de vida de las plataformas alemanas también está a punto de caducar y Berlín relevará a ambos por uno solo. Denominado HRWS-SAR ‒acrónimo en inglés de satélite SAR de Banda Ancha de Alta Resolución‒, posee muchas sinergias con el español Paz 2, por lo que ambos constituirán la constelación radar hispano-alemana de la segunda mitad de 2020.
Pero, ¿cómo será el nuevo satélite radar español? Mientras que Paz pesa 1,3 toneladas, su relevo se sitúa “en el entorno de las 4 toneladas”. Su antena también será de mayores dimensiones, más larga y más ancha. La actual es de 4,8 metros de longitud y “para la nueva queremos superar los 6 metros”. En cuanto a la anchura, la que vuela en Paz es de 70 centímetros y “para la nueva queremos alcanzar alrededor de 1,50 metros”.
Lo anterior es la consecuencia de haber multiplicado por cuatro el ancho de banda de las emisiones radar. En la segunda mitad de los 90, la regulación de la Unión Internacional de Telecomunicaciones de Naciones Unidos solo permitía que los satélites radar tuvieran un máximo de 300 Megahercios. Hoy en día esos tres centenares de MHz han sido superados y se han convertido en 1.200 MHz. A nivel tecnológico, ese enorme salto exige adaptar, por ejemplo, los chips electrónicos, los amplificadores de potencia y las antenas para poder radiar una señal con una frecuencia de señal tan elevada.
Como es lo habitual en un sector con visión y planes a largo plazo, el reemplazo de Paz “ya estaba sobre mi mesa bastante antes de que se pusiera en órbita en febrero de 2018”, recuerda Miguel Ángel García Primo. Como empresa tractora del colectivo espacial nacional, el primer ojo electrónico radar español “supuso un enorme reto para nuestra tejido industrial, que hasta la segunda mitad de la década de 2000 no había tenido la oportunidad de hacer realidad ningún satélite basado en tecnología radar”.
Desde el punto de vista de García Primo ‒“padre” técnico de su avanzada antena en banda X‒, un ingenio tan complicado y de tan grandes dimensiones ha sido “el mayor reto tecnológico de la industria nacional durante el siglo XX”. Pero ahora la situación es muy distinta. El aprendizaje adquirido ha reportado a la industria española “un conocimiento de primer nivel”, lo que ahora la faculta para que “la aportación tecnológica nacional sea mucho más importante de lo que fue antaño”.