El Barça ha conseguido que una de sus grandes leyendas sobre el césped sea un estorbo al que no pueden echar

Koeman y el discurso del “tiki taki”

AFP/JOSEP LAGO - Ronald Koeman posa durante su presentación oficial en el estadio Camp Nou de Barcelona, el 19 de agosto de 2020

Ronald Koeman era el entrenador que necesitaba el Barcelona. Lo era cuando Bartomeu lo escogió para enderezar el barco que él mismo hundía. Lo es también ahora que el club va a la deriva económica y deportiva. Koeman y Laporta son los dos capitanes que necesita el Barça para reflotar. 

El “tiki taki” de Koeman en la rueda de prensa tras empatar a uno con el Granada es el culmen de la desesperación. El bombardeo de preguntas sobre el juego del equipo fue una humillación para el holandés que salvaba cada pregunta como podía. Parte del barcelonismo se ríe del español que habla su propio entrenador y el “tiki taki” fue el colofón. Detrás de esas dos palabras que puso en marcha el malogrado Andrés Montes en 2006 junto a Julio Salinas hemos pasado a exigirle al entrenador del Barça que juegue a lo que esa plantilla no puede ni sabe. El término que define al fútbol que practicaba el Barça de Guardiola o la España de Luis Aragonés y Vicente del Bosque no volverá al Camp Nou en varios años. El soçi y el periodista afín a los colores lo demandan inocentes. Unos, por fin, en la grada y otros en la sala de prensa. Necesitan creer que ese estilo no se ha ido, que Koeman, como buen holandés y discípulo de Cruyff, lo sabrá imponer… pero la realidad es mucho más áspera. Hasta el punto de que una de las respuestas fue recordar a uno de los periodistas que el equipo no podía jugar a lo que se jugaba hace ocho años. 

El entrenador del Barcelona, Ronald Koeman, posa con el presidente Josep Maria Bartomeu y una camiseta durante la presentación
Xavi

Si Xavi Hernández renegaba desde su retiro árabe de que el Real Madrid no sacaba el balón jugado ahora tendrá que cambiar de canal si no quiere ver a Piqué saliendo a jugar en el minuto 80 de delantero centro. Sí, es algo que hacía Cruyff con Alexanco pero no es lo mismo. Si ahora el capitán del Barça sale a rematar balones para intentar empatar un partido es porque, tras la salida de Messi, se ha convertido en el máximo goleador del equipo. Es la triste realidad de una plantilla que gestiona Koeman con las zancadillas permanentes de la directiva. 

Gerard Piqué

Cuando la puerta del vestuario se cierra, el equipo y los técnicos tienen el mismo objetivo. Sin Messi, con Dembelé, Agüero y Ansu Fati lesionados, el estilo se resiente y hay que ganar como sea. Eso sirve de excusa en los despachos del Camp Nou porque necesitan un chivo expiatorio de sus pecados. Han rechazado el dinero de LaLiga, no han renovado a Messi y se han quedado sin fichar a su entrenador. El jugador que les entregó su primera Copa de Europa el 20 de mayo de 1992 en Wembley ahora es una molestia. Laporta hizo público que quería pagarle el finiquito. No había dinero en la caja y se tuvo que merendar a un tipo con el que no congeniaba. Hasta le costó un ingreso hospitalario por los problemas coronarios que sufre agravados por la tensión de aquellos días. Ahora, tras la salida de Griezmann y las rebajas salariales podría pagarle y ponerle en la calle. El problema será su sustituto, su sueldo y sus condiciones porque la plantilla esta más que cerrada. 

Joan Laporta
El futuro

Koeman se desató en una televisión neerlandesa. “Laporta habló demasiado, gracias a mí este club tiene futuro". Es normal que quiera apuntarse la estabilidad deportiva del Barça. Hay que recordar que recién fichado por Bartomeu, Koeman tuvo que llamar a Luis Suárez para decirle que no contaba con él cuando, en realidad, era el club el que no quería al delantero. Enric Masip, exjugador de balonmano del Barcelona que actualmente trabaja junto al presidente del club se ganó el sueldo con el beneplácito del presidente y apareció por Twitter para decir que “si el club tiene futuro es gracias al cambio de junta directiva y presidente que cambió el desastre”. Masip tuvo la desvergüenza de matizar que esas declaraciones no respondían a las del técnico. Lo que hizo fue echar leña a un fuego que ya arde sin que nadie lo avive. 

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