La estabilidad de Irak, eje del encuentro entre Biden y Al-Kazemi
La historia de Irak, dominada por las guerras internas y externas, culminó en 2003 con la invasión unilateral del país por parte de una coalición liderada por Estados Unidos. Una vez terminada la guerra, Irak quedó situado bajo un régimen de tutela bajo control permanente y por un periodo sin determinar. Sin embargo, 18 años después de esta invasión, el Primer ministro Mustafa al-Kazemi viajará a Estados Unidos en una visita oficial para reforzar las relaciones bilaterales y sellar un acuerdo para la retirada de las tropas de combate estadounidense de Irak para finales de 2021.
Al-Kazemi aseguró que el viaje se enmarca en los esfuerzos del Irak por "consolidar una estrecha relación con Estados Unidos, basada en el respeto mutuo y la cooperación bilateral en diversos campos", según un comunicado emitido por la oficina del primer ministro iraquí. Además, se apunta en la nota que la visita es la "culminación" de numerosos "diálogos estratégicos" con el objetivo de "organizar la relación existente de seguridad con EEUU", país que mantiene hasta el momento una presencia militar en el país árabe que proveen un apoyo asesor y logístico en la lucha contra el Daesh. En el comunicado, Al-Kazemi no menciona directamente el plan que se estaría ultimando, según medios estadounidenses, por el que las fuerzas de EEUU retirarán sus tropas de combate del territorio iraquí para finales de año, pasando a tener solo una presencia asesora.
Está previsto que durante en la visita las partes aborden la cooperación conjunta en seguridad, energía, sanidad, economía e inversión. Además, debatirán las formar de hacer frente a la pandemia de coronavirus y la colaboración conjunta de manera que sirve los intereses de ambos países. La Casa Blanca ha indicado que la visita que realizará Al-Kazemi a Washington se produce en una etapa determinante para EEUU e Irak.
Asimismo, el primer ministro de un país asolado por la violencia, la pobreza y la corrupción, pretende que Washington se comprometa, al menos formalmente, a reevaluar su presencia en Irak. A tres meses de las elecciones legislativas, el jefe del Gobierno iraquí espera recuperar cierta influencia sobre las poderosas facciones proiraníes, muy hostiles a la presencia estadounidense. El posible anuncio de la retirada de tropas de combate de suelo iraquí supondría una victoria para el primer ministro de Irak que contentaría así las facciones chiíes más extremistas allanando el terreno de cara a las elecciones parlamentarias previstas para octubre.
Estados Unidos mantiene desde 2014 a alrededor de 2.500 soldados como parte de una coalición internacional destinada a combatir al Daesh en Irak y Siria. Una presencia que se ha vuelto en algo incómoda durante los últimos años para el Gobierno de Bagdad, muy presionado por las milicias chiitas más extremistas que quieren que desaparezcan las tropas norteamericanas, y que además se ha visto muy enturbiada por el asesinato del alto general iraní Qassem Soleimani y al alto comandante de la milicia iraquí Abu Mahdi al-Muhandis en el aeropuerto internacional de Bagdad, lo que llevó al Consejo de Representantes iraquí a aprobar dos días después una resolución no vinculante que pedía el fin de la presencia militar estadounidense en Irak.
La mayoría de las tropas estadounidenses, enviadas en 2014 como parte de una coalición internacional para ayudar a Bagdad a derrotar al Daesh, han sido retiradas bajo el mandato del presidente Donald Trump. Oficialmente, no hay tropas de combate, y los militares estadounidenses desempeñan un papel de "asesoramiento" y "formación". Irak es un eslabón importante en el plan estratégico de Estados Unidos, que dirige las operaciones de la coalición antiyihadista en la vecina Siria.
En medio de las renovadas tensiones entre Irán y Estados Unidos, no se plantea que Washington abandone el país a la influencia iraní, aunque este último aún pretenda salvar el acuerdo internacional de 2015 sobre la energía nuclear iraní, está claro que las negociaciones para la vuelta al acuerdo nuclear entre Estados Unidos y la República Islámica se encuentran en su momento más frágil y cualquier acto puede ser decisivo para que las negociaciones terminen en saco roto. Según Hamdi Malik, del Washington Institute, en el contexto de este tira y afloja, "es poco probable que el número de tropas estadounidenses en Irak se reduzca de forma significativa". Asimismo, Ramzy Mardini, especialista en Irak del Instituto Pearson de la Universidad de Chicago, predice "anuncios superficiales para servir a los intereses políticos del primer ministro iraquí".