La creciente influencia asiática en Occidente deja al Mediterráneo en una posición clave 

La aceleración de la globalización amenaza la estabilidad del Magreb 

La aceleración de la globalización amenaza la estabilidad del Magreb 

El creciente poder de Asia en el plano internacional no supone ninguna novedad. La expansión que llevan años experimentando países como China, afectan a casi todo el planeta, tengan una relación directa con las acciones chinas o no. El acercamiento en el que llevan tiempo trabajando desde China hacia Europa y posiciones occidentales genera que las posiciones intermedias se vean en una encrucijada difícil de gestionar, como siempre que ocurre cuando un gigante de las dimensiones del país liderado por Xi Jinping hace acto de presencia. Es el caso del Magreb y el Golfo, que están presenciando en primera persona los movimientos del país asiático y que temen por una posible desestabilización de unas regiones tan sensibles como las africanas. 

La aceleración de la globalización amenaza la estabilidad del Magreb Precisamente, estas relaciones entre Europa y China son una consecuencia a la vez que una causa de la globalización que, según Cinzia Bianco, del Consejo Europeo para las Relaciones Internacionales, “está acelerando a un ritmo increíble”. Este ha sido uno de los temas que se han tratado en el evento organizado por Casa Árabe y la Fundación Alternativas bajo el nombre de ‘El Golfo y Magreb en tiempos inciertos’, moderado por el coordinador de Relaciones Internacionales de Casa Árabe, Karim Hauser. Bianco no quiso dejar de lado al resto de países que están teniendo un peso muy importante en la región del Magreb, como son Turquía y Qatar, y cuya rivalidad con Libia,dice, puede unir sus caminos al de Argelia. La aceleración de la globalización amenaza la estabilidad del Magreb 

“Erdogan es un dictador”, afirmaba con rotundidad Cinzia Bianco. Aunque, destaca que “también hay que estar abierto a negociar con los dictadores”. Y es esencial porque Turquía es uno de los países que tiene un peso vital en todos los conflictos de la zona – precisamente porque a Erdogan le encanta meterse en todos los que puede y alguno más – y “mejorar las conexiones entre Magreb y Europa debe ser una de las prioridades de todos los países de la región”. Como también lo debe ser para un país en reconstrucción, como es el caso de Libia. “Hay mucha frustración en torno al conflicto libio a pesar de que se haya formado un Gobierno de Unidad Nacional”, decía Frederic Wehrey del Fondo Carnegie para la Paz Internacional, que aseguraba que el trabajo en país liderado por Abdul Hamid Dbeiba está aún lejos de acabar. 

El número de países que se ven involucrados en cada una de las situaciones que se dan en Oriente Medio hace que todas ellas multipliquen su dificultad. Los intereses de los actores externos acaban siendo mucho más importantes que los de los propios países en los que se desarrollan los conflictos, y esa es una de las causas por las que es complicado encontrar una solución. Los actores presentes nunca encuentran la satisfacción ya que las expectativas acaban por superar a la realidad, imposibilitando alcanzar en ninguno de los casos lo que muchos países demandan. Y eso es algo de lo que están muy preocupados en países como Túnez, según Youssef Cherif, analista político del Columbia Global Centers. La aceleración de la globalización amenaza la estabilidad del Magreb 

Cherif cree que el hecho de que el país tunecino cuente con una democracia de calidad y una organización política basada en la separación de poderes les sitúa varios pasos por delante de la inmensa mayoría de sus países vecinos. Es en Qatar donde han encontrado uno de sus más fuertes aliados en terreno comercial, como también lo es Arabia Saudí. Precisamente es con Riad con quien en los últimos tiempos han estrechado sus lazos diplomáticos, incrementando el número de visitas por parte tunecina al país saudí. Youssef Cherif cree que no existen motivos para que esta relación se tuerza a menos que Túnez realice un acercamiento a Irán, lo que provocaría una respuesta inmediata de Mohamed bin Salman y, posiblemente, daría por terminadas las relaciones, por muy fructíferas que estén siendo hasta el momento. 

Arabia Saudí debe ser quien lidere un proyecto a futuro para lograr la estabilización del Magreb y el Golfo. Y lo debe hacer junto al que ahora mismo es una de las primeras potencias del continente, Emiratos Árabes Unidos. Yasmina Abouzzohour, de la Institución Brookings para las Relaciones Internacionales, considera que el liderazgo tanto de Arabia como de Emiratos se antoja esencial en el futuro más próximo para lograr que las aguas se calmen en aquellos sitios donde ven la inestabilidad como el pan de cada día. Lo que es cierto es que uno de los motivos es la relación que une a estos dos países con Irán – al igual que le ocurre al resto de Occidente –. dice, puede unir sus caminos al de Argelia. 

James Moran, el que fuese embajador para la Unión Europea en Egipto, pone las relaciones con Irán como el asunto más importante que hay ahora mismo en las Relaciones Internacionales. La vuelta al Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) es un aspecto fundamental y que se tiene que alcanzar “cueste lo que cueste”, dice el diplomático y economista. Ya no sólo por la relación que pueda tener Estados Unidos con Irán – que por supuesto también es fundamental – sino por la estabilidad que eso daría a toda la región. Conseguir mejorar las relaciones con Irán y hacer todo lo posible por su vuelta al JCPOA es uno de los pilares fundamentales sin el que no se podrá alcanzar la estabilidad total ni el Magreb, ni en ninguna parte del mundo. 

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