El portavoz del Ministerio de Exteriores persa asegura que Teherán retomará en un mes las negociaciones en Viena

Irán pospone hasta noviembre la reanudación del acuerdo nuclear

photo_camera PHOTO/ARCHIVO - El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Said Khatibzadeh

Irán amaga con volver a sentarse en la mesa de negociación de Viena. La plana mayor del régimen persa apunta en esa dirección con sus declaraciones de las últimas semanas, aunque de momento sin hechos que respalden el cambio de postura. Mientras, la paciencia de Washington se erosiona tras meses de parálisis en la reactivación del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), el acuerdo nuclear que limitó el programa nuclear iraní hasta 2018.

Al ser preguntado en rueda de prensa sobre las declaraciones del titular de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, quien prometió una vuelta inminente a las negociaciones al margen de la Asamblea de Naciones Unidas, el portavoz del Ministerio, Said Khatibzadeh, anunció que este retorno se produciría una vez finalizase la revisión de las seis rondas de conversaciones anteriores, previas a la toma de poder del presidente Ebrahim Raisí, en el cargo desde agosto. Y que este proceso no excedería los 90 días.

Las cábalas apuntan hacia una reanudación de las negociaciones en noviembre. Así lo trasladó el propio Khatibzadeh, quien, además, aseguró la continuidad de Irán en las conversaciones. El portavoz incidió en el cambio del equipo negociador iraní en Viena, de ahí la necesidad de examinar lo acordado por el equipo anterior, pero aseguró que no malgastarían “ni una hora” en adherirse a los términos del acuerdo después de su reactivación.

Hossein Amirabollahiah

Antes, sin embargo, el portavoz exigió a Estados Unidos una demostración fáctica de que “su enfoque y acción han cambiado”, tal y como recoge la agencia IRNA. Una condición que, en palabras del ministro de Exteriores, pasa por levantar del bloqueo de unos 10.000 millones de dólares pertenecientes a Irán y congelados por Washington. Amirabdollahian transmitió esa petición a los intermediarios de la delegación estadounidense en la Asamblea General de la ONU.

Ese mismo día, el ministro declaró que no se reuniría “para tomar café”, sino que su país se toma en serio la reanudación del acuerdo nuclear. Una postura vista con recelo por su continua dilatación de las negociaciones, encalladas desde junio. Como justificación a este último punto, Amirabdollahian matizó que no había terminado de conformar su equipo negociador, y que estaba ultimando los perfiles que compondrán la nueva delegación iraní en Viena.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, amenazó a Teherán trasladando que la mano tendida de Washington “no es indefinida”. Uno de los ejes de la acción exterior de la Administración Biden es la reactivación del acuerdo nuclear con Irán, firmado en 2015 y disuelto en 2018 tras la abrupta retirada del expresidente Trump. Desde La Casa Blanca se considera prioritario reducir la capacidad nuclear de Irán, que se encuentra en el estado más avanzado de su historia, y con ello atenuar la amenaza regional.

Acuerdo nuclear

Los términos del pacto obligaron a Teherán a desmantelar por completo su programa nuclear y ofrecer garantías del íntegro cumplimiento del acuerdo. Irán debía enviar el 97% de sus combustibles fuera del país, frenar la producción de uranio enriquecido y plutonio y permitir las inspecciones regulares de las instalaciones de Fordow, Natanz y Arak. A cambio, la comunidad internacional aliviaría el régimen de sanciones que lastró en 100.000 millones de dólares la economía persa entre los años 2012 y 2014.

El acuerdo habría congelado la producción nuclear de Irán al menos para los próximos 10 años, según los expertos, ya que muchas de las restricciones definidas por el JCPOA tenían fecha de caducidad. Sin embargo, la retirada unilateral de EE. UU. frenó en seco todos los avances y provocó que Teherán pusiera de nuevo en marcha su programa. Washington restableció las sanciones e Irán continuó enriqueciendo de uranio por encima de los niveles permitidos, en torno al 60% de pureza.

En este período, tan solo la actividad del Organismo de Energía Atómica de la ONU (OIEA) ha conseguido monitorizar las instalaciones nucleares iraníes, a pesar de las cortapisas impuestas por las autoridades persas. Su trabajo, aunque limitado, ha permitido conocer el avanzado desarrollo nuclear del país.

Reactores nucleares

Irán espera que la vuelta al JCPOA descongele los miles de millones de dólares que Washington mantiene bloqueados en entidades financieras de terceros países. Estados Unidos, por su parte, pretende poner fin a la proliferación de armamento nuclear iraní. Aunque ni uno ni otro cuentan con garantías de cumplimiento. Y no sólo eso, sino que entre ambos existe una desconfianza mutua, agravada desde la llegada de Raisí, integrante del ala radical del régimen persa.  

Plan ‘B’

Preguntado por un posible “Plan B” iraní en caso de no reactivar el JCPOA, el portavoz Khatibzadeh declaró que ningún Gobierno fiable del mundo no tendría en cuenta diferentes alternativas, y que fueron los planes “B” y “C” los que hicieron reflexionar a sus interlocutores. Aunque matizó que todos deberían centrarse en el “plan A”. Mientras que Washington estaría trabajando en un plan alternativo en caso de que decida avanzar en su programa y no volver a negociar, según recogió Associated Press.

La postura de la Unión Europea es tajante. El alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, instó a las partes a cumplir de nuevo los términos del acuedo, en el caso de Estados Unidos con el levantamiento de las sanciones; en el de Irán, con un acatamiento de los límites en su programa nuclear. “Es crucial reanudar las negociaciones en Viena lo antes posible y desde donde lo dejamos el 20 de junio”, sentenció el diplomático español.
 

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