Estados Unidos neutraliza las bases del Daesh en Afganistán que cometieron el atentado contra el aeropuerto de Kabul 

ISIS-K, el enemigo común de Estados Unidos y los talibanes

photo_camera CROWN COPYRIGHT 2021/MOD - Miembros de las Fuerzas Armadas británicas y estadounidenses trabajando en el aeropuerto de Kabul el 21 de agosto de 2021

Los países de todo el mundo apuran las últimas horas antes de que se cumpla el plazo estipulado tanto por Estados Unidos como por los talibanes para la salida de todos los extranjeros en medio de una vorágine de seguridad tras los atentados del aeropuerto de Kabul. Estados Unidos ha lanzado su primera operación de castigo contra objetivos de la rama local del Daesh (ISIS-K, en sus siglas en inglés) en Afganistán. El ataque, en represalia por el brutal atentado perpetrado por el grupo yihadista en Kabul, que costó la vida a 170  personas, se ha realizado mediante un dron y ha tenido como objetivo una base de operaciones del grupo terrorista en el este de Afganistán, según ha confirmado el Pentágono. El ataque estaba dirigido contra un miembro del Daesh del Khorasán que, según Estados Unidos, planeaba las actividades del grupo, sin precisar de inmediato si se trataba del cerebro del atentado. 

Día tras día las evacuaciones se vuelven cada vez más complicadas, miles de personas se agolpan en la entrada del aeropuerto con la única esperanza de poder abandonar el país, mientras que los talibanes anuncian que sólo permitirían el acceso al aeropuerto de los extranjeros. Mientras, la acción de castigo se sustancia 24 horas después de que el presidente Joe Biden prometiera dar caza a los autores del atentado de Kabul, que ha costado la vida a 13 militares estadounidenses y heridas a casi una veintena. “No vamos a perdonar ni olvidar. Perseguiremos a los terroristas y les haremos pagar por esto”, anunció Biden.

AFP/ SAJJAD HUSSAIN  - El general Kenneth McKenzie, jefe del Mando Central de Estados Unidos. El jefe del Mando Central de EE.UU. el 26 de agosto de 2021 prometió represalias por el ataque mortal en el aeropuerto de Kabul que atribuyó a "dos terroristas suicidas que se evalúan como combatientes del Daesh

Desde que tomaran Kabul, los talibanes han llevado a cabo una fuerte campaña mediática mediante la cual han tratado de mandar un mensaje de calma a la ciudadanía, así como a la comunidad internacional, mostrando una cara más moderada. Muchos analistas coinciden que se trata de una mera estrategia para conseguir legitimidad internacional y no verse de nuevo aislados, como ocurrió durante el Emirato de 1996-2001, que únicamente fueron reconocidos por Pakistán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Las peores previsiones para Afganistán indican que a pesar de la imagen renovada que quieren ofrecer los talibanes a la comunidad internacional, la realidad en el terreno es muy distinta, y que cuando las últimas tropas y personal extranjero abandonen el país la oscuridad y el terrorismo volverán a cernirse sobre el país centroasiático. 

El discurso del presidente de Estados Unidos se enmarca en un momento de desconcierto por las rocambolescas escenas vividas en el aeropuerto de Kabul. Países de todo el mundo han tenido que adelantar los planes de evacuación de sus nacionales ante la caída de la capital en manos de los insurgentes en un período de tiempo que ninguna nación u organismo de inteligencia había vaticinado.  La historia parece repetirse en Afganistán. Veinte años después, Afganistán vuelve a enfrentarse a los mismos desafíos. Las explosiones registradas en torno al aeropuerto, que ha reivindicado la organización Daesh, confirman que el riesgo era real. Pero ¿quién está detrás de esta nueva amenaza? 

PHOTO/REUTERS - El portavoz talibán Zabihullah Mujahid durante una conferencia de prensa en Kabul, Afganistán

Diversos informes difundidos por el gobierno británico advertían de la amenaza inminente de un ataque terrorista en el exterior del aeropuerto de Kabul, donde miles de personas buscan acceder a los vuelos de evacuación. Sospechaban del Daesh Provincia khorasán (ISKP), una organización filial de Daesh y enemiga pública de los talibanes en la región que comprendería el noreste de Irán, Afganistán, Pakistán y otras áreas de Asia Central, es un grupo terrorista que opera en Afganistán desde aproximadamente 2015, aunque de forma más efectiva en los últimos años.

El grupo se fundó en 2015, en plena expansión del 'califato' en Siria e Irak, entonces liderado por Abu Bakr al Baghdadi. La organización se aprovechó del gran número de talibanes desencantados que quedaban en Afganistán. Su presencia en el país mermó a causa de los ataques por parte del ejército afgano y el apoyo aéreo de las fuerzas especiales estadounidenses.  Al igual que en Oriente Medio y en África, el ISKP no respeta las delimitaciones ni denominaciones de los países, y busca conquistar y expandirse en territorios más allá de las fronteras nacionales. Sin embargo, a diferencia de las otras ramas del Daesh, especialmente las de Oriente Medio y las de África, estas últimas cada vez más activas, el grupo de Khorasán ha sido menos visible a nivel mediático al ser menos activo en internet y hacer menos propaganda.

AFP/AKIL KOHSAR  -   Personal médico a un herido en una camilla para ser atendido después de dos explosiones, a las afueras del aeropuerto de Kabul el 26 de agosto de 2021AFP

Pese a las múltiples operaciones armadas llevadas a cabo por el ejército afgano y sus soportes. Incluso pese a las presuntas redadas hechas por los talibanes de acabar con la competencia -en febrero de 2020 se comprometieron por escrito frente a Estados Unidos a no permitir que el ISKP usara Afganistán de terreno desde donde lanzar ataques contra sus aliados-, los atentados perpetrados en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul parecen demostrar un vigor mayor incluso que el del Daesh aún vivo en Irak y Siria. 

Su actual líder ha sido identificado como Shabab al Muhajir, un experto en la guerrilla urbana y el cerebro de algunas de las operaciones más sofisticadas perpetradas por el grupo. Según el informe presentado ante el Consejo de Seguridad en julio, Al Muhajir, antes de acceder a la jefatura de ISIS-K, “actúo como planificador jefe para ataques de alto perfil en Kabul y otras áreas urbanas”. Como otros miembros del grupo, Al Muhajir cuenta en su historial con experiencia en la red Haqqani, aliada de los talibanes y considerada terrorista por Washington. El líder de la rama afgana del Daesh habría ascendido en la organización tras el duro golpe que sufrió su cúpula en junio de 2020 en una operación de las fuerzas especiales afganas.  Esta red es una de las facciones más peligrosas que lucharon contra las fuerzas de la OTAN en las últimas dos décadas. La red Haqqani es conocida por sus atentados suicidas, algunos de ellos forman parte de los más violentos que ha sufrido el país.

AFP/ NOORULLAH SHIRZADA - Militantes del Estado Islámico detenidos por el gobierno afgano son presentados a los medios de comunicación en Kabul, Afganistán, el sábado 21 de diciembre de 2019

En su último informe de julio de la ONU, el comité encargado de dar seguimiento a las sanciones contra Al Qaeda y Daesh, ya alertaba sobre la amenaza en Kabul de la rama afgana del Daesh, grupo terrorista que ha asumido la autoría del atentado cometido en el aeropuerto de Kabul.  “El grupo ha reforzado sus posiciones en Kabul y sus alrededores, donde lleva a cabo la mayoría de sus ataques, dirigidos a minorías, activistas, empleados gubernamentales y personal de las Fuerzas de Seguridad y Defensa Nacional afganas”, advertía el documento, con información del espionaje de los Estados miembros de Naciones Unidas. El texto, firmado por la representante noruega en la ONU, Trine Heimerback, informaba de la existencia de “células durmientes” en la capital afgana.

Daesh se ha mostrado en contra del acuerdo entre talibanes y Estados Unidos para coordinar la salida de las tropas del país. El pacto incluye el compromiso de que los talibanes no alojarán a terroristas internacionales ni organizarán ataques en el exterior.  El portavoz del grupo, Abú Hamza al Qurashi, denunció que el acuerdo era una tapadera de la "actual alianza entre los apóstatas talibán y los cruzados para combatir a Daesh", y buscaba "establecer un gobierno nacional" que reúna a este grupo con otros a los que igualmente tacha de apóstatas.

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