El legado quedará guardado durante cinco años en la caja número 696

Horacio Castellanos Moya deja en el Instituto Cervantes de Madrid parte del manuscrito de su novela ‘Insensatez’

PHOTO/Instituto Cervantes/Fernando Gutiérrez - El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya (izq.) acompañado por Luis García Montero, muestra la primera versión pasada a limpio de su novela ‘Insensatez’ (2004), antes de introducirla en la caja de seguridad 696

El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya depositó este martes en la Caja de las Letras dos de los escasos objetos de su trayectoria literaria que han sobrevivido a sus múltiples cambios de residencia por diversos países: la libreta que contiene parte del manuscrito de su novela ‘Insensatez’, publicada en 2004, y la primera versión pasada a limpio de dicha novela con todas las correcciones manuscritas que le hizo, incluidos el cambio de título y de epígrafe.

La mencionada libreta es la tercera que escribió de ‘Insensatez’ y comienza a partir del capítulo 10. Las dos libretas anteriores, con los capítulos del 1 al 9, están perdidas. La causa la explicó así: "He sido un escritor errante, sin casa ni hogar, el único país que me queda es el de mi memoria; por eso, el archivo de mi obra se limita a tres pequeñas cajas con unos contados manuscritos que han sobrevivido a los tantos traslados" que ha vivido. "Estos materiales –resumió– quizá sean lo más significativo que encontré en esas cajitas".

Este legado, que el escritor dejó en la caja número 696 de la cámara acorazada del Instituto Cervantes, permanecerá guardado bajo llave hasta dentro de exactamente cinco años, el 14 de septiembre de 2026.

Horacio Castellanos Moya agradeció al Instituto Cervantes no solo la invitación de este martes, sino el apoyo a su carrera como escritor "desde principios de este siglo, cuando mis libros empezaron a ser conocidos". Recordó que su obra se ha presentado en sedes del Instituto en Alemania, Francia, Inglaterra, Austria, Japón o Estados Unidos, lo que supone "un estímulo invaluable para un escritor como yo".

En un cuidado discurso leído, hizo suya la declaración de Borges en 1976 de que "España es generosa", y destacó la importancia de la labor que desempeña el Instituto Cervantes: "Es esencial para la lengua española y para los autores", sobre todo para escritores de países, como el suyo, cuya presencia es "precaria en la literatura internacional", afirmó Castellanos Moya, que es autor de doce novelas y varios libros de relatos y ensayos. Su obra ha sido traducida a una docena de idiomas.  

"La lengua española –añadió– nos permite crecer y proyectarnos", y el Instituto Cervantes "juega un rol valor invaluable como la más sólida plataforma cultural de esta lengua".

Violencia, sexo y deseo

El director del Cervantes le elogió por "la calidad literaria y humana que ha sostenido siempre su trabajo como escritor, y como cronista y ensayista que medita sobre la realidad cultural y social que habitamos". En especial, destacó su "apuesta por la lucidez, el reconocimiento de muchas de las fuerzas que determinan nuestra vida". "En su narrativa está muy presente la violencia, el sexo y el deseo, y eso, gracias a su capacidad literaria, le permite meditar sobre las cosas fundamentales de la condición humana".

Para Luis García Montero, el autor es "un buen representante de esa literatura latinoamericana que podríamos definir como una literatura nómada". Y es que Castellanos Moya, hijo de madre hondureña y padre salvadoreño –si bien sus años de formación los vivió en El Salvador–, ha residido en países como Alemania, Canadá o España. Actualmente vive en Estados Unidos, en cuya Universidad de Iowa es profesor. Una universidad, recordó García Montero, que es un punto decisivo para la literatura latinoamericana, y que ha reconocido recientemente con su premio al poeta y traductor Martín López Vega, director de Gabinete del Instituto Cervantes, quien estudió precisamente en sus aulas.

García Montero insistió en que el Cervantes trabaja por "la cultura como valor de hermanamiento internacional". Una labor que se extiende a todos los países, pero muy especialmente a los hispanohablantes, porque es fundamental, dijo, "cuidar ese tesoro que nos une a través de la historia que es el tesoro de compartir una lengua". 

En esta línea de estrechar lazos con la comunidad que habla en español se enmarca la especial actividad de esta semana en la Caja de las Letras: a los legados del lunes (protagonizados por el nicaragüense Sergio Ramírez y el cubano Leonardo Padura) y de este martes, se sumará el jueves otro legado que dejará la ministra colombiana de Cultura en reconocimiento al Instituto Caro y Cuervo de su país.

Enviado por José Antonio Sierra, asesor de Hispanismo. 

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