Líbano, territorio en el que las potencias luchan en silencio por el control de la región. La explosión lejos de un suceso fortuito respondería a la naturaleza de un acto de guerra no declarada definida como Hybrid War, Guerra Híbrida.

Líbano en la zona gris

AFP/JOSEPH EID - Una bandera libanesa ondeando a lo largo de un puente cerca del puerto de la capital de Líbano, Beirut, mientras que en el fondo se ven los silos de grano dañados frente al lugar de la explosión

Cosa de un año, Líbano reaparece reiteradamente en los titulares informativos internacionales a raíz del estallido el octubre pasado del Thawra (revolución en árabe) la cual sacó a la calle multitudes exaltadas decididas a protestar por el deterioro de las condiciones de vida, el incremento de precios, la exponencial tasa de desempleo y especialmente novedoso hasta entonces no visto en la cultura libanesa protestar contra una estructura política sectaria dominante que lleva rigiendo el país desde su independencia del protectorado francés en 1943.

Líbano, que un día fue calificado con apremiado romanticismo como la Suiza de Oriente Medio gracias al glamour de su vida nocturna en ostentosos casinos y salas de baile, inédita en una región dominada por el puritanismo religioso, el poderoso músculo de su sector bancario punta de lanza en otrora de la boyante economía sumado a los paisajes mediterráneos salpicados de picudas montañas nevadas dibujaron en las décadas de los años 50 y 60 del pasado siglo un deseado destino de lujo asiduo para las celebrities de Hollywood y el mundo de la farándula artística internacional. Una cara afable de un diminuto país arrinconado entre el mar Mediterráneo y las montañas del anti-Líbano frontera natural con el resto de la región. La cara oculta del bucólico paraíso mediterráneo tan fértil para el turismo, las inversiones y el tejido bancario fue la dominada por la rivalidad protagonizada por las élites sectario- religiosas que terminó por abocar a la ruina a un próspero país tras diecisiete años de guerra civil (1975- 1991).

Desde el armisticio tras los acuerdos de Taif firmado en la localidad homónima de Arabia Saudí en 1991, poco ha cambiado en cuanto a la política manteniendo el mismo sistema basado en el reparto de poder según la representación de la confesión religiosa.

Desde entonces a pesar de la naturalizada inestabilidad política que caracteriza al país de los Cedros, Líbano siempre ha superado todas y cada una de las dificultades con asombrosa resiliencia y superación de sus gentes.

El sector bancario hasta octubre pasado fue la principal industria del país gracias a décadas de confianza por parte de inversores extranjeros, en su mayoría, los ricos vecinos del golfo Pérsico, así como el envío millonarias divisas por parte de la población expatriada, siendo la libanesa una de las diásporas más numerosas del mundo, entre ambos labraron una cuidada imagen de fortaleza y seguridad financiera atraída por el secreto bancario a sus clientes.

Siendo la banca uno de los principales puntales de la economía se logró mantener un considerable nivel de vida y consumo por parte de las acaudaladas clases medias y altas de la sociedad.

La sorpresa sacudió a la nación y a los inversores a finales del año 2018 a raíz de la falta de liquidez del Banco Central libanés, Banque du Liban, lo cual resquebrajó los cimientos del supuesto todo poderoso sector financiero libanés degenerando meses después en una profunda crisis económica sin precedentes de la historia reciente del país.

Esta combinación de imágenes muestra a los ciudadanos libaneses, en todo el país, mostrando el contenido de sus refrigeradores. - La crisis económica del Líbano ha provocado un colapso de la moneda local y del poder adquisitivo, sumiendo a segmentos enteros de la población en la pobreza
La crisis

El origen de la crisis responde a múltiples razones, desde la descontrolada especulación financiera prometiendo quimeras con la retribución de altísimos intereses a los inversores a cambio de depositar sus ahorros en los bancos libaneses a costa de sufragarlos mediante la venta a terceros de productos financieros altamente tóxicos , el pinchazo de una voraz burbuja inmobiliaria, por otra parte , el híper endeudamiento público, siendo Líbano una de las economías con mayor deuda externa del mundo, el impacto de la guerra en la vecina Siria y especialmente determinante la insolvencia del Estado consumido por casos de corrupción y el nepotismo institucional incapaz de hacer frente la deuda contraída con el sector bancario privado. Así pues, por primavera vez, lo que fue la prestigiosa banca de la Suiza de Oriente Medio languidece amenazando con el colapso total de la nación.

Como es de esperar la inseguridad financiera impactó con severidad en la salud de la divisa nacional, la Lira libanesa (LBP), como efecto a los vaivenes económicos se suma la constante devaluación de la moneda hasta desplomarse en picos históricos el pasado mes respecto al baremo de referencia internacional, el dólar estadounidense, eje central de la economía y principal divisa en todas y cada una de las operaciones financieras desde de las de mayor calado hasta la economía doméstica.

En consecuencia la inflación se ceba con la población elevando vertiginosamente los precios, en ocasiones triplicando el valor de los productos de consumo más básicos como alimentos y medicamentos; lo peor aún, cuando ya no se podía hacer frente a más dificultades, hay que sumar en este annus horribilis castigado por la crisis financiera y azotado por la pandemia de la COVID-19 la restricción de capital a la población establecido por parte del Banco Central libanés marcando un máximo de gasto por persona y familia mensual, en otras palabras, un corralito en toda regla.

Boris Prokoshev (R), capitán del buque de carga Rhosus, y el contramaestre Boris Musinchak posan junto a una bodega de carga cargada con nitrato de amonio en el puerto de Beirut, Líbano, en el verano de 2014
¿Qué puede haber detrás de la explosión?

Demasiadas casualidades para Líbano en una región del mundo considerada altamente volátil, tablero en el juego de intereses geoestratégicos entre las grandes potencias.

La versión oficial y hasta el momento de toda la turba de especulaciones que abren diariamente los informativos libaneses la que cobra más sentido es la irresponsabilidad y negligencia por parte de las autoridades portuarias en el almacenamiento de productos químicos altamente peligrosos. Concretamente 2.700 toneladas de Nitrato de Amonio entre otros amontonados groseramente en unas instalaciones no sólo impropias para albergar semejante mercancía, sino también en considerable deterioro. Sobre el hecho para muchos de una terrible sorpresa, para otros era algo más que predecible ya que desde el 2016 año en él se custodiaron los fardos con el contenido químico provenientes de una embarcación de transporte llamada Rhosus de bandera moldava la cual atracó en el puerto de Beirut en su travesía desde Georgia con destino Mozambique. Durante su paso por aguas de jurisprudencia libanesa a causa de serios problemas técnicos la nave se vio obligada a pedir auxilio a las autoridades nacionales, quienes una vez auxiliada acusando la inseguridad que generaba para la navegación decidieron inmovilizar la nave y la mercancía, poco después sin reclamo por parte de la naviera fue olvidada por las aduanas libanesas almacenándolas temporalmente en una supuesta instalación segura en la sección 12 del puerto industrial del Beirut.

Varias plataformas y empleados portuarios desde el momento del suceso denunciaron a las autoridades gubernamentales con caso omiso sobre el peligro que entrañaba la presencia y más en las pésimas condiciones de Nitrato de Amonio, un químico generalmente utilizado para producir fertilizantes agrícolas y también en la fabricación de explosivos. De hecho, no es la primera vez que se oye sobre el empleo de esta sustancia con tales fines, cabe recordar el ataque con coche bomba a partir de la deflagración de este compuesto atribuido a un grupo operante perteneciente a Hizbulá libanés al centro cultural judío argentino, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) el 18 de Julio de 1994 en Buenos Aires. Aquél incidente se saldó con la pérdida de 85 personas más de 300 heridos y considerables destrozos en las instalaciones y alrededores considerándose el peor acto terrorista sufrido en la historia argentina. Otro trágico capítulo protagonizado por dicha sustancia fue el atentado terrorista perpetrado por Timothy McVeingh en 1995 contra un edificio federal en la ciudad de Oklahoma (EEUU) mediante un potente artefacto explosivo elaborado a base de Nitrato de Amonio.

Estos son algunos de los antecedentes que ilustran la suma peligrosidad de tales compuestos y la capacidad con fines malintencionados.

Esta combinación de imágenes muestra imágenes filmadas desde un edificio de oficinas en el momento en que una explosión masiva sacudió Beirut
La concatenación de casualidades, la zona gris

La zona gris es un término proveniente de los estudios geoestratégicos que define una región caracterizada por la inestabilidad política, una inestabilidad que impide consolidar la plena paz, pero tampoco declarar una guerra, de esta forma se describe un territorio volátil en constante estado de alarma disputado por terceros donde las potencias en territorio ajeno dilucidan las diferencias por el control y la hegemonía de la región.

¿Qué hacía el Nitrato de Amonio en el puerto de Beirut?

Cuesta creer que con tal oscuro pasado el Nitrato de Amonio fuera subestimado de las peores formas apelotonándose en un oxidado hangar, lo cierto es que la sección 12 del puerto epicentro de la explosión, ha sido el punto de mira de investigaciones internacionales teniendo como origen y destino el puerto de Beirut relacionado con el tráfico ilícito y encubierto, por un lado, de armamento y por otro de sustancias psicoactivas bajo sospecha destinadas a sufragar los gastos militares del brazo armado de Dios en el Líbano, siendo ésta oficialmente la única fuerza política aún armada remanente de los tiempos de la guerra civil libanesa.

Hablando del músculo militar de la organización islamista chií es interesante destacar las reiteradas denuncias por parte del estado hebreo cuyos servicios de inteligencia descubrieron mediante fotografías de satélites espías la construcción de fábricas de misiles de alta precisión iraníes en suelo libanés, concretamente la información fue publicada en medios de comunicación israelíes el pasado año asegurando la existencia de las instalaciones en diversos puntos del país destacando la importancia por el tamaño y envergadura el de la localidad de Nabi Sheet en el valle oriental del Bekaa. Lo que no revelaba la investigación era el origen de la materia prima para la elaboración de tales sofisticados dispositivos militares.

Desde las últimas elecciones presidenciales la coalición surgida entre vecinos históricamente mal avenidos, la organización política dirigida por el exgeneral cristiano maronita Michel Aoun, actual presidente de la república gracias al apoyo de Hizbulá, abrió la puerta al partido proiraní a formar parte del Ejecutivo siendo una organización tildada de terrorista por la comunidad internacional.

La explosión en el puerto de Beirut se sintió hasta Chipre, a unos 240 kilómetros al noroeste

Las críticas y oposición por parte del resto de fuerzas políticas nacionales, así como la comunidad internacional, no han dejado de sucederse con el fin de forzar la ruptura del acuerdo surgido en 2016 con intención de aislar a la formación islamista del Parlamento.

En primer lugar, por la inestabilidad en la esfera político- financiera internacional que suscita la coalición gubernamental entre tales impopulares socios, por otra, ya que es sabido el control que ejerce la organización proiraní de las aduanas e infraestructuras clave del estado libanés como son las fronteras, puertos y aeropuertos acusándosela reiteradamente de ser la receptora financiera de los beneficios generados y no la hacienda pública libanesa.

Dicho de otro de modo, una segunda posible lectura orientada a la óptica geoestratégica apuntaría todos los sucesos sufridos por la extenuada población libanesa en este período 2019-2020 a una calculada y premeditada operación con el fin de dinamitar y asfixiar el acuerdo gubernamental que aupó al partido de Dios a formar parte del gobierno y por tanto la extensión de la influencia ejercida por parte de Irán en la región a través de la organización chií.

Tal y como afirmó desde el principio el presidente de la República aludiendo a la posibilidad de injerencia extranjera como causante de la magna deflagración sufrida en el puerto de Beirut el pasado día 4 de agosto 2020.

La Guerra Híbrida otro de los conceptos importantes a conocer en la literatura de estudios estratégicos define un tipo de guerra manifestada de múltiples formas. La guerra convencional como la conocíamos en esta nueva era de la globalización tiende a desaparecer a tenor de un conjunto múltiple de operaciones de diversa naturaleza. Es decir, una guerra silenciosa llevada al campo económico, financiero, político, piratería informática e incluso ataques fortuitos como podrían ser actos de terrorismo orquestado.

Una vista general muestra los daños tras la explosión del martes en la zona portuaria de Beirut, Líbano, 6 de agosto de 2020

El constreñimiento económico que sufre la antigua Suiza de Oriente Medio en estos días a causa de la crisis financiera agravada por la presión internacional  ante la negativa en conceder más préstamos, la negación de ayuda financiera por aliados y donantes históricos como Estados Unidos, Francia o los vecinos del golfo Pérsico a más el estancamiento de las conversaciones del urgido rescate financiero con el FMI éste a condición de profundas reformas estructurales que afectarían plenamente a los intereses del partido de Dios, sensibles en cuanto el desbloqueo del monopolio ejercido en múltiples infraestructuras clave del estado y el nepotismo institucional entre otros, aviva la división interna en el parlamento recrudeciendo la intensidad de las protestas en la calle , aunque en un origen espontáneas , han sido dirigidas por grupos opositores contrarios al gobierno con el fin de provocar la ruptura de la alianza entre las dos fuerzas políticas regentes y de este modo eliminar las trabas a la ayuda internacional que ponga fin a la debacle financiera. La guerra librada en el campo económico responde a la asfixia del estado hasta la extenuación económica de los socios del ejecutivo hasta forzar indirectamente aceptar las condiciones del FMI cuyo coste político implicaría acabar con la influencia del partido de Dios en asuntos financieros del país.

A todos estos inconvenientes económicos ahora hay que sumarle los inconmensurables destrozos sufridos tanto en el puerto como en la ciudad misma de Beirut, la inoperancia de las instalaciones amputa una de las principales fuentes de recursos al control ejercido en las fronteras.

El fenómeno de la guerra y la manifestación de la fuerza en el Líbano es un recurso tan normalizado que no sorprende constantemente la instrumentalización del miedo y la memoria de antiguos fantasmas con fines políticos. No es la primera vez que la organización proiraní utiliza en su discurso los constantes altercados acaecidos en la frontera sur con las patrullas del IDF (Israel Defense Forces) como fuelle a la narrativa del miedo que suscita el temor a invasiones por parte del estado hebreo como las sufridas en el pasado.

Sobre este mismo hecho, los medios internacionales poco eco se hicieron el pasado mes de julio sobre los ataques infligidos mutuamente entre las dos fuerzas, unas hostilidades que se suman a la larga lista de incidentes en el pulso mantenido en la región entre potencias en los últimos años, especialmente numerosos desde el 2019 a raíz de la muerte de varios miembros del brazo armado de la organización chií libanesa operante en Siria a manos de operaciones de inteligencia israelíes.

El presidente de Líbano, Michel Aoun

Sobre la incómoda presencia que supone para el Estado de Israel la organización chií libanesa en Siria no es ningún secreto ya que en el último año ha incrementado considerablemente su presencia militar en zonas fronterizas. En este tira y afloja de provocaciones silenciosas tiene especial reclamo la sucesión de incidentes a partir del ataque aéreo perpetrado por las fuerzas aéreas israelíes durante la noche del pasado 20 de Julio a instalaciones aledañas al aeropuerto internacional de Damasco. Durante la operación pereció Kamal Mohsen Jawad un importante miembro del partido de Dios libanés, quien a su vez ostentaba una destacada posición en la Guardia Revolucionaria iraní (Pasderan).

Según medios hebreos, el difunto era el principal enlace y responsable en el envío de armamento vía Siria entre la República Islámica de Irán y Líbano, otro incidente más que se suma al capítulo de hostilidades en este año.

La venganza, como era de esperar, no tardaría en llegar, el pasado 27 de Julio comandos de la organización proiraní atacaron por sorpresa en la localidad sureña libanesa conocida como las Granjas de Shebaa a un blindado israelí mediante misiles anticarro portátiles, el cual se encontraba realizando patrullas por la frontera norte. En respuesta se sucedió un breve intercambio de cohetes entre ambos impactando uno de ellos en una vivienda en la población libanesa de Al- Habariye, sin víctimas declaradas en ambos bandos.

Los combatientes de Hizbulá ponen banderas libanesas y de la organización en Juroud Arsal, en la frontera entre Siria y Líbano

En la rueda de prensa convocada por el Gobierno hebreo posterior al suceso, los medios de comunicación israelíes retrataban a un determinante ministro de Defensa Benny Gantz instruyendo a efectivos del IDF en el refuerzo de fronteras y en caso de defensa ante agresiones de mayor envergadura atacar con severidad a infraestructuras clave del Líbano si el brazo armado de Hizbulá persistiera en su escalada de hostilidades contra tropas hebreas y poblaciones colindantes a la frontera. Unas declaraciones que dejan caer toda la responsabilidad de las actuaciones de la organización islamista proiraní a todo el conjunto del estado libanés, este fue el caso de la no tan lejana la operación de castigo llevada a cabo las Fuerzas de Defensa Israelíes en Julio de 2006 sobre suelo libanés a consecuencia del secuestro de varios soldados israelíes de patrulla en la frontera a manos de efectivos del brazo armado de Dios. Aquel episodio terminó en una guerra de corta duración mediante una campaña aérea durante quince días de bombardeos selectivos acompañada de una incursión terrestre con el fin de neutralizar las bases in situ utilizadas como plataformas con las que el grupo armado operaba ataques balísticos contra las poblaciones ubicadas al otro lado de la frontera.

La mayúscula explosión sufrida en Beirut el pasado 4 agosto fuese resultado de un lamentable accidente a causa de la negligencia de las autoridades o bien obra de una calculada operación extranjera por el momento de desconocida autoría encaja en la dinámica de una complejidad ambigua y silenciosa en el que se desarrollan las operaciones de inteligencia y contra inteligencia entre potencias rivales aspirantes por el control regional.

El líder del movimiento chií de Líbano Hizbulá, Hassan Nasrallah

La deflagración marcó un antes y un después en este sufrido año 2020 para el país de los Cedros cuna de la civilización mediterránea, por lo pronto, los resultados de la tragedia y su coste en la política nacional ha provocado la caída en bloque del gobierno y la defección del primer ministro Hassan Diab miembro de la alianza del 8 de marzo partido político de orientación pro siria y por ende afín a los intereses de Teherán.

Aunque la dimisión sea un hecho más que significativo para desbloquear la situación en la que se encuentra el Líbano, lo cierto es que, por el momento, no tiene ningún peso real en la esfera de la política internacional, ya que en el sistema político libanés donde realmente se forja y se estructura el poder es en los pactos establecidos por las fuerzas representantes en el parlamento, no sólo en la formación del gobierno, para ello habrá que esperar a la convocación de nuevas elecciones o bien la propuesta de formación de un nuevo ejecutivo tecnócrata  que calme las turbulentas aguas en las que el Líbano se ve arrastrado y contente  en la medida de lo posible a todas las fuerzas en el complicadísimo e intrincado sistema político libanés.

Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato