Varios muertos en las protestas en el sur de Irán por falta de agua

La escasez de agua amenaza la estabilidad política de Irán 

photo_camera PHOTO/ Oficina del Líder Supremo iraní vía AP - El ayatolá Jamenei dijo que entiende el enfado de los manifestantes por la sequía en el suroeste del país

Los iraníes se han echado a la calle desde hace más de una semana para protestar no solo por la falta de agua sino también por la carencia de otros bienes básicos, agudizada por la crisis de la COVID-19. Vídeos subidos a las redes sociales muestran a grupos de iraníes coreando eslóganes contra el régimen de los ayatolás. Las manifestaciones espontáneas que se suceden desde hace varias semanas en la provincia de Juzestán han dejado varios muertos y numerosos detenidos. 

En las últimas semanas han aumentado los cortes de agua y de electricidad, que afectan en especial a la provincia de Juzestán al suroeste de Irán, donde se han registrado temperaturas de hasta 50 grados centígrados. Desde la guerra contra Irak que tuvo como uno de sus principales frentes de batalla esta región que quedó devastada por el conflicto. Irán ve a esta provincia como uno de los principales retos para su seguridad. No solo por el petróleo sino por lo que pueda representar para la integridad del país.

Los agricultores del centro de Irán recurren cada vez más a las protestas, suplicando a las autoridades una solución AP/VAHID SALEMI

El caso no es aislado, grandes extensiones hídricas se han secado a causa de la escasez de precipitaciones, poniendo en alerta a las autoridades que, ahora, tratan de evitar un desastre humano y natural que podría provocar migraciones masivas en busca de tierra fértil. Las criticas por las infraestructuras anticuada y la falta de mantenimiento han provocado la propagación de protestas por todo el país. 

Durante, los últimos años la República islámica ha realizado grandes inversiones en la construcción de presas, muchas de poca calidad, en detrimento de otro tipo de infraestructuras hidráulicas, como sistemas de riego, que podrían aumentar la eficiencia del almacenamiento y uso de agua. Sin embargo, la población está frustrada con la gestión de los recursos hídricos por parte del Gobierno, que plantean un serio peligro para el país, donde las protestas en torno a la escasez de agua han derivado en episodios de violencia.

Una mujer iraní caminando con su hija junto a un barco abandonado en el pueblo de Sikh Sar, en el humedal de Hamoon, cerca de la ciudad de Zabol, en la provincia sudoriental de Sistán-Baluchistán, fronteriza con Afganistán AFP/ BEHROUZ MEHRI

Juzestán es una de las provincias que tiene una de las mayores tasas de desempleo de Irán. Es una de las regiones ricas en petróleo y gas, también es una las provincias más fértiles y con mayor riqueza hidráulica del país. La falta de agua ha tenido su repercusión también en los cortes de electricidad- que provocaron también protestas a principios de mes-, ya que parte de las infraestructuras energéticas depende de pantanos con pocas reservas. 

La sequía persistente, una gestión inadecuada, y un clima extremo, agravados por los efectos de las sanciones internacionales han llevado a esta Republica islámica al extremo. Juzestán, actualmente es una de las regiones con mayores problemas ambientales del país, especialmente por las tormentas de arena que azotan parte de la provincia la mayor parte del año y que convierten en uno de los lugares más contaminados del mundo. La crisis medioambiental se originó cuando los pantanos que existían en la región empezaron a secarse como consecuencia del cambio climático y de políticas gubernamentales que beneficiaron la explotación del crudo.

AFP/ BEHROUZ MEHRI

El agua también comenzó a ser controlada a partir de la construcción de una decena de represas que, según los campesinos, no se abren cuando se necesita el agua para regar los cultivos. Esto convierte su vida en un infierno, especialmente en verano cuando las temperaturas pueden llegar a superar los 45 grados. 

Teherán considera el autoabastecimiento agrario un interés estratégico. Aproximadamente el 71 % de los 82 millones de iraníes viven, según cálculos en aguas en riesgo de hundimiento del terreno debido al exceso de extracción de agua del subsuelo. Lo que ya supone un problema en sí ha empeorado en estos dos últimos años, en los que las lluvias han escaseado- en el sur y este de Irán las precipitaciones se han reducido este año entre un 50-85%- y las temperaturas medias incrementado en casi toda la geografía.

AFP/ BEHROUZ MEHRI

La falta de agua ha tenido su repercusión también en los cortes de electricidad- que provocaron también protestas a principios de mes-, ya que parte de las infraestructuras energéticas depende de pantanos con pocas reservas. Otro de los problemas es la falta de obras para transportar agua potable a decenas de poblaciones de la zona de las protestas que quedan lejos de las fuentes. Cubrir las necesidades de los 81 millones de habitantes de Irán ha llevado a este país a la sobreexplotación de los acuíferos. El 55% del consumo de agua en Irán se abastece de aguas subterráneas, y el 92% de ellas se utiliza para el regadío, según un análisis realizado por Geopolitacl Futures.

La gestión inadecuada del agua se ha visto agravada por un clima riguroso, que cada vez es peor. La disminución de las precipitaciones, el aumento de las temperaturas, y los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos suponen una mayor presión sobre los recursos hídricos. La dicotomía entre la gestión del agua y la sostenibilidad continuará hasta que se consigan superar las causas reales de la dramática sequía que afecta Irán: rápido crecimiento demográfico, agricultura ineficiente y mala gestión de los recursos. 
 

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