En diálogo con el intelectual saharaui Mrabbih Rabbou Maoulainine

Historia, memoria, eventos y actores del Sáhara

PHOTO/Ramdan Mesaud - Clara Riveros y Mrabbih Rabbou Maoulainine en la estación de tren Rabat Ville, sábado 18 de noviembre de 2017

El pasado 18 de abril de 2020, falleció en Rabat el intelectual saharaui Mrabbih Rabbou Maoulainine. Con él, tuve algunas reuniones y sesiones de entrevista entre 2017 y 2019 para reconstruir diferentes aspectos y eventos de la historia del Sáhara. Hoy presento esta entrevista inédita -sus memorias-, a modo de homenaje póstumo y con la intención de que las palabras de Mrabbih no queden en el olvido. Extiendo a su familia y amigos mis condolencias y sentimientos de pesar por esta gran pérdida para la sociedad marroquí y particularmente para la comunidad saharaui. Descanse en paz. 

Mrabbih Rabbou Maoulainine

¿Usted es descendiente de Cheij (Cheikh) Maelainine, el mítico Maelainine de la zawia de la ciudad de Smara1

Disculpe mi español que es un poco mediocre. Mi abuelo fue uno de los hijos de Cheij Maelainine. En los archivos españoles y marroquíes están los registros, la historia, que corrobora que mi abuelo fue uno de los dirigentes de la resistencia que estuvo luchando contra la colonización francesa desde 1912 hasta 1934.

Su español es muy bueno. Hábleme un poco de esa resistencia…

Las luchas de resistencia entre 1912 y 1934 fueron emprendidas por la gente del sur de Marruecos y de los emiratos de lo que hoy se denomina Mauritania. La capital de la resistencia fue Kerdush. Tres hijos de Cheij Maelainine formaron parte y estuvieron al frente de la resistencia: Cheij El Hiba, que murió envenenado por los franceses, era quien dirigía todo y nombró a sus hermanos con contingentes en diferentes lugares: Cheij Sidi Ahmed Uld, quien se quedó en Agadir y Cheij Merebi Rebou (o Merebbi Rebbou en francés), mi abuelo, quien estuvo en Tiznit y en Tarudant. Llegó a Marrakech en época de Ramadán para una tercera etapa en la resistencia al colonialismo francés. Volvió al Sáhara en 1934 y lo recibieron las autoridades españolas en Tarfaya, su casa está allí. Murió en 1942 y está enterrado a unos 50 kilómetros al este de Laâyoune, al igual que mi padre.

¿Qué me puede decir acerca del Sáhara español?

No hay Sáhara español. El territorio del Sáhara no puede ser una extensión o prolongación del territorio español simplemente porque no hay manera de que España estuviera en el Sáhara antes que Marruecos. El Sáhara era una parte del territorio marroquí antes de la colonización francesa y española. Las tribus del Sáhara son una extensión de las demás tribus que hay en Marruecos. Usted puede ir a Essaouira o a Marrakech y comparar las tribus que existen en esas ciudades y las que existen en el Sáhara. En lo que respecta a la colonización del sur de Marruecos por parte de España esta empezó, de manera efectiva, en octubre de 1934. Las órdenes en relación con el Sáhara provenían de Tetuán, todo se dirigía desde allí hasta el final del protectorado en 1956.

Desde un punto de vista sociológico, las tribus que están en el Sáhara son la continuación de las que están en el resto de Marruecos, aunque España intentó hacer del Sáhara una zona distinta y diferente de Marruecos y de Mauritania, pero sin éxito. Para ese propósito, España se basó en la obra El Badia (El Campo) de un sabio del siglo XIX, Cheij Mohammed Elmami, un poeta y conocedor de la jurisprudencia islámica que murió en 1864.

Cheij Mohammed Elmami observó en su obra que la jurisprudencia del campo, en relación con las costumbres rurales, era diferente de la jurisprudencia que se aplicaba en las ciudades y, entonces, las autoridades españolas pensaron que eso era suficiente para diferenciar a las tribus del Sáhara del resto de Marruecos. En el campo y en las zonas rurales siempre ha habido costumbres diferentes que tienen que ver con muchos factores y que marcan diferencias notables con las costumbres y prácticas de la gente en las ciudades. Eso es algo que no solo tiene lugar aquí en Marruecos, también ocurre en Argelia, en Túnez, en Egipto, en Arabia Saudí, en muchos lugares. Pero los españoles pretendieron que eso solo existía en el Sáhara y así lo manejaron en La Haya cuando el tema se llevó a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 1975.

Uno de los grandes problemas de toda la producción académica española sobre el Sáhara tiene que ver con el hecho de que eran pocos, y son pocos, los que comprenden o conocen el árabe. España no hizo ningún esfuerzo ni por comprender ni por traducir esa historia que da cuenta de los vínculos históricos del Sáhara con Marruecos, de los habitantes del Sáhara con los sultanes de Marruecos. Se ignoró completamente la bibliografía del Sáhara, los decretos y documentos oficiales y los documentos que tenían unas pocas familias en el Sáhara.

Entonces, según usted, ¿carece de validez la producción bibliográfica española sobre el Sáhara?

Los españoles no tradujeron los manuscritos en árabe que daban cuenta de la historia anterior a la presencia colonial, pensaron que la historia empezaba a partir de la llegada de ellos. Esos escritos, documentos, decretos, correspondencia, aunque ignorados por España, existen, dan cuenta de una historia anterior a la presencia colonial española y francesa. Hay casi dos mil documentos oficiales franceses que demuestran esa relación histórica del Sáhara con Marruecos. Hubo correspondencia oficial y nombramientos oficiales en el Sáhara hechos por el sultán de Marruecos antes de que llegara España. Incluso, durante el periodo del protectorado español, Tetuán fue la capital efectiva del Sáhara. Se entiende así porque los jalifas, caídes y jueces que estaban en Tánger y en Tetuán tenían a sus respectivos vices en Tarfaya y en Laâyoune y todos estos nombramientos dependían del sultán de Marruecos. Dependían del sultán porque el territorio del Sáhara era parte de Marruecos. Eso no estaba en discusión.

Durante el periodo del protectorado las cuestiones religiosas y de enseñanza en el Sáhara dependían del representante del sultán en Tetuán quien designaba a su representante en el Sáhara. Uno de ellos fue un hijo de Cheij Maelainine. Desde Tetuán, fueron nombrados Salek Uld Abdallah y después Mohammed Laghdaf como representantes del jalifa en el Sáhara.

El único esfuerzo serio que hizo España respecto al Sáhara fue el trabajo etnográfico realizado por Julio Caro Baroja entre 1952 y 1953, titulado Estudios Saharianos (1955). Ese fue un buen trabajo y es lo único serio que hicieron los españoles en términos de estudios. Caro Baroja habla de las tribus y de las costumbres, aunque no de todas las tribus. Incluso, en un comienzo, él dudó si aceptar la realización de ese trabajo por sus limitaciones especialmente en lo que refiere al desconocimiento del árabe. Sin embargo, hizo un buen trabajo. Abordó la función espiritual y religiosa que cumplía Cheij Maelainine y, aunque no llegó a investigar a todas las tribus del Sáhara, su aproximación a los usos y costumbres de algunas de las tribus constituyen un trabajo interesante.

¿Y qué cambió en el Sáhara con el final del protectorado?

Todo cambió al final del protectorado en 1956. España decidió quedarse en el Sáhara con la idea de que era una de sus provincias. La intención era no devolver los territorios del sur como tuvo que hacer con los del norte. El sultán ya no pudo designar autoridades en el Sáhara como lo había hecho antes. Tras la guerra de liberación que libró el Ejército de Liberación Marroquí en el Sáhara, se izó la bandera marroquí en las ciudades de Laâyoune, en Smara, en Daklha, en la Güera, todas esas ciudades que seguían bajo ocupación española en 1957. España empezó a devolver gradualmente —y con no pocas resistencias— los territorios ocupados del Sáhara: en 1958, en 1969 y en 1975. El 1° de abril de 1958, con el Acuerdo de Cintra entre Marruecos y España, España entregó Tarfaya a Marruecos. La retrocesión de Sidi Ifni tuvo lugar en 1969 y el resto del Sáhara, aquello que el colonialismo denominó Sáhara Occidental, fue entregado por España en 1975 con el Acuerdo de Madrid. Todos estos territorios siempre estuvieron pendientes de Marruecos. Todos estos territorios siempre fueron reclamados por Marruecos.

¿Por qué la resistencia de la gente del Sáhara a la ocupación colonial? ¿Por qué el Ejército de Liberación Marroquí izó la bandera de Marruecos en La Güera, en Dakhla, en Smara y en Laâyoune en 1957? Porque la gente del Sáhara reivindicaba la pertenencia histórica a Marruecos y exigía la salida de España del Sáhara, como lo habían tenido que hacer Francia y España del resto de Marruecos.

¿Cómo explica esa devolución del Sáhara a cuentagotas por parte de España? 

Los españoles querían de una manera u otra conservar su autoridad en el Sáhara para mantener la guardia sobre las Islas Canarias, porque en esa época había una izquierda separatista en Canarias. Antonio Cubillo quería separar Canarias del Estado español porque consideraba que Canarias era parte de África y no de Europa. En principio, los argelinos le facilitaron a Cubillo estar en Argelia y también le dieron una emisora. Sin embargo, cuando Argelia tuvo al Polisario, echó a Cubillo. Los argelinos también habían acogido a Mohammed R’guibi, un opositor marroquí a la presencia española en el Sáhara y fundador del Movimiento Revolucionario de los Hombres Azules (Morehob) en 1969. Ese movimiento de resistencia contra la ocupación española en el Sáhara proponía la lucha contra la ocupación española del territorio a la vez que reivindicaba la pertenencia del Sáhara a Marruecos. Argelia lo acogió en un principio, pero luego, cuando tuvo al Polisario, lo convirtió en enemigo, e incluso fue perseguido.

Son muchos los aspectos a considerar en la cuestión del Sáhara. Por ejemplo, todos los fundadores y dirigentes del Frente Polisario, o la mayoría, eran estudiantes marroquíes, sus padres habían participado en la lucha de liberación del Sáhara con el Ejército de Liberación Marroquí. Otros dirigentes del Polisario no eran del territorio disputado, sino de otras ciudades del sur: Tan-Tan, Tata, Guelmim, había otros de Mauritania. La lucha inicialmente fue contra la ocupación española. Después cambiaron los objetivos cuando se convirtieron en rehenes de Argelia. Ahí se interesaron en los recursos, en los fosfatos, en la pesca. La cuestión tomó otra dirección cuando Argelia se involucró y albergó al Polisario en el territorio de Tinduf que para ese momento ya controlaba.

Mrabbih Rabbou Maoulainine

¿Por qué Argelia se involucró en la cuestión del Sáhara?

Argelia tiene una pretensión territorial sobre el Sáhara y ha estado interesada en redefinir sus fronteras sobre el territorio marroquí desde su independencia en 1962. La Guerra de las Arenas en 1963 también lo evidenció. Pretender que Argelia no tiene ninguna pretensión territorial sobre el Sáhara es falso. Fue Argelia la que armó al Polisario y lo acogió en Tinduf. Es y ha sido Argelia quien le facilita al Polisario todos los actos políticos y diplomáticos en el extranjero. Argelia ha pagado o le compró los reconocimientos a la RASD -República Árabe Saharaui Democrática- con sus petrodólares en América Latina y en África; mientras que en Europa nadie reconoce a esa entidad. Los africanos y los latinoamericanos no saben a ciencia cierta qué es la RASD ni dónde está ubicada.

Cuando yo era director de la radio en Tinduf encontré montones de cartas dirigidas al secretario del Polisario, Mohamed Abdelaziz y con dirección a El Aaiún. Jefes de Estado y ministros africanos que le enviaron correspondencia al presidente de la RASD y la enviaban a la ciudad de El Aaiún. No sabían que el Polisario no estaba en El Aaiún, sino en Tinduf, territorio de Argelia, eso no lo comprendía la gente. Recuerdo una carta de un escritor sirio que le escribió al presidente de la RASD, también con dirección a El Aaiún, le pedía canciones, banderines de la RASD, libros y panfletos. Abdelaziz pidió que se los enviaran sin dirección. No podían poner una dirección. ¿Qué república era esa?

Argelia es quien ha decidido todo desde el momento en que acogió al Polisario. Nosotros los saharauis lo hemos visto con nuestros propios ojos. El interés de Argelia en el territorio del Sáhara tiene que ver con las minas de hierro que hay en esa zona y, principalmente, con esa salida que necesita al océano Atlántico. El Mediterráneo le queda muy lejos de Tinduf. Argelia quiere ser la potencia del Magreb, tiene fronteras con todos los países del Magreb y le hace falta esa salida al Atlántico que le facilitaría muchas cosas. Argelia ha utilizado a los saharauis que fuimos y que todavía son los miserables del desierto de Tinduf.

Respecto a su paso por el Polisario, ¿tiene que ver con ese legado familiar de resistencia a la ocupación española, es decir, esa fue una influencia para que usted decidiera ir al Frente Polisario?

Yo no decidí ir al Polisario, yo fui raptado, fui secuestrado por el Polisario. Son dos cosas diferentes.

¿Fue secuestrado por el Polisario?

Yo nací en 1950 y cuando tuvo lugar la descolonización del Sáhara en 1975, todavía era muy joven. Tenía una pequeña escuela privada en Dakhla donde impartía clases de árabe. En el día enseñaba a los niños y en la noche a los adultos, incluso enseñaba a los funcionarios españoles que estaban en el Sáhara. El árabe, aunque es nuestra lengua, era una lengua que estaba marginada. Yo había estudiado en Casablanca, en Canarias y en Madrid. En esa época me invitaron a ser parte del Polisario, pero a mí no me interesaba. En realidad, no me interesaba la política. En relación con el Sáhara en esa época nada estaba claro. Había algunas informaciones en la radio, pero nada que le permitiera a la gente comprender qué estaba pasando de forma que pudiera sacar sus conclusiones sobre el papel que jugaba cada uno de los actores implicados (Argelia, el Polisario, Mauritania, Marruecos, España) en la cuestión. Cuando fui secuestrado por el Polisario o, más bien, por militares argelinos, estaba en El Aargub, esa es la parte continental de Dakhla que está justo en frente de la península. Militares argelinos de civil se encargaron de organizar a la gente en el Sáhara y suministrar los medios de transporte para trasladar a la gente hasta Tinduf. Estuve encarcelado por no haber querido ser parte del movimiento. Desde el día del secuestro hasta el día en que salí de la cárcel pasaron casi dos años. Fui secuestrado el 15 de octubre de 1975 y estuve encerrado hasta julio de 1977.

¿Cómo eran las cárceles?

Esas cárceles son agujeros en la tierra con hierro y con zinc. Ahí nos tenían a los prisioneros, estábamos sometidos a trabajos forzados, debíamos cavar la tierra. Era una forma de mantener ocupada a la gente, no se nos permitía hablar entre nosotros y estábamos en muy malas condiciones. Hay gente que ha muerto en esas cárceles solo por preguntar: “¿Por qué estoy aquí?”. Hubo gente que murió a causa de esos trabajos, por la miseria y por las malas condiciones en que estábamos.

¿Qué le hizo pensar que los militares argelinos se ocuparon del traslado de la gente a Tinduf?

No solo del traslado a Tinduf, sino de todo el conflicto y de su prolongación en el tiempo. El Polisario no tenía la forma ni los medios materiales para hacerlo, tampoco tenía experiencia para hacer estas cosas. Es que fuimos decenas, cientos de personas raptadas y llevadas a los campamentos de Tinduf. El Polisario desde siempre ha sido un rehén de Argelia. ¡Quién paga, manda! Los dirigentes del Polisario son una copia mal hecha del servicio de seguridad argelino, nada más que del servicio de seguridad. La forma en que ejecutan las órdenes y la manera en que hacen todo es una copia del servicio de seguridad argelino. Yo fui director del Departamento de Información del Polisario y le puedo decir que el Polisario no puede hacer nada sin el ojo del servicio de inteligencia argelino y sin la aprobación de los militares argelinos. Fíjese en esta situación que me llevó a corroborarlo: en 1988, yo estaba en Argel y me entero que Mohamed Abdelaziz, secretario general del Polisario y presidente de la RASD, fue desde los campamentos de Tinduf hasta Argel porque lo mandaron llamar; yo fui a la representación del Polisario en Argel para preguntar dónde estaba Abdelaziz y ellos no sabían nada. Abdelaziz, el presidente de la RASD, tampoco sabía para que se le requería en Argel y esperaba las indicaciones. Las autoridades argelinas son las que deciden qué hace el Polisario. El Polisario no tiene independencia para decidir nada porque en realidad todo lo decide Argelia y son los oficiales argelinos que están en Tinduf quienes toman las decisiones de lo que se hace en Tinduf.

¿Qué hizo al salir de la cárcel del Polisario?

Cuando a mí me secuestraron, mi madre estaba en el desierto y, en uno de esos raptos que hacía el Polisario, se la llevaron a ella y a mis dos hermanos. Ella siempre estuvo buscándome y pidiendo verme hasta que decidieron llevarla a verme. Un día, estando en la prisión, alguien de la seguridad del Polisario me llevó a otro sitio. No me dijeron para qué. Salí de la cárcel, me llevaron a otro lugar donde tomé una ducha, me dieron ropa limpia y hasta colonia. ¡Perfume! Ellos ejercen una tortura psicológica constante sobre las personas. En ese momento, yo no sabía que mi madre estaba en los campamentos. Pensé que me habían hecho salir para ver alguna delegación extranjera, porque todo lo que ellos muestran es una película, una puesta en escena. Ese día y esa noche estuve haciendo té, había comida, dormí con una manta limpia, me dejaron el perfume, un perfume barato, pero en ese momento todo eso me parecía como estar en el paraíso… Al día siguiente vi a mi madre con vigilancia del Polisario. Ella le dijo al guardia: ¡quiero hablar con mi hijo! Y lo echó. Estuvimos hablando como una hora y media.

Después de eso volví a la cárcel, pero el trato cambió. Yo veía a mis camaradas en la cárcel, haciendo esos trabajos, era una tortura ver a los amigos así, mientras uno recibe un trato mejor. Me encargaron enseñar a la gente de la cárcel. Yo insistí en seguir haciendo trabajos con mis compañeros. Yo no lo sabía, pero en ese momento los del Polisario ya me estaban preparando para mandarme a la radio y por eso el trato de ellos cambió. Venía uno del Polisario y me decía que yo no tenía que hacer esos trabajos que hacían los demás, yo le decía que quería hacerlo y que era una forma de hacer deporte. ¡Qué deporte! No tiene idea de la comida que uno recibe ahí. Cuando dejé la cárcel y encontré una báscula para pesarme pesaba 57 kilos.

Me sacaron de la cárcel porque no tenían suficientes cuadros en árabe. Estuve recibiendo instrucciones militares durante un año. El Polisario había creado una “radio” en Tinduf. Eso no era una radio… El caso es que me pusieron a trabajar ahí en esa radio unos nueve meses, después me nombraron director de la radio. Después me enviaron a Argel.

Mrabbih Rabbou Maoulainine

¿Usted ya tenía una familia en Tinduf?

Sí, me casé en Tinduf.

Y, entonces, toda la familia se mudó a Argel…

No. Ellos no fueron conmigo a Argel. ¿Cómo iban a ir conmigo? Mi familia, mi mujer y mis hijos, le pertenecían al Polisario. Yo era un esclavo más del Polisario. Ellos se quedaron en Tinduf.

¿Por qué lo enviaron a la capital argelina?

En 1986 me nombraron director del Departamento de Información del Polisario que funciona en Argel. De esa dirección dependían: la radio (“La voz del Sáhara Libre”), un centro cultural que está en la principal calle de Argel, toda la propaganda del Polisario, y un periódico (“Sáhara libre”) que se publicaba en tres idiomas (español, francés y árabe).

¿Sus condiciones personales mejoraron con el nuevo cargo? Tenía más responsabilidades y mayor confianza del Polisario…

Sí, mis condiciones mejoraron un poco. El problema es que yo no tenía ninguna documentación. Solo un carné con mi nombre y foto por el trabajo que hacía.

¿No tenía pasaporte?

Ningún pasaporte.

¿Usted pensó en salir de Argelia? ¿Pensó en volver a Marruecos?

Desde el primer día del secuestro pensé en venir a Marruecos. Esos no son amigos, ni van a liberar a nadie. Alguien que priva a otro de la libertad no puede ser un amigo, es un enemigo. Ellos mismos se convirtieron en los enemigos de los saharauis.

En Argel usted tenía mayor libertad que en Tinduf, pero no suficiente libertad de movimiento. ¿Qué hizo para salir de Argelia?

Tenía un coche del Departamento de Información. Un día, quedé con unos amigos a unos 55 kilómetros, de ahí fui a la frontera, al oeste de Argelia. Entré a Marruecos por un lugar al noroeste de Oujda. Estando de este lado de la frontera, el 18 o 19 de enero de 1989, busqué una guía telefónica y llamé al Ministerio del Interior de Marruecos. Les dije que era el director del Departamento de Información del Frente Polisario. En ese momento, Marruecos todavía no había implementado esa política de retornados, creo que fui el primero proveniente de los campamentos de Tinduf en entrar a Marruecos. Les dije dónde estaba y mi nombre. Mi familia es una familia conocida en Marruecos. En cuestión de pocos minutos fueron a buscarme, creo que fue un cónsul que estaba pasando las vacaciones en esa ciudad. Él fue a buscarme y vinimos juntos a Rabat.

¿Qué piensa de su experiencia en Tinduf y de lo que vivió durante más de diez años en territorio argelino?

Ahora pienso en todo eso como si se tratase de una aventura de la juventud. Antes de ser secuestrado me parecía que lo más inteligente era no estar con ninguna de las partes, no tener nada que ver en ese problema, sin embargo, fallé al no interesarme en nada.

¿Cómo ha transcurrido su vida en Marruecos? ¿Cómo fue llegar y reincorporarse o incorporarse al sistema marroquí?

En 1989, cuando llegué a Rabat, estuve durante un mes hablando con las autoridades y con los responsables de la administración marroquí. Me nombraron jefe de Gabinete del ministro del Interior y de la Información, Driss Basri. Ahí estuve varios años. En 1994 me nombraron consejero en el Ministerio de Comunicación y he estado en ese cargo hasta hoy.

¿Su familia regresó de Tinduf?

Mi padre nunca salió de Marruecos. Él vivía en Rabat y siempre estuvo aquí, cuando murió fue sepultado, como ya le dije, a unos 50 kilómetros al este de Laâyoune. Mi madre, que nació en 1925, volvió a Marruecos en 1996, tenía más de 70 años. Ella volvió con mis hermanos y con su esposo porque estando en Tinduf se casó otra vez y tuvo más hijos. Mi mujer y mis hijos también vinieron a Marruecos en 1996. Todos vinieron a Rabat. Mi madre murió hace unos años y la enterré aquí, en Rabat, su esposo murió en Laâyoune y allá fue sepultado. Cuando mis hermanos volvieron a Marruecos estuvieron casi un año conmigo, aquí en Rabat, después se fueron al sur. El Estado les entregó una casa y una subvención, como a los demás saharauis que han regresado de los campamentos. Actualmente ellos están viviendo en Dakhla. Yo vivo en Rabat.

Usted es consejero en el Ministerio de Comunicación y quiero aprovechar para conocer su opinión sobre el manejo informativo que hacen los medios hispanohablantes sobre el diferendo del Sáhara. La impresión que tengo es que la cuestión del Sáhara no reviste gran interés en América Latina, ni a nivel político, ni a nivel académico. Es un tema que se percibe lejano y, de hecho, lo es. Llama la atención que lo poco que se sabe o, más bien, la lectura dominante y arraigada sobre la cuestión, es la que ha difundido el Frente Polisario, lectura que se ha visto reafirmada por medios de comunicación y asociaciones españolas. No se conocen las otras historias y las otras memorias, me refiero a experiencias como la suya… 

Para hablar del tema del Sáhara hay que hacerlo por etapas, porque son muchas aristas las que tiene esa cuestión. Es natural que lo que se sabe del tema del Sáhara en América Latina, a través de la prensa local, refleje o reproduzca lo que dice la prensa española, por una razón: allá piensan que España, al ser la potencia colonizadora del Sáhara, sabe más y mejor todo lo que atañe a la cuestión. Eso no solo ocurre en América Latina, por ejemplo, es algo que también sucede con la prensa alemana. La prensa alemana concede especial relevancia a lo que dice la prensa española sobre el Sáhara. Lo que me resulta incomprensible es que aquí en Marruecos hay prensa de América Latina y prensa alemana acreditadas, pero la información sobre la cuestión del Sáhara no es producto de la investigación que hacen los corresponsales que están aquí, sino que solo consideran lo que dice la prensa española sobre el tema; no investigan, reproducen lo que dicen los medios españoles y los corresponsales y periodistas españoles reconocidos por su activismo y afinidad hacia el Polisario y hacia las asociaciones solidarias con el Polisario que reciben muchos beneficios y recursos públicos de España.

En lo que respecta a la manera de informar de los corresponsales de la prensa española, tampoco se caracterizan por investigar mucho sobre el tema, no hacen trabajo de campo y, cuando lo hacen, recogen apenas unas cuantas opiniones. Son informaciones muy limitadas que no muestran las diferentes miradas y posiciones sobre este asunto para que los lectores puedan sacar sus propias conclusiones. No hay equilibrio en la información que los medios españoles muestran sobre el tema del Sáhara. Se limitan a repetir el discurso del Polisario cada vez que dicen que el Polisario es el representante del “pueblo saharaui”. Ese es el discurso del Polisario. Tampoco dejan claro que la mayoría de ese “pueblo saharaui” está aquí en el Sáhara y que la gente del Sáhara vota y elige a sus representantes que son del Sáhara y que son elegidos en el Sáhara. Vamos a suponer que hubiera un tercio de la población del Sáhara que apoya al Frente Polisario, incluso si los del Polisario tuvieran un tercio de simpatizantes, eso no les permite afirmar que son los “únicos representantes de los saharauis”, en todo caso representarán a un sector de la población, a un grupo, pero no a todos los saharauis. Eso nunca ha quedado claro en la información que difunden los medios españoles.

Notas al pie

1-Cheij Maelainine fue una figura emblemática y ampliamente reconocida por los saharauis. Su zawia se encuentra en la ciudad de Smara. La zaouyya, zaouia, zawiya o zawia [en árabe زاوية] fue una institución —en países del Magreb— en la que ciertas tribus se ocuparon de la enseñanza y de los servicios religiosos —pese al carácter nómada de las tribus del Sáhara— hubo jeques y santones o morabitos que crearon escuelas y, tras su muerte, la zawia adquiría, además de ser un centro de formación, un significado espiritual y casi sagrado para las tribus. La zawia de Cheij Maelainine en Smara es un ejemplo de lo que se describe. Las zawias revistieron especial protagonismo como instituciones para la formación y la educación en la región del Sahel y del Sáhara antes de la llegada de las potencias coloniales. En éstas se impartía la alfabetización árabe básica a los niños, la enseñanza del Corán y, posteriormente, los estudios más avanzados en relación con las leyes islámicas, la teología, la gramática árabe, las matemáticas e incluso la astronomía. Algunos de estos centros todavía funcionan y continúan teniendo protagonismo como institución de enseñanza en el Sahel (desde Mauritania hasta Nigeria e incluso en algunos lugares de Marruecos). Nota aclaratoria a partir de la información recogida en la II Edición del Foro Internacional “Entre dos orillas”, bajo el lema: “La cuestión de las fronteras en la región Sahelosaharaiana”, celebrado en Laâyoune entre el 7 y el 9 de abril de 2018.

Sábado 18 de abril (2020)

*Clara Riveros es politóloga, consultora, analista política en temas relacionados con América Latina y Marruecos y directora en CPLATAM -Análisis Político en América Latina- ©
 

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