Tras el fracaso de las elecciones, un informe presentado por Imad al-Sayeh, jefe de la Comisión Electoral libia, ante el Parlamento detalla los “obstáculos” que impidieron la celebración de los comicios y propone una nueva fecha para la jornada electoral

La Comisión Electoral libia evalúa los problemas que frustraron los comicios

photo_camera AFP/MAHMUD TURKIA - El jefe de la comisión electoral nacional de Libia, Imad al-Sayeh, da una rueda de prensa en la capital, Trípoli, el 7 de noviembre de 2021

El aplazamiento de las elecciones presidenciales y legislativas en Libia, previstas para el 24 de diciembre, ha puesto fin al optimismo en el país norteafricano. Estos comicios, que estaban contemplados dentro del plan de reconciliación nacional impulsado por la ONU, suponían el fin de la transición política, así como la instauración de la paz y la estabilidad en Libia. Sin embargo, el cúmulo de “obstáculos” y “dificultades” que la Comisión Electoral Suprema de Libia ha venido enfrentando desde el pasado mes de septiembre, ha provocado el retraso 'sine die' de la jornada electoral.

De esta forma lo exponía el informe presentado por Imad al-Sayeh, presidente de la Comisión Electoral, frente a la Cámara de Representantes en Tobruk. Este documento recogía todos los “obstáculos” y causas de “fuerza mayor” que han impedido la celebración de las elecciones, entorpeciendo el proceso democrático y estabilizador del país. Así, entre las principales causas que ha subrayado el funcionario se encuentra la avalancha de solicitudes recibidas por la comisión tan solo 48 horas antes del cierre del periodo de inscripciones. En los dos últimos días, 60 posibles candidatos presentaron la documentación para postularse en los comicios, lo que complicó la revisión exhaustiva de todas las solicitudes, de entre las cuales, varias resultaron fraudulentas.

Además, tal como avisaba al-Sayeh hace ya unos días, el conflicto existente entre los poderes político y judicial sobre la designación de candidatos "hace imposible que la consulta se pueda celebrar en la fecha fijada”, lo que hacía referencia a la anulación de polémicas candidaturas como las de Saif al-Islam Gadafi, el mariscal Khalifa Haftar o el actual primer ministro, Abdel Hamid Dbeibé. No obstante, la desestimación de estas tres solicitudes fue apelada y, finalmente, sus candidaturas fueron restituidas a pesar de que tanto Gadafi como Haftar mantuviesen condenas por crímenes contra la humanidad y Dbeibé no hubiese abandonado su cargo con tres meses de antelación.

Parlamento de Libia

De hecho, estas incoherencias han sido una de las principales cuestiones que ha empañado el proceso electoral. Los fallos judiciales contradictorios entre unos tribunales y otros frente a las apelaciones de los solicitantes han puesto en tela de juicio la credibilidad y confianza del procedimiento de transición.

Por último, las amenazas y advertencias dirigidas a la Comisión Electoral Suprema con ser asaltada si publicaba las listas definitivas de candidatos –en la fecha establecida a principios del mes de diciembre–, terminaron por convertir el desarrollo de los comicios en “una aventura”, según afirmó el presidente de la comisión. Al-Sayeh acusó al Parlamento, al Consejo Presidencial y al Gobierno de no haberse posicionado abiertamente en contra de este hostigamiento, mientras que el presidente interino del Parlamento, Fawzi al-Nuwairi, se defendió afirmando que la Cámara “no recibió ninguna carta oficial ni solicitud de asistencia informando de que la comisión estaba siendo objeto de amenazas”.

Para continuar adelante con el plan de estabilización y transición política en el país, la Comisión Electoral ha propuesto que la nueva fecha para la jornada electoral se traslade al 24 de enero de este 2022. Sin embargo, varios miembros del Parlamento libio han argumentado que el transcurso de un mes no es suficiente para solventar todos los problemas que han impedido las votaciones en diciembre, y que la decisión de posponer los comicios hasta enero no es realista. En la práctica, los listados definitivos de los candidatos no han sido publicados todavía.

Elecciones Libia

Por otra parte, durante esta sesión parlamentaria considerada decisiva, una comisión de la Cámara de Representantes creada para redactar una hoja de ruta tras el fracaso electoral ha recomendado la reestructuración del actual Gobierno libio.

El Gobierno de Unidad Nacional (GNU por sus siglas en inglés), encabezado por Abdul Hamid Dbeibé –quien prometió al inicio de su cargo no presentarse candidato a las futuras elecciones–, fue designado a comienzos de este 2021 como un gobierno de transición cuyo mandato tocaría a su fin con la celebración de estos comicios. Sin embargo, ante esta situación, el país se enfrenta ahora a un futuro incierto en el que el Parlamento libio baraja tres posibles escenarios.

El primero de ellos sería la celebración de elecciones dentro de los próximos 6 meses, manteniendo el actual Gobierno. En el segundo escenario, el más apoyado por muchos de los miembros del Parlamento, incluiría la reorganización de todo el Ejecutivo en funciones, y la celebración de una jornada electoral en un periodo superior a un año, una vez se alcanzase algún consenso sobre las leyes electorales y se unificasen las instituciones estatales, actualmente divididas entre el este y el oeste del país.

Abdul Hamid Dbeibé

El tercero de los escenarios sería el más complejo y el más temido por la ciudadanía libia: el regreso a un conflicto armado en el país. El aumento de la tensión bélica y el peligro ante una posible rotura del alto el fuego, negociado hace ya más de un año, tras este desengaño electoral convierten esta posibilidad en una hipótesis plausible si el Gobierno interino se niega a ceder el poder en caso de ser destituido o si la hoja de ruta diseñada por el Parlamento no tiene en cuenta al resto de partidos políticos.

Si la posibilidad de que estas elecciones no llegasen a celebrarse fue un augurio casi constante desde el comienzo del proceso; ahora, las autoridades libias y la comunidad internacional deberán colaborar en el establecimiento de un calendario realista para la celebración de los comicios, el lanzamiento de la campaña electoral y la revisión de las candidaturas. De no ser así, el clima violento que ya asolaba al propio proceso electoral –a través de intentos de sabotaje, asaltos a instituciones públicas o desaparición de urnas– continuará en escalada.

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