Chad se sumió hace 16 meses en un período convulso. Por primera vez en más de tres décadas, Idriss Déby dejaba de estar al mando de la nación sahelo-sahariana. El longevo presidente fue abatido en circunstancias aún sin aclarar en la región occidental de Kanem, en el campo de batalla, según la versión oficial, un sitio que frecuentaba para alimentar su imagen combativa e insuflar ánimos a sus tropas, mientras el Ejército combatía contra el Frente para el Cambio y la Concordia (FACT, según sus siglas en francés), un grupo rebelde radicado en Libia. Tras su abrupto fallecimiento, el poder recayó sobre su hijo, el teniente general Mahamat ‘Kaka’ Déby, respaldado por el estamento militar y sus aliados internacionales. El nombramiento, sin embargo, quebrantaba el mandato constitucional, que señalaba como sucesor directo al líder del Parlamento, Haroun Kabadi, estrecho aliado del difunto presidente. Un golpe de Estado ‘light’, suave, que apenas generó reacciones hostiles a nivel regional.
Pero la sucesión paternofilial no hizo sino acentuar el descontento de la reprimida oposición civil, fuertemente galvanizada por cuestiones étnicas o políticas de largo recorrido. Además, decenas de milicias armadas contrarias a la prolongación del régimen anterior, asegurada por ‘Kaka’, se levantaron en armas contra la junta militar instalada en Yamena y comenzaron a hostigar a las Fuerzas de Seguridad chadianas, quienes a su vez respondieron con operaciones militares en los países vecinos destinadas a derribar a las organizaciones rebeldes. La espiral de violencia originada en abril de 2021 amagó con atenuarse en marzo de este año, cuando dieron comienzo en la capital catarí de Doha las negociaciones para encarrilar el diálogo nacional en un país determinante para combatir la amenaza yihadista en el Sahel.
Cinco meses después del inicio de las conversaciones, auspiciadas por Qatar, existe un principio de acuerdo entre la junta castrense y la oposición. El Consejo Militar de Transición (CMT), liderado por Mahamat Déby, ha sellado este lunes en Doha un pacto para la paz con más de 40 grupos disidentes en virtud del cual se establece un alto el fuego indefinido en Chad. Las partes han acordado cesar las operaciones militares de inmediato. Yamena adoptará una ley de amnistía para los rebeldes y revisará la Constitución y el Ejército, además de comprometerse a formar un Gobierno de reconciliación nacional. A cambio, la oposición pondrá en marcha el proceso de desarme y desmovilización. Después de dos intentos previos en mayo y junio, a la tercera fue la vencida.
J'ai eu ce matin à Doha, un tête-à-tête avec l’Emir du Qatar, Son Altesse Cheikh Tamim Ben Hamad Al Thani... 1/2 #Tchad #Qatar pic.twitter.com/U9igsPkrBC
— Mahamat Idriss Deby Itno (@GmahamatIdi) August 6, 2022
La mayoría de los grupos rebeldes con presencia en la mesa de negociación de Doha han estampado su rúbrica sobre el documento. Sin embargo, entre ellos no estará presente el del Frente para el Cambio y la Concordia, que ha rechazado los términos y condiciones impuestas en el borrador definitivo, alegando a través de un comunicado que los participantes en las negociaciones no serían tratados con igualdad. El FACT, involucrado presuntamente en la muerte del expresidente Idriss Déby, es el grupo opositor más importante del país y su ausencia pone en peligro la eficacia del acuerdo. Aunque se mostró abierto al diálogo “en cualquier momento y lugar”.
Las 18 plataformas político-militares opositoras que, junto al FACT, no han aceptado los términos del acuerdo concretados en Doha, se han concentrado en torno a esta organización para emitir un comunicado conjunto expresando su punto de vista y explicando de forma pormenorizada su negativa. "La delegación del Gobierno no tuvo en ningún momento la intención de llevar a cabo un diálogo sincero que nos hubiera permitido formar parte del Diálogo Social Inclusivo y Soberano (DNIS, por sus siglas en francés)", trasladó el frente opositor, que culpabilizó a la junta militar por decretar de forma unilateral el nombramiento de los miembros del comité encargado de definir las condiciones de la transición política.
Qatar, el mediador que ha conducido las negociaciones, presionó con la aquiescencia del mando militar chadiano al líder del FACT, Mahamat Mahdi Ali, para que acudiera a la mesa de negociación de Doha. Eso suponía que el fundador del grupo rebelde, exiliado en Francia durante más de 25 años y exmilitante del Partido Socialista (PS), dejara atrás por unas horas su remoto refugio en el Sáhara libio. La falta de garantías para su seguridad y el desacuerdo en el contenido frustraron su desplazamiento. Quienes sí han acudido a la capital catarí han sido el Movimiento por la Democracia y la Justicia en Chad y la Unión de Fuerzas para la Democracia y el Desarrollo, entre otros.

El acuerdo suscrito por las partes no es el idóneo, aunque contente ‘a priori’ a las partes. Varios puntos se han quedado en el tintero, como por ejemplo la composición del comité organizador del Diálogo Nacional, la carta de transición o la reforma de las Fuerzas Armadas. Entre las reivindicaciones de la oposición, ha habido una que se ha repetido hasta la saciedad, pero que finalmente no ha sido incluida: que Mahamat ‘Kaka’ Déby no se postule a las próximas presidenciales. El Consejo Militar de Transición (CMT) responde que eso deberá ser decidido en el seno del futuro órgano de Diálogo Nacional.
Los constantes desencuentros han propiciado la convocatoria de protestas masivas en las calles por parte de la oposición contra el estamento castrense, encargado de pilotar el período transicional de 18 meses abierto tras la muerte del expresidente y anunciado por su vástago. La manifestación más destacada hasta la fecha ha sido la organizada en mayo por la plataforma civil Wakit Tama, contraria a la presencia de Francia en el país, a quien acusa de haber sostenido el régimen de Déby. Las movilizaciones han sido reprimidas con dureza por las Fuerzas de Seguridad, y se ha registrado un aumento significativo de las violaciones de los derechos humanos en los últimos meses, según Human Rights Watch (HRW).
A partir del próximo 20 de agosto darán comienzo en Yamena las conversaciones para allanar el camino hacia unas elecciones presidenciales con garantías, según las autoridades cataríes. El período de transición finaliza en septiembre, un factor a tener en cuenta que ejerce presión sobre las partes para poner en marcha lo acordado. Además, el país africano atraviesa oficialmente desde junio una emergencia alimentaria, agravada por la invasión rusa de Ucrania. Al menos uno de cada tres chadianos sufre inseguridad alimenticia, chadianos que necesitan los servicios del Estado para subsistir.