Naftali Bennett y Yair Lapid llegan a un acuerdo para formar un "gobierno del cambio"

La era Netanyahu parece estar próxima a su fin

photo_camera PHOTO - El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu

El conflicto con Palestina ha cogido a la clase política israelí dividida y al borde de nuevas elecciones. Los resultados electorales del pasado 23 de marzo, no reflejan los éxitos de Netanyahu, cuyo bloque no consiguió sumar la cifra de 61 escaños necesarios en la Cámara para formar coalición. Hasta ahora, ni el bloque de Netanyahu ni el opositor, Yesh Atid, garantizaban una mayoría absoluta de 61 diputados de los 120 del Parlamento israelí necesarios para crear Gobierno de colación. 

El líder del movimiento nacionalista religioso Yamina, Naftali Bennett, parece haber llegado a un acuerdo con el responsable del partido de centro Yesh Atid, Yair Lapid lo que supondría el fin de “Bibi” - apodo con el que se conoce al primer ministro-que lleva 12 años en el poder. Este pacto colocaría a Bennett como primer ministro hasta setiembre de 2023 y a Lapid hasta noviembre de 2025. La ceremonia de juramento se prevé en un plazo de 10 días.

La esfera política de Israel es más que convulsa, la composición de una coalición es una carrera de obstáculos constante, una vez reunidos los votos claramente "anti-Netanyahu" de la izquierda, el centro y la derecha, con una mayoría justa en el Parlamento (Knéset), con 51 diputados este "bloque del cambio" puede aspirar a controlar la presidencia de la Cámara.

  PHOTO/REUTERS-El líder del partido Yesh Atid, Yair Lapid, pronuncia un discurso tras el anuncio de los sondeos a pie de urna de las elecciones generales de Israel en la sede de su partido en Tel Aviv, Israel, el 24 de marzo de 2021

Pero, necesitaría reunir otros 10 escaños de partidos árabes (10 elegidos en total) o de la formación de derecha radical Yamina, liderada por Naftali Bennett, pese a tener solo siete escaños, es un actor clave que parece finalmente haberse decantado a favor del bloque opositor que lidera Lapid y congrega una amalgama de partidos, de ultraderecha a centroizquierda, contrarios al actual primer ministro.

Benet, con sus 7 escaños decantaría la balanza, tras no poder llegar a un acuerdo con Netanyahu y rechazar la propuesta de ocupar la jefatura de Gobierno durante el primer año, en virtud de un acuerdo de rotación. Ahora podría apoyar a Lapid, que si recibe el mandato tendrá la difícil tarea de agrupar a un variopinto conjunto de partidos con planteamientos casi contrapuestos. 

El actual primer ministro, Benjamin Netanyahu, ha sido incapaz de conformar una mayoría y se enfrenta a una oposición que le acusa de haber permitido la rápida escalada de violencia y de no haber controlado debidamente el desarrollo militar de Hamás en Gaza. Además, el líder de Likud lleva 12 años al frente del Gobierno y su imagen pública ha sufrido un desgaste provocado por los escándalos de corrupción.

Yair Lapid, principal rival de Netanyahu en las últimas elecciones, y ahora encargado de formar Gobierno ante la incapacidad del primer ministro israelí de conseguir los escaños necesarios, ha acusado a este último de provocar la escalada de tensión para socavar así la alianza entre su partido y el de Naftali Bennett.

Horas antes de la noticia, el primer ministro Netanyahu emitió un comunicado desde su cuenta de Twitter en el que aseguraba que, tras haber hecho "grandes concesiones para llegar a un acuerdo con Bennett y Ayelet Shaked" (ambos del grupo Yamina) se negaron a firmarlo, "inclinándose así hacia un peligroso gobierno de izquierdas".

PHOTO/REUTERS-El líder del partido Yesh Atid, Yair Lapid, pronuncia un discurso tras el anuncio de los sondeos a pie de urna de las elecciones generales de Israel en la sede de su partido en Tel Aviv, Israel, el 24 de marzo de 2021

Bennett, líder del partido Yamina, hace poco anunciaba que abandonaba la idea de crear un Gobierno de coalición con Lapid y que prefería volver a una alianza con el Likud, partido del primer ministro saliente. Bennet justificaba su posición argumentando que “dada la situación de emergencia en las ciudades mixtas, un Gobierno del cambio no podría hacerse cargo. Hay que actuar con fuerza y enviar el Ejército, tantas medidas que no se pueden tomar cuando se depende de Mansour Abbas”, haciendo referencia al líder de partido islamista Raam, que formaría parte de ese Gobierno de coalición.

Sin embargo, ahora todo parece haber cambiado. Ante este convulso panorama político, Yair Lapid no tiene una tarea fácil. Debe ganarse a Naftali Bennett y a los partidos árabes para asegurarse una mayoría a su favor en la Knesset. En Israel hay un 80% de judíos y un 20% de árabes palestinos. Estos últimos nunca podrán decidir el porvenir político del Estado, aunque entren en confusas coaliciones con los laboristas y con los liberales. 

Si la oposición consigue formar Gobierno, quedará atrás una página de la historia de Israel con la salida de Benyamin Netanyahu, que ha pasado los últimos 12 años en el poder. Si no, los israelíes se arriesgan a volver a las urnas por quinta vez en poco más de dos años. Ante todo, el panorama político de Israel es incierto y parece que seguirá marcado por la incertidumbre.
 

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