Los recelos sobre la continuidad o no de las principales iniciativas espaciales civiles y militares de Estados Unidos se han despejado

La Administración Biden respalda la Fuerza Espacial creada por Trump y el retorno a la Luna

PHOTO/AP-Alex Brandon - La Fuerza Espacial es una creación de Donald Trump. Hasta tal punto que la presentación de la bandera de la organización tuvo lugar en el Despecho Oval el 15 de mayo de 2020. En la imagen, la secretaria del Departamento de la Fuerza Aérea, Bárbara Barret; el jefe de la Fuerza Espacial, general John Raymond; el sargento mayor Roger Trowberman; y el presidente Donald Trump

La Fuerza Espacial de Estados Unidos impulsada y creada por el ya expresidente Donald Trump no se encuentra a debate y tiene el “absoluto y total apoyo de la Administración Biden”.

Tampoco hay vacilaciones en la continuidad del programa Artemis, en el que el Gobierno y la industria norteamericana, junto con sus socios internacionales, trabajan de forma coordinada “para enviar otro hombre y una mujer a la superficie de la Luna”. Son palabras de la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, durante sus dos últimas comparecencias informativas ante los medios de comunicación.

La Fuerza Espacial o USSF (United States Space Force) era la que presentaba mayores recelos para el equipo directivo que acompaña a Joe Biden. Nueva organización militar autónoma, Trump luchó a brazo partido durante casi todo su mandato para que republicanos y demócratas apoyaran sin fisuras su implantación.

La gran mayoría de los 16.000 militares de la Fuerza Espacial estaban destinados en el Mando Espacial de la Fuerza Aérea, que se ha integrado en la nueva organización. También se han incorporado los primeros oficiales, suboficiales y soldados salidos de las academias y centros de formación

Establecida a finales de 2019 para salvaguardar los intereses norteamericanos y de sus aliados en el espacio, su finalidad es mantener la superioridad espacial y proteger las infraestructuras terrestres y en órbita frente a ataques hostiles por sorpresa. Cuenta en servicio con entre 80 y un centenar de plataformas de comunicaciones seguras, navegación (GPS), espionaje y alerta, instrumentos esenciales para asegurar el liderazgo mundial de Washington ante China y otras potencias emergentes. Todas ellas brindan inteligencia vital para la toma de decisiones de la Casa Blanca y para que el Pentágono pueda dirigir sus operaciones militares.

Ahora ha quedado claro que tal importante escudo defensivo “no está siendo sometida a revisión”, tal y como ha confirmado la principal colaborada en materia de comunicación de quien desde hace 15 días rige los destinos de la nación norteamericana. Jen Psaki despejó las dudas y el malestar que ella misma sembró el 2 de febrero, cuando un periodista le preguntó si la Casa Blanca apoyaba la permanencia de la Fuerza Espacial, un asunto que entonces desconocía, no pudo contestar y que ya se ha encargado de zanjar.

El presidente Joe Biden será quien dentro de las próximas semanas tendrá que expresar su apoyo formal a la continuidad de la Fuerza Espacial y al programa Artemis de la NASA
Artemis sigue adelante pero el compromiso de 2024 queda en el aire

Las aclaraciones expresadas hace dos días es previsible que sean ratificadas en breve plazo por el propio presidente Biden en uno de sus próximos actos oficiales. El motivo de los recelos que existen sobre el desmantelamiento o continuidad de la mayor estructura militar mundial dedicada a organizar, entrenar y equipar el escenario espacial radica en que su instauración fue un empeño personal contra viento y marea del propio Donald Trump.

Al ganar Joe Biden las elecciones presidenciales, en el Departamento de Defensa y en los sectores políticos de Washington surgieron dudas sobre si el nuevo inquilino del Despacho Oval sería partidario o no de su continuidad. Algunos incluso llegaron a sugerir su reintegración a la Fuerza Aérea, de la que fue desgajada y de la que proceden la inmensa mayoría de sus16.000 efectivos, instalaciones y medios de actuación. 

Con tres competidores en liza, el coste de desarrollo y fabricación del módulo de descenso lunar está estimado en unos 16.000 millones de dólares, lo que previsiblemente retrasará la evolución del programa

Respecto al proyecto Artemis para regresar a la Luna, fue la Administración Trump la que lo puso sobre la mesa, tras descartar los planes de su antecesor Barack Obama de llevar astronautas hasta un asteroide cercano a la Tierra, meta intermedia para transportar seres humanos al Planeta Rojo. Pero los planes de China para pisar nuestro satélite natural aconsejaron al extravagante presidente Trump a reorientar los planes definidos por Obama, promulgar la Directiva de Política Espacial de diciembre de 2017 sustituir el viaje a un asteroide por el retornó a la Luna, mucho más sencillo y cercano.

La Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA) fijó el año 2028 para llevar a cabo el primer alunizaje tripulado desde 1972. Sin embargo, el vicepresidente Mike Pence, de acuerdo con el administrador de la Agencia, Jim Bridenstine, decidió acelerar el desembarco para que tuviera lugar en 2024, el último año del segundo mandato de Trump si conseguía la reelección.

Tal era el interés del presidente Trump por la Fuerza Espacial que fueron numerosas sus apariciones en la Casa Blanca con el jefe al mando de la nueva organización, el general de aviación John Raymond

Pero los presupuestos de 2020 y 2021 para Artemis resultan insuficientes para dar forma al complejo espacial Gateway y construir el módulo de descenso en tan poco plazo. Y ya no hay prisa puesto que Trump es historia y Biden no formuló tal compromiso. Téngase en cuenta que solo el desarrollo y fabricación de la astronave para posarse sobre la Luna supone una inversión de 16.000 millones de dólares, lo que queda muy lejos de los fondos aprobados. 

Con poco más de un año de vida

Por si fuera poco, otras prioridades mantienen maniatado al nuevo ejecutivo de Washington. La Administración Biden tiene que enfrentarse a la pandemia por COVID-19, superar el déficit de su economía, reflotar su maltrecha industria y cumplir con lo prometido a sus votantes en relación con la lucha contra el cambio climático.

Salvo que se produzca un milagro, las multimillonarias inversiones para regresar a la Luna se tendrán que dilatar en el tiempo. Por fortuna, retardar el programa Artemis contará con el visto bueno de sus socios europeos, también muy perjudicados en todos los órdenes por las graves consecuencias de la infección por coronavirus en sus respectivos países.

La finalidad de la Fuerza Espacial es mantener la superioridad de Estados Unidos y proteger las infraestructuras terrestres y en órbita frente a ataques hostiles

Pese a las expresiones de apoyo “absoluto y total” a la Fuerza Espacial y la importancia creciente del escenario más allá de la tierra, no es de descartar que las prioridades ya expresadas también incidan en que su completa organización y equipamiento se vean demorados. Encargada de adquirir, poner en órbita, gestionar y reemplazar diferentes constelaciones de satélites, cuenta con un presupuesto para el presente ejercicio de 15.500 millones de dólares. 

Con poco más de un año de vida, fue establecida con carácter oficial el 20 de diciembre de 2019, cuando se vio la luz en la Ley de Autorización de la Defensa Nacional del año fiscal 2020. Está incluida dentro del Departamento de la Fuerza Aérea, lo que no resulta extraño en la estructura del Departamento de Defensa. Es lo que también ocurre con el Cuerpo de Marines, que es independiente de la Armada pero que forma parte del Departamento de Marina.

Para la organización de la Fuerza Espacial, el general John Raymond ha contado con el apoyo de la secretaria del Departamento de la Fuerza Aérea Bárbara Barret, del equipo del expresidente Trump

La USSF es una de las grandes estructuras militares del Pentágono, al mismo nivel que el Ejército de Tierra, la Fuerza Aérea, la Armada, la Infantería de Marina y la Guardia Costera, lo que la convierte en la sexta rama de las Fuerzas Armadas. Al igual que sus organizaciones hermanas, a su frente se encuentra un general de cuatro estrellas, que desempeña el cargo de jefe de Operaciones Espaciales y que es el general John Raymond.

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