La cruda realidad de las porteadoras de la frontera entre Marruecos y España

Eva Cifuentes

Pie de foto: Porteadoras marroquíes con fardos de mercancías a la espalda esperan a pasar por la aduana en la frontera de El Tarajal antes de cruzar desde el exclave norteafricano de Ceuta, España, hacia Marruecos. AFP PHOTO/FADEL SENNA

Golpes, empujones, avalanchas humanas, tratos vejatorios, condiciones deplorables…es la realidad a la que se enfrentan a diario las mujeres porteadoras en los pasos fronterizos entre Marruecos y España. Según los últimos datos oficiales, al menos 9 han muerto desde abril de 2017 y más de 80 han resultado heridas, pero las asociaciones de Derechos Humanos señalan que el número es mayor. En la actualidad, en Marruecos hay unas 12.000 mujeres porteadoras, según los datos que maneja la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).

Con la apertura del nuevo paso fronterizo en la frontera entre Ceuta y Marruecos, denominado el Tarajal II, se pretendía descongestionar los pasos cercanos y minimizar la avalancha de gente que transitaba por ellos. El Tarajal II conecta Marruecos con un polígono comercial de Ceuta. En 2017, debido a la gran afluencia de personas y congestión que se apoderó de este paso provocando avalanchas humanas, se decidió cerrar en el mes de abril, pero tan solo un mes después reabrió. A ojos de la UE, Ceuta y Melilla tienen un status diferente y no disponen de aduana comercial en la frontera, y aquí es donde entran en juego las porteadoras: salen de Marruecos, cruzan el paso fronterizo, cargan la mercancía en los polígonos como el del Tarajal y regresan a Marruecos en el mismo día. En función de lo que introduzcan en el país, se llevarán una pequeña comisión. Parece algo sencillo, pero la realidad es que las condiciones en las que lo hacen son extremas y sus derechos brillan por su ausencia. 

Pie de foto: A lo largo de la frontera entre el enclave norteafricano de Ceuta y Marruecos, miles de mujeres se ganan la vida cargando mercancías en una operación de "tráfico organizado" tolerada por las autoridades. AFP PHOTO/FADEL SENNA

En España, al trabajo que realizan las porteadoras se le denomina ‘comercio atípico’, mientras que en Marruecos se considera contrabando, y es ilegal. Por ello, dedicarse al porteo es algo que la mayoría de mujeres realizan en la clandestinidad, por vergüenza, de hecho, muchas de ellas incluso lo esconden de cara a la familia. Además, las “ganancias” que obtienen por hacerlo no son demasiado elevadas. Tal y como explicaba ‘El País’ en el artículo sobre el nuevo documental ‘Con el mundo acuestas’, que narra la realidad del porteo, una porteadora que introduzca, por ejemplo “un fardo de mantas, se lleva 50 céntimos”. “Uno de abrigos, en pleno invierno, puede ascender a 60 euros”. El precio de la comisión que se llevan varía en función de la cantidad de material que pase la frontera, es decir, si la gendarmería permite la entrada de menos mercancía, el precio sube y al entrar demasiada, disminuye su valor. 

Los que realmente ganan son los comerciantes marroquís por un lado y por el otro los de los polígonos de Ceuta y Melilla. Según se estima, este negocio mueve cientos de millones. Una cantidad que ni de lejos perciben las mujeres que lo hacen posible. 

Cada día, muchas de estas mujeres arrastran entre 80 y 100 kilos en los pasos fronterizos entre tumultos, golpes y vejaciones. Todo por que puedan hacerlo pasar por “su equipaje” y la policía marroquí no les de problemas. Parece sencillo, pero para poder pasar y regresar después, tienen que esperar largas colas, durante horas. La APDHA explica que se tienen que levantar de madrugada para ponerse a la cola del paso e intentar asegurar su puesto, ya que en algunos pasos, como el del Tarajal, hay límite a la cantidad de porteadoras diarias. Todo en unas condiciones horribles sin baños, el clima no acompaña... y con una desprotección total. 

Pie de foto: Porteadoras marroquíes llevan fardos de mercancías sobre sus espaldas a través de la frontera de El-Tarajal desde el exclave norteafricano de Ceuta, España, hacia Marruecos. AFP PHOTO/FADEL SENNA

La APDHA insta tanto a España como a Europa involucrarse en el asunto para que se mejoren las condiciones de las mujeres porteadoras, pero como explican desde ‘El Confidencial’, la respuesta del Gobierno español ha sido que aunque son conscientes del problema, “el polígono es privado” y que “se trata de mujeres marroquíes y no es de su competencia”. Europa, según explican, no ha contestado.

Solo en Ceuta esta actividad deja unos 400 millones de euros, mientras que las porteadoras pueden llegar a cruzar hasta 4 veces la frontera por apenas 5 euros por viaje. APDHA insta a considerar el porteo como actividad laboral para que las mujeres dedicadas a ello tengan una mayor protección y se respeten sus derechos. Cabe destacar que, tal y como reflejan las estadísticas, en zonas como Ceuta o Melilla la tasa de paro llega al 80%, uno de los motivos por los que el porteo es la única forma de obtener ingresos para muchas familias.

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