La comunidad internacional en silencio ante la escalada de violencia entre Israel y Hamás
La escalada de violencia entre Hamás e Israel ya deja al menos 198 muertos, incluyendo 58 niños, 34 mujeres y 1235 heridos, según ha publicado el Ministerio de Sanidad de Palestina. Mientras que Israel contabiliza 10 muertos y al menos 270 heridos. Desde que se iniciara la ofensiva ya hace algo más de una semana, Hamás ha lanzado más de 3.000 cohetes hacia Israel, y el Ejército israelí ha respondido con toda su artillería contra la franja de Gaza.
Ante esta situación que no tiene visos de llegar a su fin, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunía por tercera vez para intentar hace pública una declaración conjunta, pero una vez más ha sido imposible llegar a un consenso entre los diferentes países que conforman el Consejo. Los representantes de las partes implicadas en el conflicto han protagonizado un cruce de acusaciones, que sólo dejaban aún más claro las posiciones irreconciliables de ambos.
El ministro palestino de Exteriores, Riyad Al Malki, instó a la comunidad internacional a condenar lo que consideran una “agresión” de las autoridades israelíes. "¿Cuántos civiles palestinos asesinados hacen falta para una condena?", criticaba el ministro de Exteriores palestino, una acusación en clara referencia a Estados Unidos que ya ha vetado en dos ocasiones una declaración condenando la violencia y exigiendo el fin de los enfrentamientos.
Por su parte, Estados Unidos ha declarado que estas resoluciones podrían afectar a los procesos diplomáticos que se están llevando a cabo paralelamente. La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Linda Thomas-Greenfield afirmaba, durante la reunión del Consejo de Seguridad, que "Estados Unidos ha estado trabajando incansablemente a través de los canales diplomáticos para tratar de poner fin a este conflicto".
El país norteamericano ha cogido una vez más la voz cantante, y junto con Egipto y Qatar han llevado a cabo contactos diplomáticos con los dirigentes tantos de Israel como de Palestina y los Territorios ocupados. Estados Unidos decidió mandar un enviado especial a la región, Hady Amor, que ya se ha reunido con el ministro de Defensa israelí, Benny Gantz, sin que transcendiera el contenido del encuentro. A su vez, el presidente Joe Biden ha mantenido el contacto con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu y el presidente palestino Mahmoud Abbas. Aun así, Estados Unidos no posee ninguna vía de comunicación con Hamás, que gobierna de facto en la franja de Gaza desde 2007, por considerarlo un grupo terrorista, lo que dificulta las negociaciones de un alto el fuego entre ambas partes.
El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, acusaba a Hamás de crear este ambiente de tensión y provocar el estallido del conflicto para permanecer en el poder tras el anuncio del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abas, de posponer las elecciones después de 15 años sin convocar comicios. Asimismo, Erdan, agradeció el apoyo de Estados Unidos y de otros países que "apoyan el derecho de Israel a defender a sus ciudadanos de este terror" y que las acciones del Ejército israelí son "ataques de precisión contra objetivos militares".
La Liga Árabe también se ha posicionado en lo referente a la escalada de violencia entre palestinos e israelíes y ha pedido a la administración de Biden "que se comprometa de forma más activa, influyente y profunda en el proceso de paz de Oriente Medio", dijo el enviado de la Liga Árabe ante la ONU, Maged Abdelfattah Abdelaziz, ante el Consejo de Seguridad.
Las discrepancias dentro del propio seno del Consejo de Seguridad de la ONU han vuelto a imposibilitar la redacción de una declaración conjunta. La delegación China ha señalado a Estados Unidos como principal culpable de que el Consejo no hable “con una sola voz” sobre lo que sucede en Oriente Próximo. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo que las Naciones Unidas están "comprometiendo activamente a todas las partes para lograr un alto el fuego inmediato" y les pidió "que permitan que los esfuerzos de mediación se intensifiquen y tengan éxito."
Mientras se sucedían los esfuerzos en Consejo de Seguridad de la ONU para llegar a un acuerdo de un alto el fuego, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, anunciaba que la campaña de Israel en la Gaza gobernada por el islamismo de Hamás continuaba con "toda su fuerza". Yair Lapid, principal rival de Netanyahu en las últimas elecciones, y ahora encargado de formar Gobierno ante la incapacidad del primer ministro israelí de conseguir los escaños necesarios, ha acusado a este último de provocar la escalada de tensión para socavar así la alianza entre su partido y el de Naftali Bennett.
Bennett, líder del partido Yamina, ha anunciado que abandonaba la idea de crear un Gobierno de coalición con Lapid y que prefería volver a una alianza con el Likud, partido del primer ministro saliente. Bennet justificaba su posición argumentando que “dada la situación de emergencia en las ciudades mixtas, un Gobierno del cambio no podría hacerse cargo. Hay que actuar con fuerza y enviar el Ejército, tantas medidas que no se pueden tomar cuando se depende de Mansour Abbas”, haciendo referencia al líder de partido islamista Raam, que formaría parte de ese Gobierno de coalición.
En medio de los continuos contactos diplomáticos, las diferentes reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU y las múltiples condenas a la violencia y petición del cese de hostilidades que se repiten por parte de los diferentes países, la última ofensiva sobre Gaza se ha cobrado la vida de más de 40 personas en un ataque contra varios edificios de viviendas situados en el centro de la ciudad. Ya se cumple una semana desde que se iniciará el conflicto bélico, y el cese de hostilidades parece estar cada día más lejos.
