La Organización Panamericana de la Salud y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica acuerdan intensificar la lucha contra la pandemia en esta región

La COVID-19 pone en peligro a los guardianes del Amazonas

REUTERS/ADRIANO MACHADO - El líder indígena Kretan Kaingang de la tribu Kaingang, usando una máscara facial protectora que dice "Fuera Bolsonaro", participa en una protesta contra el Presidente de Brasil en Brasilia, Brasil, el 14 de julio de 2020

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien durante varias semanas negó la gravedad de la pandemia del coronavirus, ha dado positivo por segunda vez en una semana.  No obstante, Bolsonaro es tan solo una de las más de dos millones de víctimas de la COVID-19 en la nación latinoamericana. La enfermedad de la era de la globalización se ha adentrado en diversas comunidades indígenas de Brasil y ha provocado la muerte de decenas de personas, entre ellas Paulo Paiakan, un importante líder indígena de la década de los años ochenta.

Los más de 400 pueblos indígenas que viven en la selva más grande del mundo y distintas organizaciones defensoras de derechos humanos han criticado la gestión del Gobierno ante esta crisis sanitaria, así como a las autoridades estatales por la falta de interés en proteger a los habitantes de esta región. La tasa de mortalidad de las comunidades indígenas brasileñas supera a la tasa nacional (12,6% versus 6,4 %), de acuerdo con los datos publicados por la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB). 

Los miembros de la etnia yanomami llevan máscaras faciales en un Pelotón Especial de Frontera, donde se están realizando pruebas para COVID-19, en la tierra indígena de Surucucu, en Alto Alegre, estado de Roraima, Brasil, el 1 de julio de 2020

“El pasado muestra que las políticas estatales que violan las formas de vida de los pueblos indígenas, asociadas con la negligencia en la protección de sus tierras, han causado una vulnerabilidad extrema en estas comunidades”, subraya esta organización, alegando que el impacto de esta enfermedad no es algo ocasional, sino que es fruto de las “políticas coloniales” que han creado el escenario ideal para la propagación de este patógeno. “Comprender estos episodios nos enseña cómo un país se define no solo por sus recuerdos, sino también por su olvido”, añadieron. 

En 1994, el experto Félix Báez-Jorge escribía en un artículo titulado ‘Antropología e indigenismo en Latinoamérica: señas de identidad’ que el termino indigenismo era tan solo una forma de definir las “políticas orientadas a promover el mejoramiento material y social de las comunidades aborígenes”.  “Las políticas indigenistas expresan la preocupación de las instancias gubernamentales […] por elevar los niveles de vida de los pueblos indios”, afirmaba sin ser consciente de que 25 años después el Gobierno presidido por Jair Bolsonaro supondría una amenaza a las comunidades que viven en el Amazonas. 

Una mujer indígena yanomami usa una máscara facial en el 4º Pelotón Especial de Fronteras, en la tierra indígena de Surucucu en Alto Alegre, estado de Roraima, Brasil, el 1 de julio de 2020, en medio de la nueva pandemia del coronavirus

El mandatario brasileño ha promulgado un proyecto de ley que declara a los pueblos indígenas “grupos en situación de extrema vulnerabilidad” ante la pandemia de la COVID-19, aunque con varios vetos que proponían aplicar medidas de protección social para prevenir la propagación de la COVID-19 en los pueblos indígenas que viven en esta región.  Entre estas prohibiciones se encuentran la de proporcionar agua potable y camas de hospital a estas comunidades. Bolsonaro explicó que no había presupuesto suficiente para gastos propuestos por el Congreso, mientras que diversas organizaciones defensoras de derechos humanos han insistido en que la emergencia es tal que se deberían aplicar este tipo de medidas.  El Instituto Socioambiental brasileño calificó esta decisión del jefe de estado como “criminal”. Al igual que el Gobierno, la ONU y la OEA han situado a los pueblos indígenas entre los más vulnerables. 

Trabajadores sanitarios del gobierno realizan una prueba rápida de COVID-19 al jefe Leno de la tribu Kunaruara en su aldea junto al río Tapajos del municipio de Santarem en el estado occidental de Pará, Brasil, el 10 de julio de 2020

Los pueblos indígenas que viven en el Amazonas se enfrentan a una triple amenaza provocada por el coronavirus, el desmantelamiento de las políticas medioambientales y la inacción internacional.  La protección de los territorios y tierras ancestrales es el eje central alrededor del cual gravitan las distintas políticas indígenas. Por ello, desde el comienzo de esta pandemia han sido las propias comunidades quienes han trabajado por proteger su territorio y todas las personas que viven en él. 

Líder de la etnia Pataxo Hahahae, usa una máscara facial en la favela Vila Vitoria en las afueras de Belo Horizonte, estado de Minas Gerais, Brasil, el 8 de julio de 2020 en medio de la pandemia de coronavirus

El pasado mes de marzo, el Instituto Socioambiental, la Comisión Arns y Conectas Derechos Humanos publicó un informe en el que se detallaba el proceso de deterioro que estaban sufriendo las políticas indigenistas y medioambientales por parte del Ejecutivo de Bolsonaro, quien desde el inicio de su campaña dejó clara su intención de permitir la explotación económica de estas tierras, hogar de cientos de comunidades indígenas, aumentando su situación de vulnerabilidad. 

Esta foto de archivo tomada el 28 de agosto de 2019 muestra una vista aérea de la deforestación en el Territorio Indígena Menkragnoti en Altamira, estado de Pará, Brasil, en la cuenca del Amazonas

Con el objetivo de reducir al máximo el impacto de esta crisis, la Organización Panamericana de Salud y la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) han acordado intensificar la lucha contra la pandemia de la COVID-19 en zonas indígenas de la Amazonia. Así, a través de un comunicado conjunto han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que fortalezcan “la atención en los servicios de salud de la Amazonía, con la dotación de recursos humanos, insumos y dispositivos médicos, incluidas las pruebas y tratamientos y vacunas para la COVID-19 cuando estas estén disponibles”, con especial atención a aquellas comunidades que han decidido aislarse voluntariamente para proteger su hogar. 

“El aumento diario de casos y fallecidos por COVID-19 ha significado un duro golpe para los pueblos y nacionalidades indígenas de la Amazonía, cuyas comunidades se encuentran en una situación crítica”, puntualiza este comunicado firmado por ambas organizaciones, en el que advierten de que la propagación de este virus expone a determinadas personas “a un serio riesgo de extinción”. 

Paje Suzete Kumaruara de la tribu Kunaruara prepara una medicina natural en su aldea junto al río Tapajos del municipio de Santarem en el estado occidental de Pará, Brasil, el 10 de julio de 2020

La Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica y la OPS han transmitido un mensaje claro: “las altas tasas de diabetes, hipertensión y otras enfermedades crónicas en estas comunidades aumentan el riesgo de contraer coronavirus con síntomas graves, así como también la desnutrición crónica de niños en pueblos indígenas, altas tasas de mortalidad materna, malaria y dengue, que se suman a la emergencia por la pandemia de la COVID-19”. 

Miembros del equipo médico de las Fuerzas Armadas brasileñas se preparan para tomar una muestra de sangre de un bebé de la etnia yanomami para hacer una prueba de la COVID-19

En contra a las acciones respaldadas por el presidente brasileño Jair Bolsonaro, ambas organizaciones han pedido a los Gobiernos que implementen de manera urgente y en coordinación con las organizaciones indígenas de la Amazonía, planes y protocolos que sirvan para hacer frente a la actual crisis sanitaria.  En este escenario han resaltado la necesidad de prestar atención a los diferentes contextos geográficos y culturales de cada una de las comunidades. OPS y COICA también han exhortado a la comunidad internacional a “articular las respuestas de las organizaciones indígenas y los gobiernos de los países amazónicos para poner en marcha una respuesta conjunta y adoptada a la realidad social, cultural y necesidades específicas de estas localidades”, haciendo hincapié en las áreas de la frontera. 

Miembros del equipo médico de las Fuerzas Armadas brasileñas hablan con un miembro de la etnia yanomami en un Pelotón Especial de Fronteras, donde se están realizando las pruebas para la COVID-19, en la tierra indígena de Surucucu, en Alto Alegre, estado de Roraima, Brasil

“Hay que fortalecer una red de protección social para estas comunidades, con el fin de que las acciones de prevención y disminución de la velocidad de la transmisión puedan ser efectivas”, han afirmado incidiendo en que “es vital los programas para enfrentar problemas de salud pública que afectan a los pueblos y nacionalidades indígenas de la Amazonía como la desnutrición crónica infantil, mortalidad materna, malaria, dengue, tuberculosis, VIH, entre otras”. 

En el comunicado conjunto redactado entre ambas organizaciones, la OPS ha asegurado que “la salud indígena es una prioridad” para estas instituciones, que prestan apoyo técnico a las poblaciones indígenas a través de distintos proyectos. “La histórica dificultad para el acceso a la salud de las poblaciones amazónicas, sumadas a la actual emergencia sanitaria exigen una respuesta coordinada y contundente entre Estados, las organizaciones indígenas, las agencias del Sistema de Naciones Unidas y otros socios de la cooperación internacional”, concluye el documento oficial. 

Un hombre de la etnia indígena yanomami sostiene su máscara facial protectora, en medio de la propagación de la enfermedad coronavirus, en el 4º Pelotón Especial de Fronteras de Surucucu del ejército brasileño en el municipio de Alto Alegre, estado de Roraima, Brasil, el 1 de julio de 2020

Weibe Tapeba, un líder de la comunidad indígena de Tapeba y asesor legal de la Federación Estatal de Pueblos Indígenas de Ceará ha dicho al medio Sputnik News que “los pueblos indígenas de Brasil han sido vulnerables desde el día en que los Kariwas (hombre blanco) pusieron un pie en nuestros territorios”.  Tapeba ha lamentado que el Gobierno brasileño no haya adoptado medidas suficientes para combatir la propagación de esta enfermedad. “La necesidad de ampliar los recursos humanos, la infraestructura que va desde la necesidad de construir unidades básicas de salud y la provisión de camas hasta la necesidad de pruebas rápidas, canastas de alimentos y kits de higiene personal, sería fundamental en este momento pandémico”, ha recalcado al periódico antes mencionado.  

Brasil es el país donde más pueblos indígenas viven (305), seguido de Colombia (102), Perú (85) y México (78). En el otro extremo se encuentran Costa Rica y Panamá, con 8 y 9 Pueblos Indígenas cada uno, El Salvador (3) y Uruguay (2).  El coronavirus y el comienzo de la temporada de incendios – que en 2019 afectó principalmente a la región del Amazonas brasileño y otras partes del bioma amazónico, como Bolivia O Perú --ponen en peligro la vida y el hogar de las distintas comunidades guardianas del Amazonas.  

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