La videoconferencia organizada por la Comunidad Musulmana Ahmadía trató el origen de las injusticias relacionadas con el islam en el Magreb y Oriente Medio

La justicia religiosa en un mundo hostil

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¿Por qué las religiones mantienen sus valores pacíficos cuando son minoritarias y los dejan atrás cuando alcanzan el poder? Este es, quizá, uno de los interrogantes principales que subyace del debate religioso. Las disputas relacionadas con la fe son comunes a lo largo del planeta, y cada vez surgen más focos de conflicto en diversas regiones.

‘La justicia en un mundo injusto’, el seminario virtual organizado por la Comunidad Musulmana Ahmadía, abordó el jueves esta y otras incógnitas de la experiencia religiosa en un mundo hostil para las creencias minoritarias.

El panel de ponentes estuvo conformado por el portavoz de la Comunidad Ahmadía, Qamar Fazal; Manuel Torres Aguilar, director de la Cátedra UNESCO de Resolución de Conflictos, y el reportero en zonas de conflicto Karlos Zurutuza. Asimismo, también intervino Mansur Ata Ilahi, integrante de renombre de la sociedad musulmana.

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Qamar Fazal inició la videoconferencia con la recitación de dos versículos del Corán sobre la justicia para enmarcar el debate. “La Paz y la estabilidad del mundo está amenazada y sometida a riesgos continuos. En algunos países, los líderes y los Gobiernos no cumplen los derechos de sus pueblos y les afligen graves crueldades e injusticias”, arrancó el portavoz.

En esta línea, Fazal denunció el “desorden” que sufre el planeta con la proliferación de armamento, división y enfrentamientos directos que vienen produciéndose en distintas regiones. “Nosotros, como musulmanes ahmadíes, sentimos que parte de este desorden se centre alrededor de los autodenominados países árabes y se asocie este caos con el islam”.

“Es una tragedia de proporciones gigantescas que estos supuestos eruditos musulmanes busquen justificar falsamente sus actos llenos de odio y de malicia en nombre del islam”, afirmó Fazal. 

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Contrariamente a la perspectiva actual, Torres argumentó que las religiones son un tratado de paz en sí mismas, aunque en ocasiones son manoseadas como pretexto para impulsar determinadas acciones en su contra.

Este hecho ha provocado que muchos vinculen los valores del islam con el extremismo y la violencia. Para el portavoz de la Comunidad Ahmadía, la solución pasa por acudir “la fuente primaria”, esto es, el Corán, para comprobar si estos son verdaderamente los preceptos islámicos.

Fazal reivindicó el papel de Naciones Unidas como protectora de las naciones más débiles, sin embargo, también criticó el funcionamiento del organismo: “No debería ocurrir que algunos países ejerzan un poder e influencia indebidos o que miembros permanentes del Consejo de Seguridad se preocupen tan solo de sus intereses y utilicen el poder del veto, aunque choque con los de la mayoría”. 

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"Los Gobiernos autodenominados musulmanes han fallado a su gente”, sentenció Fazal. Algunas potencias venden armas a Estados árabes mientras que otros hacen lo propio con los grupos rebeldes. Para el portavoz de la organización, lo único importante es que “los cheques de los proveedores de armas sean buenos para que miles de millones se agreguen a sus presupuestos nacionales”.

Torres advirtió que “el mundo no es injusto, sino que se cometen injusticias”. Las disputas tienen su origen en la finitud de los medios para satisfacer o cubrir todas las necesidades, según el experto de la UNESCO.

“Para la resolución de conflictos es vital entender el punto de vista del otro”, sentenció Torres. Para el catedrático esta es una de las grandes deudas pendientes de la humanidad para la que no consigue encontrar una respuesta nítida. “A lo mejor es nuestro hábitat natural a la hora de relacionarnos”.

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Sin embargo, Torres se mostró optimista en cuanto a la evolución del ser humano: “Si analizamos los conflictos militares que existen en el mundo no son ni más graves ni más numerosos que los que había hace 200 años”. En cualquier caso, las consecuencias pueden ser más devastadoras.

Corresponde al catedrático de Historia del Derecho y director de la Cátedra UNESCO de Resolución de Conflictos la reflexión de partida: “¿Por qué todas las religiones predican y practican valores como el amor, la paz y la justicia cuando son minoritarias y cuando son mayoritarias olvidan todos esos principios?”.

La historia del cristianismo y del islam respalda esta tesis. “Cuando [las religiones] se relacionan con el poder acaban imponiendo sus dogmas”.

Con más de 20 años de experiencia en la cobertura de conflictos, el reportero Karlos Zurutuza hizo tangibles los términos del debate. El periodista trasladó la situación que atraviesan los ahmadíes y los cristianos –entre otros grupos religiosos minoritarios– en Pakistán, perseguidos por la etnia dominante suní de los punyabíes. Aunque, para Zurutuza, este hecho forma parte de una dinámica global “de persecución al diferente”.

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Las armas legales para la persecución de las minorías étnicas y religiosas en el país, según Zurutuza, son las leyes de blasfemia, publicadas durante la ocupación británica con el fin de proteger a las diversas creencias que componían el mapa pakistaní. Sin embargo, la legislación fue modificada dos siglos después para proteger exclusivamente al islam suní, “al islam más ortodoxo”.

Por tanto, todo aquel que no está amparado por esta ley “es susceptible de ser perseguido”, como el caso de un joven cristiano que fue linchado hasta la muerte por bañarse en un depósito de agua propiedad de una familia punyabí. “El asesinato se permite porque es gratis”, sentenció el periodista.

Zurutuza compartió experiencias similares con la comunidad ahmadí en Argelia, o con los kurdos en Siria hace una década. El reportero subrayó que esta problemática se extiende en la actualidad por la zona del Magreb y cada vez más en Marruecos. “Una vez que se abre esa veda, cada vez es más fácil perpetrar las hostilidades”.

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“Yo llevo dos décadas en esto y me da la sensación de que es imposible dar abasto”, agregó Zurutuza. “Me da la sensación de que los focos cada vez son más y que estallan cada vez más rápido”. El reportero cree que la respuesta a esta espiral de violencia viene precedida de la transición de un mundo bipolar a un mundo multipolar con cada vez más focos de intereses individuales.

El paliativo reside, según Zurutuza, en la educación. “No hay mejor manera de controlar a la población que manteniéndola analfabeta”, por lo tanto, la formación académica y moral debe ser el vehículo para la convivencia pacífica y el desarrollo de unas sociedades mejor cohesionadas.

Mansur Ata Ilahi concluyó en este sentido tras añadir que “la educación por sí sola no vale, sino que debe conllevar una serie de valores y contener un mensaje religioso”. El principio de responsabilidad que inspira el mensaje religioso es capital para el integrante de la Comunidad Musulmana Ahmadía.