La industria alimentaria del futuro está en Israel

En los últimos años Israel ha impulsado la FoodTech con el objetivo de lograr un planeta más sostenible

La población mundial está creciendo a pasos agigantados. De acuerdo con datos de Naciones Unidas, se espera que esta aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, pasando de los 7.700 millones actuales a los 9.700 millones en 2050, pudiendo llegar a un pico de cerca de 11.000 millones para 2100.

En este contexto, y teniendo en cuenta los graves efectos del cambio climático y de la contaminación sobre el planeta, varias empresas israelíes han tomado medidas y han comenzado a desarrollar ideas que contribuyan a la sostenibilidad del planeta. Estas ideas se han enfocado en el sector alimentario, en concreto, en la ganadería industrial y en la producción de otros alimentos de origen animal, como los lácteos o la miel, ya que estas son algunas de las industrias más contaminantes. Según la FAO (La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), “el sector ganadero contribuye significativamente al total de emisiones humanas de gases de efecto invernadero (GEI)”. Según datos de la agencia de la ONU, esta industria es responsable del 14,5% emisiones globales de GEI.

Esta situación empuja a la industria cárnica hacia un cambio. Debemos modificar ciertos ámbitos de nuestra vida para así lograr un mundo más sostenible a la vez que cuidamos nuestra propia salud. Esto es lo que proponen y desarrollan los institutos de investigación israelíes como MIGAL o Margalit Startup City Galilee y varias empresas dedicadas a la llamada FoodTech (tecnología alimentaria). Centros y compañías que un grupo de periodistas europeos han tenido el honor de visitar a través de un viaje de prensa organizado por Europe Israel Press Association (EIPA).

Pero, ¿qué tiene Israel para ser el centro de esta industria? En primer lugar, tal y como explica Ali Teicher, directora de la Unidad de Alimentos y Tecnología Alimentaria de Israel Export Institute, la nación cuenta con una historia marcada por la escasez de alimentos y agua, lo que ha creado una demanda de tecnología avanzada. En segundo lugar, cabe subrayar el fuerte vínculo entre el sector académico y el empresarial, algo que conduce a la innovación, un aspecto muy presente dentro de la sociedad israelí. Finalmente, hay que tener en cuenta la mezcla de culturas de Israel debido a las migraciones, sobre todo del este de Europa, Oriente Medio y norte de África. Este escenario, en palabras de Teicher, “exige una gran variedad de sabores” y promueve “la apertura a nuevos alimentos”. Sin embargo, algo fundamental para que esta industria funcione y avance es el apoyo estatal, un respaldo clave con el que cuenta la FoodTech israelí.

El norte del país es una de las principales zonas donde se están llevando a cabo las investigaciones más innovadoras de la industria. La región, con unas condiciones atmosféricas únicas, es el escenario ideal para la experimentación en la agricultura. Precisamente esto es a lo que se dedica Northern Agriculture R&D, una organización agrícola de I+D (Investigación y Desarrollo) cerca de la ciudad de Kiryat Shemona y asociada con el instituto de investigación MIGAL. No obstante, también opera en la zona de Galilea, en algunas partes de los Altos del Golán y en el valle del Jordán. Northern Agriculture R&D se centra en la agricultura intensiva con métodos innovadores tanto al aire libre como en invernaderos. En estos últimos se llevan a cabo técnicas para impulsar el crecimiento de las frutas tropicales, como por ejemplo regar las raíces de los árboles con agua caliente.

En este sentido, también se trabaja para cultivar aguacates en temperaturas bajas, algo que, de conseguirse, supondría una verdadera “revolución” en el cultivo de este fruto. Por el momento, ya han llegado a la conclusión de que el principal problema es la primera radiación que recibe la planta después de una noche fría. Northern R&D también produce alimentos como galletas o bizcochos con base de algarrobo, un fruto similar a las judías propia del Mediterráneo.

Otra de las unidades de MIGAL es el Centro de Innovación Postcosecha (The Center for Postharvest Innovation) que se centra en desarrollar tratamientos naturales para evitar el desperdicio de comida. Al igual que Northern R&D, uno de los alimentos con los que trabajan e investigan son los aguacates, fruto del que han conseguido mantener su calidad y sabor hasta agosto, mes donde normalmente este pierde calidad y aumenta su valor. 

MIGAL también trabaja con empresas de tecnología alimentaria como Mush Foods. Esta compañía produce alimentos proteicos sostenibles basándose en el micelio de las setas y champiñones, ya que este elemento aumenta el sabor y ofrece valor nutricional. Asimismo, gracias a su textura, es muy apropiado para mezclarlo con carne y crear alimentos híbridos que permitan reducir el consumo de carne. “Esto puede tener un gran impacto, ya que mucha gente no se plantea dejar de comer carne”, explica Jonathan Caspi, vicepresidente del área I+D de la empresa y experto en ingeniería de proteínas.

“Su alimento eran langostas y miel silvestre”. Esta referencia bíblica a Juan Bautista se puede leer a la entrada de la primera granja intensiva de saltamontes del mundo. Hargol, en los Altos del Golán, produce harina e incluso gominolas de saltamontes con un alto contenido proteico. Además, los alimentos elaborados con saltamontes contienen altos niveles de omega 3, magnesio, potasio, calcio, vitamina E, vitamina B3 o vitamina B12. Tal y como explica Dror Tamir cofundador y CEO de Hagol, los saltamontes reducen la presión arterial, mejoran el funcionamiento del cerebro y el aparato digestivo y son beneficiosos para el cuidado de la piel.

Hargol, que cuenta con el certificado halal y kosher, podría formar parte de la solución a las crisis alimentarias que se viven actualmente en muchos países. Asimismo, el mantenimiento de saltamontes apenas causa huella ecológica. "Estamos hablando de más de un 99% de reducción de las emisiones de carbono, consumo de agua, uso de tierras de cultivo, y producción de residuos”, señala Tamir.
La importante labor de Hagol ha sido reconocida por las autoridades del país. Hace tan solo unas semanas la compañía fue galardonada por el presidente israelí en el Parlamento por ser una empresa que ha cambiado el mundo. “Es un largo viaje en el que acabamos de dar nuestros primeros pasos”, indica Tamir.

A pesar de los beneficios, Tamir reconoce que “no todo el mundo es tan valiente para probar los productos”. No obstante, asegura que “los insectos serán parte de nuestra dieta nos guste o no, ya que tenemos que cambiar la forma en la que nos alimentamos”.

La carne cultivada es aquella que se crea obteniendo células de un animal sin necesidad de sacrificar a este. A través de una serie de procedimientos en el laboratorio es posible conseguir carne con una textura idéntica a la obtenida después de matar a un animal. De esto precisamente se encargan la startup Aleph Farms o la cocina innovadora The Chicken, de la empresa SuperMeat, que ofrece una experiencia única en la que se puede degustar de primera mano una sabrosísima hamburguesa de pollo frito cultivado.

Ambas compañías, ubicadas en el parque tecnológico Rehovot al sur de Tel Aviv, buscan reducir el sufrimiento animal y el impacto medioambiental, ya que la carne cultivada disminuye la huella de carbono, así como el uso del agua y del suelo.

Tal y como recalca Neta Lavon, directora de tecnología y vicepresidenta de I+D de Aleph Farms, la gente debe “estar dispuesta” a probar este tipo de carne. La compañía presentó su primer filete cultivado en diciembre de 2018 y el primer chuletón en febrero de 2021. Lavon admite que los jóvenes están “más abiertos” a ello. De acuerdo con una encuesta expuesta por la empresa, el 49% de los jóvenes de la denominada generación Z estarían dispuestos a probar esta carne, frente al 33% de personas de una edad más avanzada que no la probaría.

Aleph Farms es una compañía con una visión muy futurista. Prueba de ello fue su colaboración con 3D Bioprinting Solutions en 2019 para desarrollar la primera carne cultivada en el espacio. La empresa incluso ha llevado a cabo experimentos en el espacio para probar las condiciones en gravedad cero. Igualmente, se presenta como una opción para las futuras y posibles colonias en otros planetas, así como para los astronautas.

Otro aspecto positivo de la carne cultivada es que también la pueden consumir ciertas personas veganas. Aquellas que lo son por motivos éticos y porque están en contra del maltrato y sufrimiento animal pueden disfrutar de esta innovadora y sabrosa carne creada en el laboratorio.

No obstante, la carne que sí es apta para todos los veganos es la producida por Redefine Meat. Los productos que comercializa la compañía ofrecen el mismo sabor y textura que la carne animal debido a los esfuerzos e investigación de los trabajadores que buscan garantizar una experiencia única y saludable mientras abogan por la sostenibilidad.

Redefine Meat está asociada con varios chefs de renombre galardonados con estrellas Michelín, como Ron Blaauw de Ámsterdam, Marco Pierre White de Londres, Joachim Gerner de Berlín o Shahaf Shabtay de Israel.

Pero la innovación de las empresas de tecnología alimentaria del país va más allá de la carne. Producir miel sin necesidad de abejas es otro de los objetivos que ha conseguido Bee-io, una de estas pioneras compañías israelíes. Bee-io defiende que el método actual de producción de miel pone en peligro a las abejas. Según asegura Ofir Dvash, CEO de empresa, la apicultura masiva actual no ayuda a las abejas, por el contrario, le quita el alimento -la miel- durante el invierno. Dvash explica que existen miles de especies de abejas, pero tan solo 7 hacen miel, por lo que el ser humano tiende a reproducir las que producen el alimento desplazando al resto y disminuyendo la diversidad.

La miel que produce Bee-io solo contiene ingredientes naturales procedentes de las flores. Como resultado, se pueden crear varios tipos de miel dependiendo de las plantas con un sabor más intenso y especial, como miel de eucalipto, cítricos, lavanda o café.

“Más limpia, mejor y con ingredientes más sanos. Sin dañar a las abejas y anti-bacterial”, así presenta el producto Dvash antes de ofrecer una serie de deliciosos alimentos elaborados con la miel de Bee-io.

Al igual que Bee-io se encarga de producir miel sin abejas, otras empresas como Imagindiary o Wilk elaboran leche sin necesidad de vacas. Esta última, además trabaja para crear leche materna a base de células.

Además de cuidar el medio ambiente, las empresas israelíes de tecnología alimentaria abogan por una dieta más saludable. Este es el caso de Better Juice o Blue Tree, dos compañías que trabajan por reducir el azúcar de los zumos naturales. Por otro lado se encuentra Innovopro, una startup que produce alimentos basados en la proteína que posee el garbanzo, un alimento base de la dieta de la región.

Dentro de estas iniciativas que fomentan un estilo de vida saludable mientras se preocupan por el medio ambiente se encuentra también Anina, una startup que ha hecho de la comida sana todo un arte. Tecnología y diseño se unen para crear alimentos sanos y sostenibles. ”Creamos arte”, remarca Anat Natán, CEO y cofundadora.

La industria alimentaria está cambiando. Una parte de la sociedad es consciente de los efectos que puede tener el cambio climático dentro de unos años. No obstante, algunas de estas consecuencias ya se pueden sentir en la actualidad con las numerosas olas de calor o las sequías.

Al igual que una parte de la ciudadanía, ciertas empresas -como las que hemos visto- están abogando por la sostenibilidad y esforzándose por reducir la huella ecológica mientras mantienen la calidad en sus productos en aras de los consumidores. Hoy en día, con el crítico panorama medioambiental son más importantes que nunca. Son las compañías del mañana, del futuro. Empresas que están contribuyendo a dejar un mundo más verde, ecológico y sano a las futuras generaciones. Por su labor y responsabilidad social, dichas compañías deberían recibir financiación por parte de los gobiernos -algo que ocurre en el caso de Israel-, así como de inversores internacionales. Apostar por estas empresas es apostar por la sostenibilidad y el futuro de nuestro planeta, el único que tenemos.