La nueva autoproclamada presidenta interina asumió el cargo tras haber ejercido como segunda vicepresidenta del Senado boliviano

Jeanine Áñez, la Biblia irrumpe en la Presidencia de Bolivia

photo_camera AP/JUAN KARITA - La segunda vicepresidenta del Senado de Bolivia y política opositora, Jeanine Áñez, en el centro, se dirige a la multitud desde el balcón del Palacio de Quemado después de que ella se declarara presidenta interina del país, en La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019

Jeanine Áñez asumió su cargo como presidenta interina de Bolivia tras la renuncia de Evo Morales, quien puso destino a México tras dejar la Presidencia del país por las presiones recibidas y los graves disturbios acaecidos en la nación entre sus partidarios y detractores después de un dudoso proceso de comicios que le permitió revalidar su puesto presidencial y que fue denunciado por fraude electoral. La nueva máxima dirigente ha irrumpido con el discurso de anuncio de nuevas elecciones, de condena a la gestión de Morales y enarbolando la Biblia ante sus seguidores durante su autoproclamación.

“La Biblia vuelve a Palacio”, declaró una enfervorecida Jeanine Áñez mientras se dirigía al Palacio de Gobierno blandiendo un ejemplar de los sagrados evangelios. Ya en el balcón del Palacio Quemado (Palacio del Gobierno) de La Paz Áñez saludaba a sus correligionarios sosteniendo un ejemplar de la sagrada Biblia y celebrando la toma de poder. 

La figura de Áñez empezó a tomar fuerza tras el exilio de Morales a tierras mexicanas y después de que el vicepresidente Álvaro García Linera y los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado, Víctor Borda y Adriana Salvatierra respectivamente, renunciasen a hacerse cargo del sillón presidencial. La senadora Áñez (abogada de profesión y de ideología conservadora) era la siguiente en la ‘línea sucesoria’ según la Constitución del país andino y esta sí decidió dar un paso al frente y asumir el poder, recibiendo el apoyo de todos los partidos de la oposición, pero sin quorum parlamentario por la contraposición de los dos tercios del Parlamento integrados por afines al líder izquierdista Morales. 

La vicepresidenta del Senado, Jeanine Áñez (C), sostiene los cuatro evangelios canónicos mientras posa en el Palacio Quemado en La Paz después de proclamarse a sí misma la nueva presidenta interina del país en una sesión del Congreso que no logró alcanzar el quorum, el 12 de noviembre de 2019

La senadora pertenece a la formación Unión Demócrata, un partido que cuenta solamente con 9 de los 36 senadores de la cámara, pero en un breve espacio de tiempo se presentó en la Asamblea Parlamentaria, que aglutina al Congreso y al Senado, y sin solución de continuidad se hizo de forma interina con la Jefatura del Estado. 

La mayoría oficialista del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Evo Morales, estaba ausente de la sesión y a su vuelta a la sede parlamentaria se encontrará con una presidenta en minoría. Bolivia volvía a tener así presidenta gracias también a la legitimación del Tribunal Constitucional frente a la contestación oficialista. La alta instancia judicial emitió un comunicado explicando que, aunque Áñez no poseía el apoyo necesario en el Parlamento, estaba respaldada por una interpretación del texto constitucional para casos de vacío de poder.

Agentes de la Policía participan en una marcha de protesta contra el presidente boliviano Evo Morales, en Santa Cruz, Bolivia

La nueva presidenta quiso resaltar el carácter transitorio de su mandato, encaminado a organizar directamente unas nuevas elecciones, que deberían tener un mayor respaldo y viso de credibilidad tras las sospechas sobre la limpieza del último proceso electoral que terminó, tras un periodo de recuento de cuatro días, con la victoria muy por la mínima de Evo Morales y su partido MAS sobre su principal candidato opositor, el expresidente Carlos Mesa, evitando una segunda vuelta electoral que podría haber dado el triunfo a este último. Tales fueron la presión y las dudas, que la Organización de Estados Americanos (OEA) tuvo que llevar a cabo una auditoría sobre las elecciones celebradas que arrojó unas conclusiones que hablaban de “serias irregularidades” en las elecciones llevadas a cabo el 20 de octubre, lo que desencadenó el hecho de la renuncia de Evo Morales, quien ofreció nuevas elecciones como último recurso, pero que no pudo hacer frente al clamor opositor que exigía su marcha. El líder cocalero terminó enviando una carta de renuncia al Parlamento en la que sellaba su dimisión, pero en la que también denunciaba la persecución ejercida, a su juicio, sobre sus familiares y partidarios por parte de lo que considera como “opositores golpistas”.

En esta foto de archivo tomada el 9 de noviembre de 2019, publicada por la Presidencia boliviana, el presidente Evo Morales habla durante una conferencia de prensa junto a su vicepresidente Álvaro García Linera (izq.) y su ministro de Relaciones Exteriores, Diego Pary, en El Alto

Entre lágrimas y llevando en volandas un ejemplar de la Biblia, Jeanine Áñez, aceptó el cometido de encargarse de la Presidencia interina de la nación. Un gran reto debido a la convulsión por la que atraviesa el país sudamericano. “Voy a asumir el reto solamente para estar lo necesario, para llamar a elecciones transparentes, para que los bolivianos tengan la certidumbre de que su voto va a ser respetado”, expresó Áñez en una entrevista concedida a la televisión Red Uno cuando se postulaba políticamente para suceder a Evo Morales. 

“Vamos a llamar a elecciones con personalidades consensuadas, que ellas sean las que lleven un proceso electoral que refleje lo que quieren y el sentimiento de todos los bolivianos”, añadió la senadora ante los medios de comunicación a la entrada de la Asamblea Legislativa Parlamentaria en la ciudad de La Paz. Se está barajando ahora el 22 de enero como posible fecha para la celebración de las próximas elecciones. 

Un simpatizante del ex presidente boliviano Evo Morales, grita consignas y sostiene la bandera ‘wiphala’ que representa al pueblo indígena de la nación

Jeanine Áñez es una de las figuras más asentadas dentro de la política boliviana. La nueva presidenta interina pertenece al Partido Unión Demócrata y lleva ya diez años en primera línea política, dentro del seno de la oposición a Evo Morales. Áñez, de 52 años, es natural de la ciudad de Trinidad, perteneciente al departamento de Beni, y en 2010 fue elegida para formar parte del Senado por parte del partido Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN). Ya en la última elección de 2015 se incluyó bajo las siglas de la Unión Demócrata.

Previamente, entre los años 2006 y 2008 desempeñó labores como miembro de la Asamblea Constituyente encargada de la redacción de la nueva Constitución de Bolivia. También participó en la comisión de organización y estructura del nuevo Estado, centrada más en la parte relativa al Poder Judicial. 

Los partidarios del ex presidente boliviano Evo Morales, con banderas ‘wiphala’, que representan a los pueblos indígenas de la nación, protestan ante el Congreso en La Paz, Bolivia, el martes 12 de noviembre de 2019

“Llevo prácticamente diez años haciendo oposición y no podemos decir que estábamos en una democracia plena. No se puede hablar de democracia cuando hay perseguidos políticos, cuando hay exiliados políticos, cuando la institucionalidad democrática es inexistente en el país, cuando no se respeta la Constitución”, declaró ante los medios de comunicación antes de poner rumbo a La Paz para asumir el poder. 

En esta foto de archivo tomada el 9 de noviembre de 2019, fuerzas de la Unidad Táctica de Operaciones Especiales de la Policía (UTOP) exhiben banderas bolivianas en el techo de su cuartel general en La Paz, después de anunciar que se unían a una rebelión lanzada en la víspera por otras unidades en la central ciudad de Cochabamba

Áñez señaló directamente a Evo Morales como principal responsable de la actual situación del país. Le acusó de “violar la Constitución” al intentar imponer un cuarto mandato consecutivo. “Toda esta convulsión es solo por ese objetivo totalmente mezquino de don Evo Morales de quedarse en el poder”. 

Miembros del Ejército hacen guardia frente a la entrada de la Plaza Murillo después de que la Policía fuera atacada por los movimientos sociales que apoyan a Evo Morales

Asume el poder por lo tanto en una situación muy comprometida con el Ejército y las Fuerzas de Seguridad en las calles por los disturbios acaecidos, ocho muertos y cerca de 500 heridos provocados por los altercados callejeros ocurridos durante el enfrentamiento entre seguidores y detractores de Evo Morales. Unos choques que alcanzaron tal magnitud que el Ejército boliviano tuvo que asistir a la Policía, que se acabó viendo desbordada por los altercados acaecidos en diversas ciudades como La Paz o El Alto. 

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