El grupo terrorista libanés, con el apoyo de Teherán, usa el dinero de la droga para financiar sus ataques

Hizbulá e Irán, detrás de importantes operaciones contra el tráfico de drogas

photo_camera PHOTO/REUTERS - Una bandera de Hizbulá y un cartel en el que aparece el líder de Hizbulá en el Líbano, Sayyed Hassan Nasrallah

Las sanciones de Estados Unidos a Irán, la pandemia del coronavirus y el colapso económico de Líbano ha hecho que Hizbulá busque otras fuentes de financiación. Ahora, la organización terrorista parece depender cada vez más de empresas criminales, incluido el contrabando de drogas, para financiar sus operaciones, según informes de analistas de Estados Unidos y Oriente Medio. A primeros de julio, la Policía italiana encontró escondidos dentro de rollos de papel, 84 millones de tabletas de anfetamina Captagon, según el diario norteamericano The Washington Post.

Esta cantidad, todo un record según los propios agentes italianos, tiene un valor estimado de 1.100 millones de dólares. Según el Post, siguiendo informes de la inteligencia estadounidense, estas drogas se originaron en Siria, en fábricas controladas por el régimen de Bachar al-Asad. La reconstrucción sobre el viaje de estas sustancias hasta llegar a la costa italiana que hizo el diario americano comienza en Latakia, ciudad costera siria, con instalaciones portuarias iraní cuyo control está en manos de Hizbulá.

El grupo terrorista libanés ha sido vinculado con una seria de importantes incautaciones de drogas, en lugares que van desde Siria, Jordania, hasta los centros urbanos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, también llegando a operar por el centro y sur de Europa. En julio, las autoridades griegas confiscaron un gran envío de píldoras Captagon, procedentes de Siria, por valor de más de 500 millones de dólares. Pero también la Policía de Dubái encontró el año pasado más de cinco toneladas de droga en compartimentso ocultos. Estas operaciones antidroga se repitieron en Egipto, Arabia Saudí y Jordania.

Hizbulá

La agencia europea de aplicación de la ley, Europol, advirtió en junio que se creía que los operativos de Hizbulá estaban “traficando con diamantes y drogas” y llevando a cabo lavado de dinero, usando países europeos como base de sus operaciones. El Captagon es una droga sintética que Hizbulá comenzó a fabricar hace más de diez años, según analistas de inteligencia.

Estrechos lazos con el narcotráfico desde los 90

Hizbulá es quien lleva a cabo toda la coordinación logística de las operaciones, pero bajo el paraguas de la Guarda Revolucionario Islámica de Irán. La sociedad creada entre los dos grupos chiíes ha servido a la milicia libanesa como apoyo financiero, pero la grave crisis económica que atraviesa Irán ha aumentado las actividades de este tipo. El propio presidente iraní, Hasán Rohaní, admitió que la Republica Islámica estaba atravesando la peor crisis económica desde su establecimiento en 1979 y la moneda iraní continúa cayendo en picado. La crisis ha llevado tanto a Hizbulá como a Irán a buscar ingresos a través de cualquier medio posible.

Según Al-Ain, informes recientes de inteligencia indicaron que las sanciones puestas por Washington a Irán han llevado a Teherán a recortar los fondos para las milicias en Líbano y Siria. Pero el tráfico de drogas entre Hizbulá e Irán no es un asunto reciente. Se remonta a los años noventa, pero ahora se ha convertido en una pieza importante para su continuidad.

Hizbulá

Poco después de que un grupo de facciones armadas chiíes se uniera bajo el nombre de ‘Partido de Dios’, algunos de estos grupos ya poseían vínculos con el tráfico de drogas en el valle de la Bekaa del Líbano y el dinero que conseguían gracias a estas actividades delictivas se usó para aumentar el número de componentes del grupo terroristas y mejorar su puesta en escena. Según un informa del FBI publicado en noviembre de 2008, Hassan Nasrallah, líder de la milicia libanesa chií, declaró a sus seguidores que “el contrabando de drogas es moralmente aceptable cuando se venden a occidentales, como parte de la guerra contra los enemigos del islam”.

Es ya sabido los lazos entre Hizbulá y los cárteles de droga en América Latina. Sus vínculos con el narcotráfico, el lavado de dinero y las armas con ‘empresarios’ del narcotráfico han constituido fuentes de su financiación. Países como Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua o Cuba han abierto sus puertas a Irán y a Hizbulá a cambio de asesoramiento estratégico y armas.

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