El catedrático de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea ha pasado por los micrófonos de “De cara al mundo” para analizar la situación en torno a Taiwán tras la visita de Nancy Pelosi

José María Peredo: “Si bien Estados Unidos ha dicho que no intervendrá en Ucrania, claramente ha escrito que lo hará en Taiwán si se produce una agresión militar”

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En la última entrega de “De cara al mundo”, en Onda Madrid, contamos con la participación de José María Peredo, catedrático de Comunicación y Relaciones Internacionales de la Universidad Europea y autor del libro “Esto no va de Trump”, quien analizó la tensión actual en el mar de China con los ejercicios militares del régimen de Xi Jinping cercando a Taiwán por mar y aire, después de la visita de Nancy Pelosi a territorio taiwanés.

¿China está sobreactuando tras la visita de Nancy Pelosi o va en serio?

Se están presentando las dos situaciones a la vez. Va en serio desde el punto de vista de que la estrategia de integrar a Taiwán dentro de la soberanía china de manera plena es un punto esencial en el proceso de rejuvenecimiento de China, ese paso adelante que Xi Jinping inicia en 2012, pero que pone de manifiesto en 2017.

China va en serio con Taiwán, pero indudablemente sobreactúa en el sentido de que no tiene preparado un plan para poder intervenir en Taiwán. Sin embargo, sí tiene manifiesta la advertencia de que con el paso del tiempo esa opción de intervención militar es un escenario posible.

Taiwán, que lleva preparándose mucho tiempo, ha conseguido un arma muy eficaz, que es convertirse en el mayor productor y suministrador de semiconductores de chips del mundo, con un 65%, con lo cual la propia China se vería muy afectada si invade Taiwán.

Naturalmente. Creo que esta es una de las bazas que ha jugado la llamada gran estrategia, o “big strategy” de Estados Unidos que en este momento ha puesto sobre la mesa Nancy Pelosi. Ella es la presidenta del Congreso de Estados Unidos, pero de un Congreso que está poniendo en marcha una ley, una directiva, en torno a Taiwán de carácter bipartidista, es decir, Nancy Pelosi no ha ido como figura personal, ni tan siquiera como representante del Partido Demócrata; ha ido como representante de un Congreso que apuesta de manera unánime por tener una política concreta de defensa de los valores democráticos y de las relaciones con Taiwán. Hasta el momento, esto siempre ha sido así, pero sin que rompiera la relación con China o llegar a un escenario como el que se está viviendo en este momento. 

Pero Taiwán, además de la cuestión de los semiconductores y de la relación que tiene con todo el entorno asiático, tanto con países aliados a Estados Unidos como con la propia China, tiene un aspecto muy importante para Estados Unidos y es que es la primera línea de defensa y seguridad para este país. Esto es, para Estados Unidos Taiwán es un problema de seguridad, mientras que para China es un problema de soberanía. 

¿Hasta qué punto era oportuna la visita de Nancy Pelosi? ¿Se puede considerar una provocación?

Desde el punto de vista del análisis, me permito decir que efectivamente ha habido un componente de asumir un riesgo, de dar un paso. La Casa Blanca no es que no lo haya autorizado, sino que ha dejado la autonomía al Congreso, es decir, un funcionamiento institucional. El artículo de Nancy Pelosi destacaba que esta gran estrategia norteamericana pasa también por defender los valores democráticos, las alianzas con los países democráticos, no solamente desde el Gobierno, sino también del conjunto de las instituciones. 

Éste es el análisis, pero efectivamente ha tensado la cuerda. Mi opinión es que si China decide quién puede y quién no visitar Taiwán, puede, y de hecho lo hace, decidir quién puede y quién no comerciar con Taiwán, firmar un acuerdo, o tener relaciones de cualquier índole con ese territorio. De esta manera se está acelerando esa reunificación que en este momento es rechazada por la mayor parte de los ciudadanos libres taiwaneses. 

Parece que ahora mismo lo que impera es la ley de la selva, la fuerza, y eso es inaceptable, ¿o es una realidad que siempre ha estado y es asumible?

Esa fuerza disuasiva, que evidentemente hay ante los riesgos de otras potencias, evidentemente hay que establecerla con una capacidad diplomática y con un sentido del equilibrio importante. China lleva presionando a Taiwán desde el punto de vista de la desinformación, la reducción de inversiones, la reducción de envío de estudiantes y turistas a la isla, en fin, una serie de medidas de presión que van fundamentalmente a alimentar el sentimiento pro chino, pro Republica Popular china, que hay en Taiwán, pero que no es mayoritario, porque la presidenta Partido Demócrata Progresista, Tsai Ing-wen, es una de las piezas clave para que se haya producido también esta tensión.

Antes, los partidarios de esa reunificación eran más fuertes en Taiwán, y hoy el sistema democrático taiwanés es difícilmente compatible, como se ha visto en Hong Kong, con un régimen como el que lidera Xi Jinping.

Lo que se ha puesto de manifiesto es que, si Estados Unidos no toma acciones para frenar ese intento de China de anexión sostenida o paulatina, puede ocurrir en Taiwán lo que ha ocurrido en Ucrania, que Rusia, a través de distintas iniciativas, conduzca finalmente a un enfrentamiento o una catástrofe como ha ocurrido con la invasión rusa Ucrania.  

¿El enfrentamiento entre China y Estados Unidos es inevitable y Taiwán es la gota que colma el vaso?

Taiwán es el centro de ese enfrentamiento. A partir de este momento queda claro que la palabra Taiwán es el eje central de la disputa entre Estados Unidos y China. Taiwán está en la prioridad de China de reincorporación a su soberanía, con todo lo que significa también desde el punto de vista económico, pero yo diría político y también de factor imagen interna. Pero para Estados Unidos, en su estrategia 2017 y en los distintos análisis que han hecho público en 2020, Taiwán es una línea roja. Si bien Estados Unidos ha dicho que no va a intervenir en Ucrania, bien claramente ha escrito que va a intervenir en Taiwán en caso de que se produzca una agresión militar. Por tanto, esto lo que ha hecho es aumentar el globo de presión con la visita de Nancy Pelosi. 

China ha hecho unas maniobras absolutamente sobreactuadas, pero también un gesto muy significativo: no va a permitir que Taiwán no avance en ese proceso de integración en China. El conflicto, por consiguiente, es multidimensional, pero Taiwán es una pieza fundamental.

Pensar ahora en una posible solución quizás sea prematuro. Vamos a ver hasta dónde están dispuestos a llegar cada uno de ellos.

También hay que tener en cuenta que ha tenido repercusiones en el conjunto de países vecinos. Algunas de las voces de estos países han criticado la situación y la visita de Nancy Pelosi. Han dicho que esto no es la vía. La vía es contemporizar porque no hay una situación de enfrentamiento ni de hostilidad. Esto es importante para ver si hace reflexionar a Estados Unidos. De hecho, en este país también ha habido algunas voces diciendo a Nancy Pelosi que no hiciera el viaje. The New York Times destacaba que también ha habido voces críticas en China, aunque muy pocas, respecto a esa acción de maniobras conjuntas de fuego real que ha llevado a cabo este país. Algunos blogueros han destacado que es sacar pecho para luego no hacer nada, porque no tienen capacidad: es una suerte de sobreactuación que no conduce a ningún lado. 

Ahora bien, la pugna entre las democracias liberales y los regímenes totalitarios está abierta y va a seguir así. Ni las democracias van a dar un paso atrás en la defensa de nuestros valores y en la protección de los taiwaneses que decidan mayoritariamente cuál es su futuro, ni los regímenes autoritarios están dispuestos tampoco a dar un paso atrás para negociar dentro de un cambio de entendimiento, que no de un cambio de régimen.

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