El cierre del acuerdo beneficiará económicamente a ambos países de cara a las prospecciones de gas en el Mediterráneo

Israel y Líbano negocian mañana la demarcación de sus fronteras

photo_camera AFP/YOAV DUDKEVITCH - El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu

Israel y Líbano comenzarán mañana las negociaciones para demarcar su frontera marítima, que pretende poner fin a una década de disputa y permitir que ambas partes exploren y exploten posibles reservas de gas en el Mediterráneo.

Las conversaciones se llevarán a cabo con mediación estadounidense, comenzarán en el cuartel de Naciones Unidas en la localidad fronteriza de Naqura y contarán con medidas de precaución frente al coronavirus, como celebrarse al aire libre en una tienda de campaña.

"Tenemos un objetivo muy claro y limitado: queremos únicamente resolver una disputa marítima sobre nuestra Zona Económica Exclusiva (ZEE) para pavimentar el camino para la exploración, descubrimiento de campos de gas en el mediterráneo para beneficio de ambos pueblos", dijo hoy un alto cargo del Ministerio israelí de Energía.

La fuente remarcó que el objetivo de estas conversaciones "no es iniciar una normalización (de relaciones con Líbano) ni negociar la paz". Se trata únicamente de resolver la disputa sobre la línea que debe separar los dos países vecinos y así "quitar el obstáculo que en los últimos diez años ha impedido el desarrollo de los recursos naturales tanto por la parte israelí como por la libanesa".

Mapa de las delimitaciones marítimas de Líbano

Israel afronta esta negociación desde un punto de vista estrictamente económico, como un problema que ha impedido el desarrollo de posibles campos de gas en la zona en la última década, y por eso sus negociadores estarán encabezados por el Ministerio de Energía.

"Esto es un esfuerzo limitado para resolver un problema bien definido", dijo la fuente, que añadió que resolver la disputa es "importante para Israel pero crucial para la parte libanesa" que, de descubrir gas en la zona, podría avanzar hacia la autosuficiencia energética, pudiendo destinar sus recursos a otros campos.

La parte israelí asegura que acudirá a la mesa de negociación "con una actitud muy pragmática" y con la intención de que pueda llegarse a un acuerdo "en unos meses" algo que, piensa, ocurrirá siempre que los libaneses acudan también "con una postura pragmática para resolver este asunto lo antes posible y no con la intención de ganar una victoria sobre su enemigo sionista". De ser así, ambas partes podrían "seguir debatiendo la línea de demarcación otros diez años", lo que perjudicaría a ambos.

Israel cree que precisamente el limitar las conversaciones estrictamente a este asunto es lo que hace que el objetivo sea "alcanzable" y permita en breve a ambas partes hacer uso de sus recursos naturales.

La disputa versa sobre una diferencia de unos cuantos kilómetros (entre 5 y 6) sobre por dónde debe discurrir la línea divisoria, de lo que dependerá el acceso de una y otra parte a los posibles recursos que puedan existir en el subsuelo.

Israel ha descubierto y comenzado a explotar grandes bolsas de gas en el Mediterráneo en la última década, que le han permitido ser prácticamente autosuficiente en el ámbito energético y convertirse en los últimos años en país exportador. En diciembre de 2019 empezó a extraer gas del campo de Leviatán, una de las mayores reservas del mundo, situada a unos 130 kilómetros de la costa israelí.

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