La guerra de Yemen deja más de 11.000 niños muertos o heridos

Más de 11.000 niños han perdido la vida o han resultado heridos desde que dio comienzo la guerra civil en Yemen en septiembre de 2014, según UNICEF. La media es de cuatro víctimas diarias, aunque la organización adscrita a Naciones Unidas para la protección de la infancia advierte de que la cifra puede ser mucho mayor ante la dificultad para recabar información.
Solo en lo que va de año han fallecido al menos 330 niños como consecuencia directa o indirecta de los ataques, de acuerdo con los datos de Save the Children. Un estudio publicado por esta ONG internacional en defensa de los derechos infantiles situó a Yemen como el peor país en guerra para ser niño.

El conflicto protagonizado por los insurgentes yemeníes, respaldados por Irán, y las fuerzas de la coalición, lideradas por Arabia Saudí, que estalló en el marco de la Primavera Árabe tras el golpe de Estado contra el Gobierno de Abd al-Rahman Rabbuh al-Mansur al-Hadi, se ha saldado con más de 150.000 muertos y tres millones de desplazados.
La guerra ha arrastrado a Yemen hacia la mayor crisis humanitaria del planeta y ha tirado por tierra el futuro de varias generaciones de yemeníes. 23 de los 30 millones de personas que habitan en el país, es decir, más de tres cuartas partes de la población, necesitan ayuda humanitaria. Más de la mitad son niños, de los cuales dos millones sufren desnutrición aguda.

Después de su desplazamiento a Yemen, la directora de UNICEF, Catherine Russell, exigió a las partes beligerantes que reediten la tregua que acordaron el pasado mes de abril en el marco del mes sagrado de Ramadán, prolongada hasta en dos ocasiones. El alto el fuego redujo de forma significativa las hostilidades, pero expiró a principios de octubre sin que los dirigentes hutíes y el Gobierno internacionalmente reconocido con sede en Adén se pusieran de acuerdo.
“La renovación urgente de la tregua sería un primer paso positivo que permitiría un acceso humanitario crítico. En última instancia, sólo una paz sostenida permitirá a las familias reconstruir sus vidas destrozadas y empezar a planificar el futuro”, expresó Russell, que ejerció como asistente del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y como directora de la Oficina de Personal Presidencial de la Casa Blanca antes de asumir el cargo en febrero.

Tras el reinicio a gran escala de la guerra, UNICEF sostiene que al menos 62 niños han muerto o han resultado heridos. Una cifra a la que se suman los 74 menores de edad que fueron víctimas de las minas terrestres y artefactos explosivos sin detonar entre los meses de julio y septiembre de este año, según la ONU.
Con todo, la muerte no es la única amenaza para un niño en Yemen. Existen otras graves violaciones contra los derechos humanos que se han convertido en habituales en los últimos ocho años de conflicto, como por ejemplo el reclutamiento, el secuestro o el asesinato, la violencia sexual, la negación de acceso a ayuda humanitaria y las mutilaciones, así como la posibilidad de sufrir lesiones o traumas psicológicos de por vida.

Las carencias de higiene y alimentación, esta última agravadas por la invasión rusa de Ucrania, son la norma general. De hecho, casi 18 millones de yemeníes ni siquiera tienen acceso a agua potable, lo que acarrea la posibilidad de contraer graves enfermedades como el cólera, el sarampión y la difteria para las que el frágil sistema sanitario poco puede hacer.
Russell presentó durante su desplazamiento el llamamiento de Acción Humanitaria para la infancia de UNICEF, un paquete de ayudas por valor de 10.300 millones de dólares destinado a “proporcionar servicios de agua, saneamiento, nutrición, educación, salud y protección a los niños de todo el mundo afectados por conflictos y desastres”.