El buque llevaba 2,1 millones de barriles de petróleo, valorados en 126 millones de euros

Irán confirma la venta de la carga del Adrian Darya 1 a un comprador no identificado

REUTERS/Jon Nazca - El petrolero iraní Adrian Darya 1, anteriormente llamado Grace 1

La carga del superpetrolero iraní Adrian Darya 1, que estuvo retenido en Gibraltar por las autoridades británicas, ha sido vendida a un comprador que, de momento, no ha sido identificado, según ha revelado la Radiotelevisión Pública de la República de Irán (IRIB, por sus siglas en inglés).

"La República Islámica de Irán ha vendido el petróleo de este barco y ahora el propietario y comprador de este petróleo decidirá el destino de la carga", confirmó a la cadena pública IRIB Ali Rabiei, portavoz gubernamental persa. El propio Rabiei no quiso desvelar la identidad del adquisidor, ni tampoco si el cargamento de crudo había sido vendido antes o después de la detención.

El carguero fue detenido en aguas gibraltareñas bajo la acusación de transportar petróleo a Siria, incumpliendo el embargo decretado en su día por la Unión Europea (UE) contra la Administración siria de Bachar al-Asad a cuenta de la cruenta guerra que se desarrolla en su territorio; un embargo que se prorrogó hasta junio de 2020.

El buque albergaba en su interior 2,1 millones de barriles de crudo, valorados en 126 millones de euros, que los Gobiernos de Reino Unido y Gibraltar entendían que iban destinados en parte o en su totalidad a Siria, lo cual infringía la sentencia comunitaria levantada contra el régimen de Al-Asad. La Policía gibraltareña procedió a retener el Adrian Darya 1, anteriormente conocido como Grace 1 (el cambio de bandera panameña a iraní se sucedió justo en durante este proceso), que fue liberado finalmente tras decisión del Tribunal Supremo de Gibraltar.

El Adrian Darya 1 llevaba confiscado desde el 4 de julio y el 18 de agosto la Justicia gibraltareña decidió levantar la orden de detención después de la confirmación por parte del Gobierno iraní de que su carga no iba destinada a Siria, liberando así al carguero, que zarpó para atravesar el mar Mediterráneo, en principio dirección Grecia, al puerto de Kalamata; aunque el país heleno confirmó posteriormente que no iba a recibirlo, prometiendo a Estados Unidos que no facilitaría el transporte de petróleo a Siria. Momento a partir del cual no se dieron detalles del paradero del barco persa, aunque se especula con su presencia al sur de la Grecia continental y al oeste de la isla de Creta o navegando por alta mar en dirección este.

De esta forma, la Justicia y el Gobierno del Peñón aceptaron las garantías ofrecidas, incluso por escrito, por las autoridades iraníes, a pesar de la insistencia de Estados Unidos, gran enemigo de Irán, en mantener la detención del buque por el embargo dictado por la UE sobre Siria y por supuesta colaboración con la Guardia Revolucionaria de Irán, cuerpo de élite del Ejército persa que es considerado por EEUU grupo terrorista. De hecho, un tribunal norteamericano ordenó la detención del buque iraní, pero las autoridades gibraltareñas hicieron caso omiso y siguieron adelante con la decisión de liberar el barco iraní. 

Por su parte, Teherán ya advirtió que cualquier medida de EEUU para apresar el Adrian Darya 1 tendría una respuesta de “graves consecuencias”; incluso los medios iraníes publicaron que la República Islámica había desplegado un destructor naval con misiles de crucero en el golfo de Adén para ofrecer seguridad a sus buques durante la navegación por aguas de la región. 

El presidente iraní, Hasan Rohaní
Conflicto enquistado

Así, continúa el enfrentamiento abierto entre Irán y otros países de la comunidad internacional, con Estados Unidos a la cabeza. Choque que proviene últimamente del abandono el año pasado por parte de la Administración de Donald Trump del acuerdo nuclear con el régimen de los ayatolás referente al Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés), firmado en 2015 y por el cual se limitaba temporalmente el programa atómico iraní a cambio de concesiones políticas y económicas. 

Tras este abandono estadounidense, el Gobierno de Trump impuso sanciones políticas y económicas que han ido ahogando a Irán, destacando las relacionadas con el comercio del crudo iraní y la retirada de las exenciones a diversos países para la compra de este, gran fuente de ingresos del país persa. Ante esto, Irán no se ha amilanado y ha mantenido su disposición a seguir comerciando con su petróleo, a pesar de las sanciones, incluso manteniendo una posición ciertamente beligerante respecto a la navegación por la región del Golfo, especialmente el área relacionada con el estrecho de Ormuz, principal zona de paso del comercio mundial de petróleo. 

En los últimos meses se ha acusado a Irán y a agentes proiraníes de los ataques sufridos por petroleros y buques de carga en la zona del golfo Pérsico, incluidos actos de sabotaje o de retención de cargueros procedentes de diversas naciones. La propia comunidad árabe señaló a Irán por este extremo y desde las pasadas cumbres de La Meca, auspiciadas por Arabia Saudí y organizadas por el Consejo de Cooperación del Golfo y la Liga Árabe, se responsabilizó a Irán de “amenazar la seguridad mundial”
Donald Trump, presidente de Estados Unidos, aseguró este lunes, desde la cumbre del G7, que está dispuesto a reunirse con Hasan Rohaní, presidente de Irán, para acercar posturas “si las circunstancias con correctas”. Pero el mandatario persa ha resaltado que no se reunirá con nadie y no habrá “desarrollos positivos” si EEUU no levanta antes las sanciones impuestas contra su país. "No estamos buscando simplemente tomarnos una foto con alguien”, aseveró Rohaní, quien expresó también que “la clave para desarrollos positivos en las relaciones de los dos países está en manos de Washington”. 

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