La inflación se dispara en Turquía
La crisis económica avanza a pasos agigantados en Turquía. La inflación galopante que atraviesa el país otomano ha tirado por tierra las previsiones de los expertos para el pasado mes de junio, un motivo que ha reabierto el debate en torno a la subida de los tipos de interés rechazada por el presidente Erdogan.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) aumentó un 17,5% anual y un 1,94% mensual. Por su parte, el Índice de Precios al Productor (IPP) hizo lo propio en un 42,89% anual y superó un crecimiento del 4% en los últimos 30 días, según los datos publicados este lunes por el Instituto de Estadística de Turquía (TÜIK).
Se trata de la mayor subida del IPP desde octubre de 2018, un aumento de precios anual que ha rebasado las estimaciones de las autoridades y expertos. Estos últimos barruntaban un incremento aproximado de entre el 16,8 y el 17%.
El ministro de Tesoro y Finanzas turco, Lütfi Elvan, mostró su preocupación acerca de la creciente brecha que separa los precios al productor y al consumidor. “La inflación es el principal obstáculo para un crecimiento calificado y sostenible”, declaró el titular de economía.
Elvan reveló que el Ejecutivo ve la inflación “como una batalla que debe ganar” para la prosperidad del país. En este sentido, Turquía pretende rebajar la tasa de inflación hasta el 8%, tal y como recoge el nuevo programa económico hecho público por el Gobierno otomano.
Sin embargo, la inflación en el sector alimentario, que abarca una cuarta parte del consumo para las familias turcas, creció un 20% frente al 17% registrado en mayo. Las cifras superan con creces los objetivos fijados por el Banco Central en materia de inflación para finales de año, que se sitúa en torno al 13%.
Además, el coste del transporte y los bienes de uso doméstico también se ha disparado a lo largo del último mes con una subida del 26% interanual. En este contexto, se espera que el aumento de los precios de la gasolina, el gas natural y la electricidad registrados a principios de julio incidan de forma directa sobre el encarecimiento de los precios.
El gobernador del Banco Central de Turquía, Şahap Kavcıoğlu, se pronunció al respecto la semana pasada para asegurar que los datos publicados por el Instituto de Estadística no afectarían en absoluto a su pronóstico para final de año, aunque reconoció que la inflación podría aumentar más de lo esperado en los meses de julio y agosto.
La debilidad de la lira es, según los expertos, uno de los causantes principales de la acuciante inflación. La moneda turca se contrajo a principios de junio un 3% hasta alcanzar las 8,88 liras por dólar y registró un nuevo mínimo histórico.
Las declaraciones de Erdogan, en las que anunciaba una nueva reducción de los tipos de interés por parte del Banco Central de Turquía, provocaron la caída. “Es un imperativo que bajemos los tipos de interés. Para ello, llegaremos a julio y agosto más o menos para que los tipos empiecen a bajar”, declaró entonces el presidente.
La postura tradicional respecto de la subida de los tipos de interés defiende que estos reducen la inflación, ya que la gente estaría menos dispuesta a solicitar préstamos. Los expertos coinciden, además, en que Turquía debe mantener los tipos altos para evitar que los precios se descontrolen, más aún tras el estancamiento de la inflación en los dos dígitos desde hace más de tres años.
No obstante, el presidente turco sostiene que unos tipos de interés más altos provocarían un aumento inflacionario. Según esta versión, cualquier recorte de los tipos disminuiría los costes de producción y haría bajar los precios al consumidor. Aunque los recortes prematuros de los tipos acometidos en el pasado se tradujeron en un debilitamiento de la lira.
Los expertos prevén que la tasa de inflación podría rondar o incluso superar el 19% en los próximos meses, unos datos que presionarían al Banco Central y resucitarían el debate sobre la subida de los tipos.
Las declaraciones del presidente insuflaron el nerviosismo a los mercados y provocaron la debilitación de la moneda. Además, sus últimas decisiones en materia económica han preocupado a los inversores, que denuncian la falta de independencia de la máxima institución económica del país.
Kavcıoğlu es el cuarto gobernador del Banco Central en menos de dos años. El exdiputado del AKP sustituyó en marzo al prestigioso exministro de Finanzas, Naci Ağbal, tras varios encontronazos con Erdogan por subir los tipos de interés sin el visto bueno del presidente que sí obtuvieron la aprobación de los inversores.
Aunque los datos publicados por el TÜIK obligan a Kavcıoğlu a seguir los pasos de su predecesor al frente de la organización y subir los tipos de interés para respaldar a la lira. Esta hipotética decisión agrietaría las relaciones entre el Gobierno y la institución.
Desde la llegada de Kavcıoğlu, el Banco Central ha mantenido contra todo pronóstico una retórica contraria a los posicionamientos de Erdogan. Sin embargo, el organismo ha rechazado el confrontar directamente al Ejecutivo y no proceder con el aumento de los tipos.
En cualquier caso, la decisión definitiva se conocerá el próximo 14 de julio, cuando se reúnan los miembros de la entidad para debatir sobre la fijación de los tipos y definir la política económica del Banco Central para los próximos meses en un contexto poco favorable para Turquía.
