La Guardia Revolucionaria habría frustrado la operación “de piratería” que intensifica las tensiones en mitad de un posible retorno al acuerdo nuclear

Irán acusa a Estados Unidos de secuestrar un petrolero iraní en el golfo de Omán

photo_camera PHOTO/REUTERS - Cinco buques cisterna iraníes dirección Venezuela el domingo 17 de mayo de 2020, como parte de un acuerdo entre las dos naciones sancionadas por Estados Unidos en medio de las crecientes tensiones entre Teherán y Washington

Irán ha lanzado este miércoles la enésima acusación a Washington por sus continuos roces en aguas del mar Arábigo. La Guardia Revolucionaria iraní ha filtrado a través de la agencia estatal de noticias Mehr un nuevo encontronazo con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en el golfo de Omán. Según la difusa versión extendida por Teherán, un buque de guerra estadounidense interceptó recientemente un “petrolero gigante” con la intención de descargar el suministro en otra embarcación “y dirigirlo a un destino desconocido”.

La acción “de piratería” fue repelida por las fuerzas marítimas de la Guardia Revolucionaria, apunta la agencia Mehr. La fuerza de élite persa habría conseguido recapturar el carguero “utilizando operaciones Heliborne en la cubierta” para reconducir de nuevo la carga hacia la costa de Irán. En ese momento es cuando comienza una persecución por parte de las fuerzas estadounidenses para recuperar la mercancía, sin éxito. Una escena poco verosímil que Teherán pretende reforzar mediante la publicación de un vídeo en las próximas horas.

Washington no se ha pronunciado al respecto. La diplomacia estadounidense apuesta por apaciguar las tensiones entre ambos países en un momento marcado por la reanudación del acuerdo nuclear. Sin embargo, las inmediaciones del mar Arábigo concentran una de las principales fuentes de tensión entre ambas administraciones. Más si cabe atendiendo al perfil del nuevo presidente iraní Ebrahim Raisí. El exjefe de la judicatura forma parte del ala dura del régimen, y su retórica es más agresiva que la de su predecesor Hasán Rohani.

Refinería petróleo golfo Pérsico

El golfo de Omán es, además, un enclave estratégico de primer orden. Conectado al golfo Pérsico mediante el Estrecho de Ormuz, el área forma parte de una de las principales vías de exportación de hidrocarburos del planeta. A través del golfo de Omán viaja cerca del 30% del petróleo producido a nivel mundial. Un motivo que explica las incesantes tensiones que se generan en su entorno más próximo, agravadas por la presencia de Arabia Saudí e Irán, enemigos regionales, en ambas orillas del golfo.

El comercio energético global, sobre todo los países productores de crudo, comparten el interés común de garantizar la seguridad de la zona. No obstante, cada actor cuenta asimismo con hojas de ruta divergentes y objetivos particulares, lo que hace proliferar los encontronazos en aguas de la península Arábiga. Un claro ejemplo de ello son los frecuentes choques entre embarcaciones estadounidenses e israelíes con buques iraníes, la mayoría instigados por la República Islámica.

Teherán ha aumentado en los últimos meses el número de patrullas para reforzar el tránsito de las embarcaciones iraníes y mitigar el contrabando de combustibles. Estados Unidos justifica la incautación de petroleros en el marco de las sanciones comerciales, que también comprenden un bloqueo de las exportaciones de crudo. Unas exportaciones dirigidas hacia el Líbano, Siria, Rusia e incluso Venezuela, que podrían contravenir las restricciones impuestas por el Departamento del Tesoro de EE. UU.

La Quinta Flota, con sede en Bahréin, se encarga de estas operaciones y monopoliza la actividad de las Fuerzas Navales de Estados Unidos en el golfo Pérsico. La sección de la Marina expande su área de acción por los mares Rojo y Arábigo, y por la costa sureste de África hasta Kenia. Esta zona de influencia convirtió a la unidad en el estandarte de Washington en aguas internacionales. Una etiqueta que porta ahora la Séptima Flota, desplegada en la región de Asia-Pacífico.

Portaaviones

Aunque la arista principal a tener en cuenta es la del acuerdo nuclear. Quizá sea el único hilo que une las agendas de Washington y Teherán, pero no faltan pretendientes para cortarlo. A los socios de Washington les desagrada la dinámica de acercamiento y distensión con Irán, especialmente a Israel y Arabia Saudí, que no verían reducida la amenaza nuclear persa y atestiguarían una mejora de las condiciones económicas de la República Islámica.

Irán anunció la semana pasada que volvería a sentarse en la mesa de negociación de Viena a finales de noviembre. Una vaga promesa que no convence a sus interlocutores. Y es que los constantes amagos de la delegación iraní, renovada íntegramente desde la llegada al poder de Raisí, puso tierra de por medio entre las partes y frenó en seco el avance de las negociaciones. Además, el máximo responsable de la seguridad iraní, Ali Shamkhani, declaró que las conversaciones fracasarían a menos que el presidente Joe Biden garantizase el íntegro cumplimiento del acuerdo, una condición para la que “carece de autoridad” desde su punto de vista.

Como apunte anecdótico, la presunta humillación iraní a las Fuerzas Armadas estadounidenses se ha anunciado un día antes del 42º aniversario de la toma de la Embajada de Estados Unidos en Teherán, en la que 52 funcionarios fueron secuestrados por estudiantes islámicos durante 444 días en el marco del estallido de la revolución iraní que aupó al ayatolá Jomeini al poder y con el que dio comienzo el régimen vigente. Un apunte que quizá no sea tan anecdótico.

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