Se han impuesto multas a medios por retransmitir entrevistas con líderes de la oposición política

La libertad de prensa, cada vez más amenazada en Turquía

AFP/ADEM ALTAN - El 10 de marzo de 2020, los periodistas se reunieron frente al Tribunal de Ankara detrás de una pancarta que decía en turco “el periodismo no es un delito”

Un nuevo golpe a la libertad de expresión en Turquía ha tenido lugar esta semana. El Consejo Supremo de la Radio y la Televisión turca, un ente dependiente del Gobierno, ha impuesto la sanción máxima al canal Halk TV por emitir una entrevista con la presidenta provisional de la Oficina de Estambul del Partido Republicano del Pueblo (CHP), Canan Kaftancıoğlu, quien aseguró durante su intervención que el mandatario turco, Recep Tayyip Erdogan, no ganará las próximas elecciones, por lo que tendrá que abandonar el cargo. “De hecho, hay una verdad, que es que, durante las próximas elecciones, ya sea temprano o no, nuestra gente se ha vuelto verdaderamente consciente de lo que está sucediendo: déjenme decirles que veo un cambio pronto en el poder, y no solo en el poder, sino también en todo el sistema”, fueron sus palabras exactas, recogidas por el medio Al-Ain.

Como consecuencia, se ha sancionado a la estación Halk TV con la prohibición de emitir los cinco próximos programas del formato “Sözüm Var” -que en español significa “llamado”-, presentado por Şirin Payzın, así como con una multa administrativa de la que, por el momento, se desconocen más detalles. 

Lo que alega el Consejo Supremo es que su mensaje puede implicar “un golpe de Estado”, que “en la pantalla de una emisora nacional es incompatible con la responsabilidad de la transmisión pública”, según ha informado el medio local Star. El ente “no consideró correcto que el moderador del programa no interfiera con las palabras y, además, aprobara las declaraciones […] Revelando el hecho de que las implicaciones y connotaciones no democráticas pueden ser una fuente de miedo y ansiedad para el público y al mismo tiempo aumentar los sentimientos de odio y enemistad en la sociedad, puede conducir a que el público interrumpa el orden público y provoque una crisis social y política”, exponen desde dicha publicación según las fuentes del Consejo.

Las declaraciones de Kaftancıoğlu, además, “ignoran la voluntad nacional, apuntan al gobierno elegido por el pueblo y dicen que gobiernan por métodos antidemocráticos”, considera el ente gubernamental. 

Pero este movimiento del organismo público no ha sido aislado en las últimas semanas. También el canal News of Turk fue multado por retransmitir una entrevista al líder del partido opositor turco Al-Khair, Miral Aksinar, quien mostró posteriormente en Twitter su descontento: “Prohibe las opiniones, Erdogan? […] ¿No crees que las urnas dirán la última palabra?”, escribió en la red social.

Del mismo modo, se han detenido las transmisiones de hasta otras ocho cadenas de televisión -Doruk TV, Yalova TV, Kanal Çay, Nisa TV, 1 An TV, Vadim TV, Ber TV y Super TV-, aunque por otros motivos: se le acusa de “comercializar con productos falsos, ignorando la salud pública, defraudando al ciudadano y obteniendo ganancias injustas”. 

Además, cabe destacar que el deterioro de la libertad de prensa en Turquía se ha acelerado con el estallido de la crisis del coronavirus en el país. “El presidente turco parece estar utilizando la COVID-19 como pretexto para deshacerse de los pocos medios críticos que todavía quedan en su país. Los políticos y periodistas de la oposición temen una nueva ola de censura”, alertan desde el periódico alemán Deustche Welle.

De hecho, el mandatario ha llegado a señalar a los medios como “más peligrosos que el virus”, puesto que “en lugar de contribuir a la lucha contra la pandemia, los periodistas estaban arrojando información falsa”, “librando una guerra contra su propio país” y “trabajando día y noche para romper la moral de la nación”. También les ha amenazado con que terminarían “ahogándose en sus propios charcos de odio e intrigas junto con las organizaciones terroristas”.

En esta línea, en el informe publicado por Amnistía Internacional con motivo de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa -3 de mayo-, se denuncia que “la crisis de la COVID-19 ha agregado una nueva capa a los ataques a la libertad de los medios de comunicación con periodistas detenidos en todo el país bajo el pretexto de combatir la información errónea”. La investigación señala que cerca de 18 páginas web de noticias han sido cerradas en el último mes, así como que se ha prohibido acceder a docenas de informes publicados online.  

Cabe recordar, en este punto, que, en los dos últimos años, se han clausurado en Turquía más de 175 medios de comunicación, dejando sin trabajo a más de 12.000 profesionales de la información, lo que ha provocado que la tasa de desempleo en el sector se eleve a máximos históricos, según datos del Instituto de Estadística de la nación euroasiática. 

En la última clasificación mundial sobre la libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Turquía ocupó el puesto 154 de 180. 

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