Irán continúa con el suministro de armas a los hutíes de Yemen
La que ya es la mayor crisis humanitaria desde la creación de Naciones Unidas no parece tener próximo su final. Ningún bando quiere ceder y cada vez son más los intereses que existen en Yemen. Desde el golpe de Estado de los hutíes en el año de 2014 las acciones violentas han ido en aumento hasta el punto de que ni siquiera las ONG pueden llegar para prestar ayuda a todos los civiles que están sufriendo las consecuencias de esta terrible guerra.
La guerra en Yemen estalló a finales de 2014, cuando los rebeldes hutíes conquistaron amplias zonas del oeste y el norte del país, incluida su capital, y se agravó en 2015 con la intervención de la coalición encabezada por Arabia Saudí en apoyo del Gobierno reconocido internacionalmente.
Hace unas semanas la nueva Administración del presidente estadounidense Joe Biden retiró el apoyo a esta coalición y anunció que sacaría a los hutíes de la lista de organizaciones terroristas.
Los críticos con la decisión de Trump, destinada más a castigar a Irán, principal aliado de los hutíes, alegaban que la designación acrecentaba la crisis humanitaria en Yemen. La inclusión del grupo en esta lista negra puede dificultar, aún más, las posibilidades que tiene Biden de reconducir la relación con Irán. Muchos han sido los que han criticado esta decisión, ya que puede empeorar la situación de un país que vive, según la ONU, la mayor crisis humanitaria del mundo.
El conflicto es considerado por la ONU como la mayor catástrofe humanitaria del planeta, con más de 24 millones de personas, el 80% de la población yemení, necesitadas de algún tipo de asistencia.
Pese a que hay conversaciones entre los actores del conflicto en busca de un acuerdo de paz, hasta ahora el principal resultado de estas ha sido el intercambio de prisioneros de guerra. Los hutíes, la milicia chií rebelde respaldada por Irán y enfrentada al Gobierno yemení y a la coalición árabe liderada por Arabia Saudí, ha aumentado recientemente sus ataques en varias regiones yemeníes y territorios de Arabia Saudí. El objetivo de esta escalada de violencia por parte de los rebeldes hutíes es más que clara: poder llegar con una posición fuerte a una inminente mesa de diálogo.
Este cambio en cuanto a la denominación de la milicia de los hutíes parece difícil de entender. Y más aún cuando esta misma semana se ha producido un ataque perpetrado por este grupo contra el aeropuerto civil de Abha, situado en Arabia Saudí. Los ataques con drones y misiles de los rebeldes yemeníes contra Arabia Saudí son habituales desde que, en 2015, la coalición encabezada por Riad intervino en la guerra civil yemení en apoyo del Gobierno internacionalmente reconocido de Abd Rabuh Mansour al-Hadi.
En los últimos días, tanto los rebeldes como la coalición árabe han informado de un aumento significativo de ataques contra el Reino mientras la ONU y Estados Unidos buscan un alto el fuego en el Yemen, tras casi seis años de conflicto.
Esta maniobra ha provocado un fuerte debate dentro de la propia Administración americana, puesto que no saben cómo crear excepciones para los envíos de ayuda humanitaria, teniendo en cuenta que los hutíes son la autoridad de facto en el norte de Yemen, además de controlar el aeropuerto de Saná, la capital, y el puerto de Hodeida.
Aun así, desde Irán ven con miedo este acercamiento por parte de Biden a la milicia y presionan para que continúen con los atentados en diversas posiciones. Uno de los apoyos de Irán ha sido intensificar las transferencias de armas a los hutíes, según informan funcionarios estadounidenses, occidentales e iraníes a Reuters, un hecho que amenaza con prolongar e intensificar la guerra.
Lo que está claro es que un entramado de semejante complejidad política, armamentística, económica… no está siendo elaborada en su integridad por las milicias hutíes, ni muchísimo menos. El papel de Irán es fundamental en todo el conflicto.
El aumento del ritmo de las transferencias en los últimos meses, que según los funcionarios incluyen misiles y armas pequeñas, podría exacerbar un dolor de cabeza en materia de seguridad para Estados Unidos, que hace unas semanas atacó objetivos hutíes con misiles de crucero en represalia por los ataques fallidos con misiles contra un destructor de la Marina estadounidense.
Gran parte de la reciente actividad de contrabando se ha realizado a través de Omán, país vecino de Yemen, incluso a través de rutas terrestres que aprovechan la porosidad de las fronteras entre ambos países, según dijeron los funcionarios. Esto plantea un nuevo dilema para Washington, que considera al pequeño Estado del Golfo como un interlocutor estratégico y un aliado en la conflictiva región.
La escalada de estos ataques y envíos se produce durante la visita del envidado de Naciones Unidas (ONU) para Yemen a Irán para discutir el conflicto que sufre el país con el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Javad Zarif, y con otros importantes funcionarios. Ambos discutieron la necesidad urgente de un alto el fuego en todo el país, la apertura del aeropuerto de Saná y el alivio de las restricciones en los puertos de Hodeida, subrayó Stephane Dujarric, portavoz del jefe de la ONU, en Nueva York.
Además, de fortalecer su posición ante una posible negociación, los observadores creen que puede existir otro motivo más tras esta escalada de violencia por parte de los hutíes. Y es que se puede tratar de una forma de chantajear a la comunidad internacional y a la nueva Administración estadounidense, para volver a las negociaciones sobre el expediente nuclear iraní sin condiciones previas.
