Damasco ha acordado con empresas rusas la explotación de petróleo y gas en zonas marítimas que Beirut reclama como suyas

Líbano guarda silencio ante el acuerdo energético entre Siria y Rusia en aguas del Mediterráneo oriental

AFP PHOTO /TOTAL - El Tungsten Explorer, un buque de perforación para explorar en busca de petróleo y gas frente a la costa de Líbano

El Gobierno de Siria ha firmado un nuevo acuerdo de cuatro años con Rusia para la explotación energética en el Mediterráneo oriental. El contrato entre Damasco y Moscú incluye zonas marítimas bajo la soberanía de Líbano, sin embargo, el Ejecutivo libanés ha guardado silencio ante la vulneración sirio-rusa sobre el territorio en disputa. 

El Gobierno de Siria ya firmó el pasado 2013 un contrato con Rusia para la exploración de hidrocarburos en el Mediterráneo oriental por valor de 84 millones de euros, y a cambio de la intervención rusa en Siria para sostener el régimen de Bachar al-Asad. Ambos Estados alcanzaron un pacto de nueve años, sin embargo, la compañía rusa SoyuzNefteGaz interrumpió sus operaciones tan solo 2 años después.

presidente sirio Bashar al-Assad (izquierda) visitando la histórica mezquita de Ummayad con el presidente ruso Vladimir Putin (derecha) en el casco antiguo de Damasco AFP PHOTO / HO / SANA

Siria ha vuelto a estampar su rúbrica este mes junto a la compañía rusa East Med Amrit con el fin de reanudar la búsqueda de petróleo y gas en aguas del Mediterráneo. El contrato comprende actividades de explotación para los próximos 4 años. No obstante, el convenio abarca también unos 750 kilómetros cuadrados de zonas marítimas reclamadas por el Líbano.

El líder de la formación política Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, exigió a las autoridades de Líbano que remitieran a la ONU la definición de las fronteras marítimas y, en caso de que persista la violación de la soberanía por parte del régimen de Al-Asad, recurrir a la Corte Internacional de Justicia de La Haya. El propio Geagea denunció la actuación de Siria e instó al presidente, Michel Aoun, y al primer ministro, Hassan Diab, a actuar contra las empresas rusas por vía judicial.

Samir Geagea, líder de las Fuerzas Libanesas Cristianas AP/HUSSEIN MALLA

Beirut definió en 2011 sus fronteras marítimas y ofreció contratos a varias empresas para impulsar la exploración energética. Por su parte, Damasco no reconoció la pertenencia de Líbano sobre la región, deslegitimó la soberanía de su vecino sobre las aguas y presentó una protesta a nivel internacional. Una década después, es Líbano quien no reacciona ante la supuesta vulneración territorial.  

“Esperábamos la violación del sur, del enemigo [Israel], pero vino del norte, de un país hermano”, declaró Rola Tabsh, diputada del partido Movimiento Futuro, en sede parlamentaria. La frontera sur entre Líbano e Israel ha sido objeto de fuertes tensiones. Aunque Israel se retiró de Líbano en 2000, Hizbulá denuncia la ocupación israelí sobre los Altos del Golán, concretamente sobre una pequeña extensión conocida como las granjas de Shebaa. 

Los movimientos chiítas libaneses Hezbolá y Amal ondean sus banderas mientras protestan por unas declaraciones del embajador de Estados Unidos en las que criticaba al primer grupo, en un mitin en el suburbio del sur de la capital, Beirut AFP/ ANWAR AMOR

Naciones Unidas determinó a esta zona como tierras sirias ocupadas, lo que proporcionó a Hizbulá una excusa para mantener su conflicto con Israel y una justificación para conservar el armamento, también para la disputa sobre las fronteras marítimas. Sin embargo, la organización chií comprendió que la culpabilidad recaería sobre ella si no permitía a Líbano desarrollar sus depósitos de petróleo, razón por la que permitió las negociaciones entre ambos. La resolución del conflicto marítimo con Israel sigue siendo crucial para la capacidad de Líbano de atraer a sus aguas a empresas petroleras y de gas.

Líbano, sometido por Hizbulá y sus socios

El Gobierno de Líbano, dependiente de Hizbulá, ha sido beligerante en sus disputas fronterizas contra Israel. Sin embargo, apenas ha reaccionado ante la violación territorial por parte del régimen sirio. El Ministerio de Asuntos Exteriores anunció la semana pasada que estaba preparando una hoja de ruta para las negociaciones con Siria sobre la demarcación de las fronteras marítimas, una medida insuficiente y a destiempo.

Este doble rasero responde a la influencia de la organización chií sobre el Estado libanés. Hizbulá actúa desde el plano político, aunque también interviene como milicia y como organización terrorista. El grupo dispone de un gran aparato de seguridad y construye una red de servicios sociales en el país, donde el grupo es a menudo descrito como un Estado dentro del propio Estado. Hizbulá es incluso más fuerte que el Ejército libanés.

El ayatolá Ali Khamenei, el 9 de enero de 2020, junto al presidente Hassan Rouhani y el recién nombrado comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, Esmail Qaani AFP PHOTO / HO / LEADER.IR

La influencia de Hizbulá no sería posible sin el respaldo de Teherán. Por este motivo, la organización persigue sus propios intereses en lugar de los del Líbano, y mantiene una deuda con el régimen de los ayatolás. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos estimó en 2018 que la financiación iraní a sus socios libaneses rondaba los 700 millones de dólares anuales. 

El poder de la organización a lo largo y ancho del país responde a la debilidad sistémica de las instituciones de Líbano. El primer punto a tener en cuenta es la profunda inestabilidad política que afronta desde el acuerdo de Taif de 1989, que puso fin a la guerra civil. El poder quedó dividido en tres partes: una para los cristianos, otra para los suníes y una última para los chiíes. Desde entonces, todos los Gobiernos han nacido frágiles. El actual Ejecutivo trabaja en funciones desde la dimisión de Hassan Diab en agosto de 2020, días después de las explosiones en el puerto de Beirut.

El colapso económico de Líbano ha servido como catalizador de esta crisis. La realidad económica actual muestra que el Banco Central ha perdido su capacidad para estabilizar el tipo de cambio de la moneda local, que cotiza cerca de 15.000 por cada dólar en el mercado. Esta ha perdido el 90% de su valor desde octubre de 2019, y la pandemia no ha hecho más que ahondar en esta dinámica.

el presidente ruso Vladimir Putin (R) se reúne con su homólogo turco Tayyip Erdogan en Sochi, Rusia, 3 de mayo de 2017 PHOTO/REUTERS

En cualquier caso, los ingresos potenciales de la explotación de hidrocarburos en las aguas incluidas en el acuerdo podrían permitir a Líbano dejar atrás su acuciante situación económica. Razón que explica el descontento que ha generado en la opinión pública el desplante y la humillación diplomática de Siria, un país devastado por la guerra, y Rusia sobre aguas que Líbano considera como propias. 

Más competencia en el Mediterráneo oriental

El Mediterráneo oriental acoge un nuevo competidor con la llegada de Rusia, que desafía al Foro del Gas del Mediterráneo Oriental (EMGF, por sus siglas en inglés). Esta organización pretende desarrollar un trabajo coordinado para la extracción de las reservas naturales frente a las costas de Chipre, Egipto e Israel. Sus miembros pretenden involucrar al sector privado y las instituciones financieras para mejorar las perspectivas de explotación rentable de las reservas de gas.

Egipto, Chipre, Grecia, Israel, la Autoridad Palestina, Jordania e Italia firmaron la carta de fundación de la organización en enero de 2020, a la que posteriormente se han asociado los Emiratos Árabes Unidos. Su creación se produjo en respuesta a la tensión en el Mediterráneo oriental por las exploraciones en busca de gas realizadas por Turquía en aguas que se disputa con Chipre y con Grecia, por lo que Ankara está excluida de las negociaciones. 

En este sentido, el acuerdo de Siria con Rusia guarda una importante relación con la influencia de Turquía en Líbano, según indica The Arab Weekly. Turquía ha sido el único Estado en respaldar a Beirut en los últimos meses, especialmente tras el abandono estratégico de otros países árabes. Fuentes gubernamentales han reconocido al medio que no descartan que Ankara fuera conocedor de los planes de Rusia en el Mediterráneo oriental.
 

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