Inquietud en el Magreb por la sorprendente injerencia judicial

Juicio al general Jaled Nezzar ante un tribunal suizo

photo_camera REUTERS/RAMZI BOUDINA - Guardia Republicana Argelina es vista frente al Palacio Presidencial en Argel

La noticia de que el exministro de Defensa argelino, Jaled Nezzar, va a ser procesado en Suiza por presuntos crímenes de guerra cometidos en Argelia entre 1992 y 1994, está suscitando preocupación, malestar y muchos interrogantes. 

La ONG suiza Trial International denunció en 2011 ante el fiscal general de la Confederación Helvética al general Nezzar por su presunta participación en “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad” durante los dos años en el que fue ministro de la Defensa de Argelia y dirigió la Junta militar al mando en el país. Tras diez años de investigaciones y audiencias, una última hecha al general argelino a comienzos de este mes de febrero, la Oficina del Fiscal debe decidir si Jaled Nezzar será juzgado por el Tribunal Penal Federal. 

La noticia ha suscitado muchos interrogantes. En primer lugar, el hecho mismo de que un alto dirigente de un país, Argelia, sea juzgado por un tribunal normal de otro país, Suiza, cuando los hechos que se le imputan al acusado no guardan ninguna relación con este último, ni el acusado reside en Suiza, ni entre las posibles víctimas de los actos que se le imputan se encuentran ciudadanos suizos. 

Una foto de archivo muestra soldados argelinos haciendo guardia en la planta de gas de Tiguentourine en In Amenas, a 1.600 kilómetros al sureste de Argel

En segundo lugar, está la naturaleza misma de las acusaciones. La ONG acusadora, Trial International, tiene como currículum bandera la denuncia del general Nezzar, pero no se la conoce ninguna denuncia de corrupción, de delitos contra los derechos humanos, de maltrato y otros actos antidemocráticos, en su propio país. A diferencia de otras asociaciones suizas como Gotham City, o Public Eye, que mantienen alto el estandarte de lucha contra el blanqueo de dinero, la corrupción y los vínculos entre el Estado suizo y el crimen organizado internacional, Trial permanece muda sobre estas cuestiones. 

En tercer lugar, sigue sin elucidarse el objetivo final de este “proceso”. ¿Acaso se debe a que el general Nezzar no guarda sus capitales en un banco suizo? ¿O que los espónsores de Trial – por cierto, grandes personajes del mundo financiero internacional – tienen algún problema con Argelia y quieren saldar cuentas? 

De cualquier manera, si el proceso sigue adelante y el general argelino es juzgado y condenado, aunque sea a penas leves, sienta un precedente muy peligroso para toda la región del Magreb, del mundo árabe y africano; porque da pie a la injerencia judicial de un tercer país en los asuntos internos de cualquier país extranjero. 

Soldados argelinos hacen guardia

Es cierto, y absolutamente necesario, que cualquier persona que haya cometidos delitos de esta naturaleza, por activa o por pasiva, debe dar cuentas en los tribunales. Pero en primer lugar lo debe hacer en su país, porque las víctimas que lo han sufrido deben poder participar en los juicios. Si el general Nezzar tiene que rendir cuentas ante la justicia, debe hacerlo en Argelia, y no en Suiza, en Francia o en Turquía. Las victimas en Argelia del llamado decenio negro de los años 90, tiene al menos ese derecho.  

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