Los dos países podrían estar cooperando a través de una ruta marítima conjunta para sortear la misión naval de la Unión Europea, “Irini”, que lanzó su primera operación el 26 de abril

La estrategia de Turquía y Túnez para evitar el embargo de armas de Libia

photo_camera AFP/FETHI BELAID - Puerto de la ciudad meridional tunecina de Sfax

El 31 de marzo, la Unión Europea lanzaba una nueva misión naval para controlar el embargo de armas impuesto sobre Libia en el año 2011, tras la caída de Muammar Gadafi y el desmembramiento del país en dos administraciones paralelas, una en Trípoli, la capital y otra en Tobruk, al este del territorio. Bajo el nombre de EUNAVFOR MED “Irini”, la misión tiene el objetivo de “promover la paz en nuestro vecindario” y se constituye como “una forma tangible en la que la UE está ayudando a poner fin al largo conflicto en Libia, que se encuentra justo a las puertas del terreno comunitario”, según se recoge en un comunicado publicado por el Servicio Europeo de Acción Exterior (EEAS, por sus siglas en inglés).

Del mismo modo, cabe destacar que “Irini” se compone de efectivos procedentes de países miembros como Alemania, que aprobó hace dos semanas un destacamento inicial de hasta 300 soldados que participarían en la misión hasta el 31 de abril de 2021. Su base está en Roma y está liderada por el contralmirante italiano Fabio Agostini.

Josep Borrell, alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad y vicepresidente de la Comisión Europea en una conferencia de prensa virtual sobre la aprobación de la Operación “Irini”, el 31 de marzo de 2020

La primera operación de la nueva misión naval tuvo lugar el pasado 26 de abril, según informó Itamilradar. Una serie de aviones de reconocimiento y soporte técnico, que habían partido de la base de Sigonella, en el sur de Italia, sobrevolaron durante seis horas la franja de aguas territoriales comprendidas entre Al-Jabal Al-Akhdar y Misrata, ciudades libias utilizadas tradicionalmente por Turquía para ingresar armamento en el país norteafricano.

Este lunes también se ha conocido que Francia, a través de la firma especializada en vigilancia de aviación CAE, está monitoreando a los barcos turcos en estos momentos, según ha desvelado Africa Intelligence. Sin embargo, como explican desde la publicación, “Francia está haciendo esta misión sin esperar a la Operación ‘Irini’”, que todavía no habría “obtenido todos los recursos necesarios” para comenzar a operar al 100%.

Marc Parent, presidente y director ejecutivo de CAE Inc

Cabe recordar, en este punto, que la nación euroasiática ha incumplido en reiteradas ocasiones el embargo de armas, aunque su presidente, Recep Tayyip Erdogan, haya declarado siempre que aboga por garantizar la paz en Libia, como manifestó en la Conferencia de Berlín celebrada el pasado mes de enero. En esta línea, cabe destacar que Turquía suele utilizar la “puerta trasera” de Túnez para hacer llegar su material bélico al Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), una de las dos facciones de la contienda libia liderada por el primer ministro Fayez Sarraj y con sede en Trípoli.

De hecho, a mediados de febrero, se conoció que cuatro barcos de la Armada Turca habían atracado en el puerto tunecino de La Goulette, situado a tan solo 10 kilómetros de Túnez capital. Aunque no se revelaron entonces las intenciones de esta jugada turca, todo parecía indicar -sobre todo, que se produjo después de un encuentro entre ambos mandatarios, Kais Saied y Erdogan- que Ankara estaba tratando de reforzar su presencia militar en la región de cara a la contienda libia con el beneplácito de Túnez.

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan y el presidente de Túnez, Kais Saied, en el aeropuerto de Túnez, el 25 de diciembre de 2019

Ahora, un abogado nacional de este último país, Waza Al-Shazly, ha emitido una alerta sobre las posibles intenciones de Turquía -con la aquiescencia de Túnez- de sortear a “Irini” para continuar enviando armamento a sus posiciones en Libia. “Coincidiendo con el lanzamiento de la misión europea, Túnez ha decidido abrir una línea marítima directa entre el puerto de Sfax y el puerto libio de Trípoli”, conectados por tan solo 527 kilómetros, -un trayecto que, en barco, se completa en 48 horas- ha desvelado en el diario local Al-Marsad.

La inauguración de la que oficialmente se ha considerado como una nueva ruta comercial entre los dos países -pues como recoge L’Economiste Maghrébin, Libia es el primer destino de las exportaciones tunecinas de fruta de temporada- tuvo lugar el pasado 27 de abril. 

Una vista del puerto de Trípoli

El gerente del puerto tunecino, Enis Kemmun, declaró que la vía quedó abierta con la partida de un buque cargado con 134 contenedores de alimentos, sobre todo, frutas y verduras de temporada, en dirección a la capital libia. Además, el ministro de Comercio de Túnez, Mohammed al-Museylini, aseguró que se había tomado esta decisión porque “las restricciones de movilidad impuestas por la propagación de la pandemia de la COVID-19 imposibilitan la exportación de los productos por tierra”. En la apertura de la línea marítima también participó el Grupo Interprofesional de Frutas (GiFruits) tunecino.

Kemmun también informó de que los viajes se realizarán cada diez días y “se limitarán, inicialmente, a las exportaciones”. Así, el siguiente trayecto se realizó el pasado 4 de mayo, en el que se enviaron alrededor de 300 contenedores.

El Charles de Gaulle, buque insignia de la Armada francesa y el mayor buque de guerra de Europa occidental actualmente en servicio, anclado en el puerto militar de Toulon, el 17 de noviembre de 2015, antes de salir en misión en el Mar Mediterráneo

Sin embargo, algunos analistas advierten de que la nueva ruta comercial podría ser utilizada por Turquía para hacer llegar material bélico al GNA y a los mercenarios sirios que ha financiado para luchar contra las tropas del Ejército de Liberación Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), comandado por el mariscal Jalifa Haftar.

De hecho, ya en 2013, se intentó conectar a los dos puntos, pero el proyecto no tuvo éxito por “razones de seguridad”, según ha informado el medio TRT. Al-Shazly ha instado, en esta línea, a las autoridades tunecinas a reforzar la vigilancia en el oeste del país, fronterizo con Libia, pues recuerda que tanto Ankara como la organización de los Hermanos Musulmanes, con raíces egipcias, suponen una amenaza creciente para Túnez, al abandonar este último una posición neutral en el conflicto libio. “No bajes la guardia en el oeste del país [la frontera con Libia]. Su complot es peligroso para toda la región y no subestimes la intensidad de la guerra en Trípoli. Si falla [Turquía], Túnez no se librará de ella [...]”, ha publicado el abogado en sus redes sociales.

Un avión de la Alianza de Vigilancia Terrestre de la OTAN (AGS), aterriza en la Estación Aérea Naval Sigonella, Italia

Ankara ya rechazó hace dos semanas la puesta en marcha de “Irini” y acusó a Europa de “engañar a su aliado en Trípoli”. También desmintió los rumores sobre la posible intensificación del envío de armas a extremistas y bandas de contrabando, que se habría planeado tras la toma del GNA -con la ayuda turca- de la costa occidental, desde Zawiyah hasta Ras Agadir. El Ejecutivo de Sarraj también mostró su oposición a la nueva misión naval de la UE, a la que calificó de “sospechosa” y partidista, pues aseguran que solo monitorearán los movimientos del GNA y sus aliados, ignorando las actividades de la facción rival encabezada por Haftar.

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