El hijo predilecto del líder supremo, Mojtaba Jamenei, y el actual presidente, Ebrahim Raisi, se perfilan como posibles herederos

Irán: los rumores sobre el estado de salud de Alí Jamenei reabren el debate de su sucesión

Oficina del líder supremo vía AP Imagen - El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, pronuncia sus sermones de las oraciones del viernes en el campus de la Universidad de Teherán

La salud del líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, podría haber empeorado en los últimos días. El hermetismo es total. Los canales institucionales no se han pronunciado sobre su estado, ni siquiera para desmentir las especulaciones que salen a cuentagotas del país, pero medios especializados como ‘Iran International’ se han hecho eco de los rumores a falta de confirmación oficial. La única certeza es que Jamenei sufre desde hace años cáncer de próstata, una enfermedad relativamente tratable incluso en un estadio avanzado. 

No sería la primera vez que su salud se resiente. En 2013, el ya octogenario jefe del Estado persa se sometió a una cirugía para tratar su carcinoma. Aquella fue una de las pocas informaciones oficiales sobre su estado físico. Antes, en 1981, apenas dos años después del triunfo de la Revolución iraní, Jamenei había sido objeto de un atentado perpetrado por la Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán (Moyāhedin-e jalq, MEK), del que sobrevivió contra todo pronóstico. Arrastra desde entonces una visible discapacidad en su brazo derecho, que quedó prácticamente paralizado. 

Ruholla Jomeini

La falta de información ha desatado la rumorología. Cualquier eventualidad en el organigrama de poder iraní tendría consecuencias directas e indirectas para toda la región. También para el resto del mundo. El contexto en que se encuentra la República Islámica es especialmente delicado, con unas negociaciones interminables para reeditar el acuerdo nuclear y una economía asediada por las sanciones occidentales. La enconada rivalidad con Israel, a quien trata de desestabilizar a través de sus milicias afines, también marca el paso en Oriente Próximo. 

El ayatolá de 83 años ha cancelado esta semana una reunión con la Asamblea de Expertos, el órgano deliberativo de la República Islámica compuesto por 88 clérigos que, entre otros asuntos, se encarga de designar al líder supremo. Sus miembros, elegidos por sufragio cada ocho años, han de ser aprobados con anterioridad por el Consejo de Guardianes, cuyos integrantes son nombrados de forma directa o indirecta por el jefe de Estado. Todo queda en manos de Jamenei y su entorno más próximo. 

La web pública dedicada en exclusiva al líder supremo da por hecho que estará presente el próximo 26 de septiembre en la conmemoración del martirio de Husáyn ibn Ali ibn Abi Tálib, el segundo hijo de Alí, yerno de Mahoma y figura venerada por el chiismo. Un día de luto para los creyentes de esta rama del islam. De momento, su asistencia está confirmada, pero las dudas no remiten, entre otras cuestiones, porque el resto de las agencias de noticias estatales (IRNA, Mehr o Fars) llevan tiempo sin publicar información sobre Jamenei. Ha desaparecido.

Ebrahim Raisi

Su última aparición pública data del pasado 3 de septiembre. En las imágenes del evento aparece en todo momento con mascarilla quirúrgica. No la portaba, sin embargo, durante la recepción a mediados de agosto de los presidentes ruso y turco, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdoğan, convocados en Teherán para una cumbre trilateral formato Astaná. Fue Ebrahim Raisi, jefe del Gobierno, quien dirigió el encuentro a tres bandas. El papel de Jamenei quedó orillado en un segundo plano, algo por otra parte habitual en este tipo de citas. 

Sucesión

Es sabido que Jamenei, consciente de su precario estado de salud, viene preparando desde hace tiempo su sucesión al frente de la República Islámica. No hay espacio para la improvisación. En este escenario, dos figuras se perfilan para coger el testigo: el segundo de los cuatro hijos del líder supremo, Mojtaba Jamenei, y el actual presidente, Ebrahim Raisi. Dos pesos pesados dentro del esquema de poder iraní. Uno, Mojtaba, sin responsabilidades institucionales reconocidas, y otro, Raisi, curtido en diferentes estamentos del Estado. 

Mojtaba Jamenei

Raisi saltó a la primera línea en junio de 2021 tras ganar las elecciones presidenciales. No hubo sorpresas. El exjefe del Poder Judicial, implicado en crímenes de lesa humanidad cometidos contra disidentes políticos en 1988, tomó posesión del cargo en agosto, tal y como había previsto el Consejo de Guardianes, órgano encargado de aprobar o no las candidaturas. Esta institución descalificó de forma arbitraria a los candidatos más competitivos en las urnas para allanar el camino a Raisi. El movimiento se interpretó entonces como una señal clara: Jamenei había elegido sucesor. 

En los últimos meses, sin embargo, ha emergido con más fuerza la figura de su hijo Mojtaba. El clérigo de 53 años ganó exposición pública durante la campaña de represión impulsada por las Fuerzas de Seguridad tras las elecciones presidenciales de 2009, que se saldaron con la controversial victoria de Mahmud Ahmadineyad sobre el moderado Mir-Hosein Musaví. Algunas voces aseguran que fue el encargado de dirigir la respuesta violenta de las autoridades. 

Procedente de un entorno teológico e ideológico próximo a la extrema derecha, Mojtaba está ligado al ala más dura del régimen. La oposición en el exilio asegura que Jamenei ha ido delegando responsabilidades en él en los últimos meses, y se dice además que cuenta con estrechas conexiones con la Guardia Revolucionaria, la rama de élite del Ejército que opera como un Estado paralelo. El apoyo de este estamento podría ser crucial para desnivelar la balanza en su favor. 

Ruholla Jomeini

Pero cuenta con un hándicap, y es que, a pesar de ser clérigo, Mojtaba no tiene aún las credenciales de ayatolá, necesarias para convertirse en líder supremo de acuerdo con la Constitución iraní. A nivel jurídico, no podría asumir el cargo. 

El proceso de transición no tiene por qué ser inmediato. Podrían pasar días, semanas o incluso meses. Todo dependerá, eso sí, de la Asamblea de Expertos, del órgano compuesto por 88 clérigos que depende a su vez de Alí Jamenei. Hasta la fecha, la República Islámica ha contado con dos jefes de Estado. Primero, Ruholla Jomeini, el icónico héroe de la Revolución que derrocó al Sha Reza Pahlaví y consolidó el nuevo régimen; después, Alí Jamenei. Pero su liderazgo no fue indiscutible. Pocos meses antes del fallecimiento de Jomeini, en 1989, todas las miradas estaban puestas en el gran ayatolá Husayn Ali Montazeri, cuya candidatura se disipó entre intrigas de mezquita. 

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