Más de seis meses después de la catástrofe en el puerto de la capital de Líbano aún quedan demasiadas preguntas sin resolver

La explosión de Beirut continúa dejando incógnitas

photo_camera PHOTO/REUTERS - Una vista general muestra los daños en el lugar de la explosión en la zona portuaria de Beirut

El 4 de agosto de 2020 tuvo lugar una explosión sísmica que dañó la mitad de Beirut, causada por el almacenamiento de grandes cantidades de nitrato de amonio. Cientos de muertos y miles de heridos se vieron arrasados por la explosión que, seis meses después de producirse, aún no se termina de comprender en su totalidad. La opacidad de la investigación no deja del todo tranquila a la opinión pública, que no termina de creer la versión oficial de los hechos. 

El Gobierno libanés afirma que la causa de la detonación de la carga de nitrato de amonio fue un incendio que comenzó de forma accidental un equipo de soldadores que acudió ese día a sellar un orificio en uno de los costados del hangar 12 del puerto. Por ese motivo, la responsabilidad ha recaído, por el momento, sobre Badri Daher, director de aduanas portuarias y otros 24 trabajadores que ya han sido arrestados y encarcelados. 

João Rodrigues participó entre 2016 y 2017 en el programa europeo que asiste a Líbano en la gestión de fronteras, y afirma que de haberse seguido impartiendo la formación, esta tragedia no hubiera ocurrido. Una de sus tareas era la de enseñar cómo transportar y almacenar productos químicos de doble uso civil de acuerdo con los estándares de seguridad internacional. Por otra parte, Rodrigues no descarta que la explosión se tratara de una acción intencionada debido a la dificultad que tiene este material para explotar de la forma que lo hizo: “Se trata de un explosivo muy difícil de detonar, no explota sin un precursor y el puerto es un lugar altamente vigilado”. Una versión que tampoco descarta el profesor de Química, Hares Suleiman: “El nitrato de amonio no explota por una simple chispa de un soplete. Necesita bien de un detonador potente que puede ser otra explosión previa o tiene que ser transformado a estado gaseoso en una temperatura superior a los 160 grados centígrados”. 

A pesar de la versión del Gobierno libanés, el propio primer ministro en funciones, Hassan Diab, puso en duda el origen de la explosión. El FBI afirmó que habían explotado 500 toneladas, a lo que Diab lanzó la pregunta “¿Dónde fue el resto?”. “Puede que no explotara la carga total de 2.750 toneladas, sino una fracción de la mitad que estuviera en sacos más secos y mejor conservados”, es la respuesta de la doctora Samaneh Moafi, investigadora principal de Forensic Architecture. Esta asociación británica ha llevado a cabo la investigación más completa hasta el momento a través de la reconstrucción de los hechos mediante el cruce de miles de imágenes procedentes de fuentes abiertas. 

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Otra de las explicaciones que parece tener más sentido es la que se origina a raíz de la información que dio el periodista Firas Hatoum en la televisión libanesa Al Jadeed. Informó de que en el mismo almacén en el que se encontraba el nitrato de amonio, había entre 100 y 200 kilos de ácido pícrico. Esta sustancia, al contrario que el nitrato de amonio sí es muy sensible y propensa a la explosión según en qué situaciones. 

A todo esto, hay que añadir la información que continúa surgiendo alrededor del incidente. El Gobierno presidido por Michel Aoun contrató una empresa alemana denominada “Combi Lift” por una cifra cercana a los tres millones y medio de dólares, con el cometido de encargarse de 52 contenedores de sustancias químicas que suponían un riesgo para la capital de Líbano. Tras procesar todos los contenedores, el gerente del proyecto, Michael Wintler, manifestó en unas declaraciones a la AFP que “Hemos encontrado materiales que, si se mezclan entre sí, pueden provocar una explosión al perforar agujeros en los contenedores provocados por la corrosión”. 

No obstante, a pesar de las múltiples teorías e hipótesis que se manejan desde diversas fuentes, aún existen incógnitas que no han encontrado su respuesta. Lo que de momento es inamovible es la entrada en prisión de 25 personas, Badri Dahrer y 24 de sus trabajadores, y la imputación del primer ministro Diab junto con otros tres exministros. 

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