El veterano político kurdo Abdul Latif Rashid se convirtió el jueves en el nuevo presidente de Irak. Una elección que hace atisbar la luz al final del túnel después de un año entero de bloqueo político y de violencia en las calles.
La sesión parlamentaria de voto presidencial fue perturbada por un ataque con varias granadas que dejaron alrededor de 10 heridos, 3 miembros de las fuerzas del orden entre ellos. El pleno se saldó con la elección de Abdul Latif Rashid con 162 de los 329 votos a su favor. Rashid es valorado positivamente por los medios locales por dos grandes razones. La primera es el consenso que ha aunado entre los dos principales partidos kurdos de Irak, que gobiernan el norte del país. Tanto la Unión Patriótica de Kurdistan (UPK) como el Partido Democrático Kurdo (PDK) apoyaron su candidatura. El PDK retiró a su candidato en el último momento para finalmente votar a favor de Rashid.
Por otro lado, Rashid está curtido en la política iraquí desde hace años. Este político kurdo hizo parte de la oposición a Saddam Hussein desde su juventud. Estudió Ingeniería Civil en el Reino Unido y una vez derrocado el Gobierno de Hussein comenzó su etapa como miembro de distintos Ejecutivos. Desde 2003 hasta 2010 ocupó el puesto de ministro de Recursos Hídricos para después convertirse en asesor principal de la Presidencia iraquí.
En el parlamento iraquí, la coalición conocida como Marco de Coordinación mantiene el mayor número de escaños. El nuevo presidente se ha acercado a esta formación y ha nombrado a su candidato, Mohamed Shia al Sudani, primer ministro. Al Sudani, que fue ministro de Derechos Humanos de 2010 hasta 2014 con el Gobierno de al-Maliki, también fue gobernador de la provincia de Maysan. De acuerdo con el análisis de Hamza Haddad, analista político iraquí, el nombramiento de al Sudani respondería también a la que la elección de Rashid como presidente llevaría la firma de al Maliki.
De acuerdo con el diario Al-Arab, el chií cercano a Irán habría conseguido convencer al Partido Democrático Kurdo para retirar a su candidato y en su lugar apoyar a Rashid. El puesto de primer ministro escapó finalmente al clérigo Muqtada al Sadr después de meses de lucha. Al Sadr queda así fuera de la ecuación del nuevo Gobierno de Irak, por su “impaciencia”, tal y como valoran algunos medios locales como Al-Arab.
Con esta configuración, Rashid y al-Sudani se enfrentan al reto de formar Gobierno con éxito en los próximos 30 días, tal y como estipula la Constitución iraquí. Desde el derrocamiento de Saddam Hussein, Irak funciona con un sistema de reparto de las autoridades similar al libanés, según el cual el presidente del Parlamento debe ser un musulmán suní, el primer ministro un musulmán chií y el presidente de la república un kurdo iraquí.
Queda ver cuáles serán las opciones y próximos movimientos que le quedan al movimiento saadrista. Si bien los ataques contra el parlamento no se le atribuyen a él ni a su movimiento, destaca la capacidad del bloque saadrista para movilizar las calles con especial vigor. En verano, después de que el Marco de Coordinación presentase a al Sudani como candidato para la jefatura de Gobierno, las calles se inundaron con manifestaciones e incluso ataques contra la protegida zona verde de Bagdad, el barrio que aloja las instituciones y embajadas.